Los socialistas europeos darán por roto el acuerdo para la nueva Comisión si no cesan las maniobras del PPE contra Ribera
El grupo popular exige ahora que la socialista se comprometa a dimitir de su cargo en el Ejecutivo comunitario si resulta imputada por la gestión de la dana. Von der Leyen mantiene la confianza en la española, designada como su vicepresidenta primera, y en que prospere el diseño del próximo Ejecutivo comunitario
El proceso de formación de la nueva Comisión Europea corre riesgo real de colapso por las maniobras del Partido Popular español contra la ministra Teresa Ribera, destinadas a tapar su gestión regional (del PP) de la dana en Valencia. Los socialistas europeos acusan al PPE (Partido Popular Europeo) de romper la mayoría y de alinearse con los ultras en el cuestionamiento y las votaciones sobre Ribera, y de moverse para dinamitar el pacto que habían alcanzado para votar a los candidatos a las vicepresidencias comunitarias, que se examinaron este martes en Bruselas.
Los populares ahondan en su estrategia contra la ministra española y le exigen que dé explicaciones en el Congreso español sobre las inundaciones de Valencia (algo que ella tiene previsto a petición propia el miércoles 20). Pero ahora añaden una petición adicional: que se comprometa a dimitir si resulta imputada por la gestión de la dana. Organizaciones de ultraderecha han denunciado ya a Ribera por su gestión de la dana. El argumento de los populares es que un proceso judicial dañaría y ensombrecería el nuevo Ejecutivo comunitario y que hay que despejar cualquier duda antes de que lo integre.
La tensión sigue al máximo. Las posiciones son totalmente opuestas. “Se ha roto completamente la confianza con el PPE”, dicen fuentes socialdemócratas. La presidenta del Paramento Europeo, Roberta Metsola, se reunirá esta noche con los líderes de los grupos políticos para tratar de desencallar la situación. Los jefes de los tres tradicionales grupos proeuropeos en el Parlamento Europeo —PPE, socialdemócratas (S&D) y los liberales de Renew— han tratado ya el asunto este miércoles, junto a la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, para decidir sobre los tormentosos pasos a seguir en la evaluación de Ribera y los seis candidatos que aún deben recibir la luz verde de las comisiones parlamentarias. Pero la cita, que sigue a la audiencia de Ribera en la Eurocámara, plagada de durísimas críticas de ultras y conservadores, ha concluido sin acuerdo.
El diálogo no se ha roto, pero no ha avanzado un ápice. El acuerdo alcanzado por PPE, S&D y Renew —que junto a Los Verdes sustentan la mayoría que aprobó a Von der Leyen para un segundo mandato en julio— preveía que se votase este miércoles a los candidatos pendientes en forma de paquete, para conformar el puzle sin que ninguno tuviera ventaja sobre el candidato de otro grupo y lo desechase. Con las objeciones que han sacado en las últimas horas los populares, hay ya muy pocas posibilidades de que la situación se reconduzca antes de la próxima semana, justo el aplazamiento que quería el PPE.
Se mantiene así el pulso por Teresa Ribera, la gran pieza de los socialdemócratas en la Eurocámara y sobre la que el PP quiere lanzar la sombra de que podría llegar a ser imputada por la dana. Mientras, los socialdemócratas presionan para que, dentro de ese paquete de negociación, se quite peso al candidato italiano a videpresidente, Raffaele Fitto, designado por la ultraderechista Giorgia Meloni, que Von der Leyen quiere como vicepresidente de Fondos de Cohesión; y también al húngaro de extrema derecha Olivér Varhelyi, comisario de Salud y Bienestar Animal. S&D asegura que no dará sus votos a la ultraderecha. “Es una línea roja”, afirman.
“El PPE tendrá que explicar a los ciudadanos de Europa por qué rompe la histórica mayoría proeuropea y si realmente quieren ponerse del lado de los populistas de extrema derecha”, afirman los eurodiputados del grupo parlamentario S&D en un comunicado emitido este miércoles. “El futuro de Europa está en nuestras manos. Estamos dispuestos a asumir nuestra responsabilidad y actuar en el interés proeuropeo por los ciudadanos que depositan su confianza en nosotros en las elecciones. Corresponde al PPE explicar dónde están”.
La jefa de Renew en la Eurocámara, Valérie Hayer, ha advertido de que las negociaciones corren peligro de desbaratarse. “Denunciamos y lamentamos la actuación irresponsable de todas las fuerzas políticas que no contribuyen a una solución responsable y confiable”, ha dicho este miércoles en una breve comparecencia ante la prensa en la Eurocámara, en la que ha urgido a la presidenta de la Comisión a actuar “para tender puentes”.
Von der Leyen, que decidió designar a Ribera —elegida por el presidente español Pedro Sánchez, con el que tiene muy buena sintonía— como su número dos y le encomendó la vicepresidencia de Transición Limpia, Justa y Competitiva y la potente cartera de Competencia, se está implicando a fondo para sacar a delante sin grandes retrasos el nuevo Ejecutivo.
En cambio, el PP español —arropado por su grupo europeo: es el segundo partido nacional que más europarlamentarios aporta, solo por detrás de la CDU alemana de la propia Von der Leyen— está moviéndose a fondo para embarrar el proceso, pese a que la propia presidenta de la Comisión es de su familia política.
La conservadora alemana mantiene la confianza en Ribera. “Es la designada por las autoridades españolas para ser comisaria”, ha manifestado un portavoz del Ejecutivo comunitario. “El Parlamento Europeo tiene en curso un proceso de audición, y la presidenta ha dado su confianza a Ribera y la ha designado como vicepresidenta”, ha añadido, al tiempo que precisaba que nada ha cambiado tras la catástrofe de la dana en Valencia.
Estrategia de guerra total
Los populares españoles siguen una estrategia de guerra total contra Ribera para tapar la gestión del Gobierno del PP en la Comunidad Valenciana, dejarla tocada y que eso tenga impacto en el Gobierno central. Y, por ahora, sus compañeros conservadores europeos, capitaneados por el alemán Manfred Weber, se han prestado al juego. El PPE aspira a ganar poder en Europa si los populares españoles avanzan en España. Fuentes europeas creen que Weber, que ya tuvo un agrio enfrentamiento con Pedro Sánchez a finales del año pasado en la Eurocámara, quiere con el caso de Ribera debilitar también al presidente español, el único líder socialista con peso que queda en el Consejo Europeo, ya que el canciller alemán, Olaf Scholz, está en una muy mala posición y los socialdemócratas se enfrentan a elecciones anticipadas en Alemania el próximo febrero.
El escenario actual, con un PPE muy poderoso y un Parlamento Europeo con mucho más peso a la derecha que antes, aventura muchas peleas políticas. Weber ya ha roto el cordón sanitario para pactar con los ultras en algunos puntos.
En paralelo, Von der Leyen se mueve para evitar que todo colapse y que se resuelva lo antes posible, pese a las tensiones y los juegos políticos. Si descarrila, se puede poner en peligro la pronta formación de la Comisión. Y la conservadora alemana quiere que el Ejecutivo comunitario empiece a rodar el 1 de diciembre. Con un mundo en llamas, la guerra de Rusia contra Ucrania, la victoria de Donald Trump y la perspectiva de una escalada arancelaria contra la UE y la crisis en Alemania, donde se celebrarán elecciones anticipadas en febrero, hay prisa por acelerar.
Si las votaciones se retrasan hasta la próxima semana, aún daría tiempo a que el pleno del Parlamento Europeo se pronunciase sobre toda la Comisión en su último pleno de noviembre. Sin embargo, sería un mal comienzo, un revés a Von der Leyen y un precedente muy representativo de que se pueden usar las instituciones europeas para hacer política nacional.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.