_
_
_
_

Irán castigará con tratamientos en una clínica a las mujeres que no usen el hiyab

Ahou Daryaei, la estudiante de la Universidad Libre de Teherán que se desnudó para protestar contra el código de vestimenta, fue internada en un hospital psiquiátrico

Mujeres Iran
Una mujer con velo pasa junto a un mural del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria de Irán en la plaza Palestina de Teherán, el 18 de octubre de 2024ABEDIN TAHERKENAREH (EFE)
Luis Carlos Pinzón

Irán da un paso más en la represión de las mujeres que no usan el hiyab ―obligatorio en el país― con un plan para someterlas a tratamiento en una clínica. El Gobierno ha anunciado la creación de un centro que llama de “rehabilitación” porque sostiene que rechazan el velo por “presiones ambientales” y se ven “obligadas a elegir ropa por fuera de los límites de la sharia”. La jefa del Departamento de Mujeres y Familia, Mehri Talebi-Darestani, afirma que las propias mujeres y niñas piden un “entorno de celo, modestia, castidad y hiyab”, pero no ha aclarado si el paso por esa clínica implicará un internamiento por incumplir la ley islámica.

La muerte de la joven Mahsa Amini en 2022, cuando estaba bajo custodia policial por llevar mal colocado el velo, desató una oleada de protestas en Irán bajo el lema Mujer, Vida y Libertad. Numerosas mujeres dejaron de llevar el velo y han sido perseguidas y castigadas por la llamada policía de la moral.

La apertura de la clínica de “tratamientos científicos, servicios psicológicos y asesoramiento”, según la define en Gobierno, se produce apenas dos semanas después de la detención de Ahou Daryaei, una estudiante iraní de 30 años que fue arrestada en la Universidad Libre de Teherán tras desnudarse hasta quedarse en ropa interior en protesta contra el código de vestimenta. Las autoridades aseguraron que Daryaei era una persona “con problemas” que recibiría “tratamiento” psicológico. El nuevo establecimiento será supervisado por el Ministerio del Bien y la Prohibición del Mal y prestará “servicios” que incluirán el asesoramiento individual, reuniones de grupo y talleres de capacitación en el “manejo de las presiones sociales”, orientados a las “personas que sufren estrés o contradicciones internas”.

En la lectura de Talebi-Darestani, en el hospital se “ayudará” a las mujeres que “hayan decidido” llevar hiyab pese a la presión social. La clínica, dice, pondrá énfasis en “la dignidad de las queridas mujeres”, para lo cual apoyará “la elección consciente de ropa saludable, centrándose en los valores islámicos e iraníes”. El Gobierno, con todo, califica de “opcionales” estas terapias.

Después de la muerte bajo custodia policial de Amini, de 22 años, más de 22.000 personas fueron detenidas y siete fueron ejecutadas en la horca.

La gente se reúne en las calles para protestar por la muerte de Mahsa Amini el 19 de septiembre de 2022 en Teherán.
La gente se reúne en las calles para protestar por la muerte de Mahsa Amini el 19 de septiembre de 2022 en Teherán.Getty Images (Getty Images)

Esta no es la primera vez que el Gobierno intenta presentar la decisión de las mujeres sobre el velo como un problema de salud pública. En 2022, varias fueron condenadas a costearse una terapia psicológica por no usar el hiyab y, según informó en su momento el diario semirreformista Shargh Daily, una médica fue obligada a limpiar el Ministerio del Interior durante 200 horas después de haber sido identificada en su coche sin velo. Algunas de las artistas que publicaron fotos sin hiyab en protesta por la muerte de Amini también fueron obligadas por la justicia a acudir semanalmente a centros psicológicos.

De acuerdo con la normativa penal iraní, las mujeres no pueden mostrar el cabello y deben vestir ropas anchas. De no hacerlo, pueden ser multadas hasta con 1.800 euros y condenadas hasta a dos meses de prisión. En caso de reincidencia, pueden recibir incluso hasta 74 latigazos. Tras la represión de las protestas, un creciente número de mujeres ha liderado un movimiento de desobediencia civil en el que retan a las autoridades al salir a la calle sin el hiyab. Un movimiento que el Gobierno busca confinar en la nueva clínica de “rehabilitación”.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Luis Carlos Pinzón
Latinoamericano. Periodista de la sección Internacional. Es abogado (Universidad del Rosario, Bogotá), máster en Derecho Constitucional (CEPC, Madrid) y sumiller profesional (Gato Dumas, Bogotá). Trabajó en la Corte Constitucional y el Senado de la República de Colombia. En la actualidad, cursa el máster en Periodismo (UAM/EL PAÍS, Madrid). 
Rellena tu nombre y apellido para comentarcompletar datos

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_