EE UU y la UE presionan para un alto el fuego en Gaza tras la muerte del líder de Hamás
Biden pide en Berlín hacer “de este momento una oportunidad para buscar la paz y un futuro mejor” para la Franja palestina sin la milicia islamista
Es la hora del alto el fuego en Gaza, después de que los soldados israelíes matasen el jueves al líder de Hamás, Yahia Sinwar. Así lo creen Estados Unidos y los principales líderes europeos, que aumentan la presión sobre el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, con el mensaje de que aproveche el momento para buscar la paz.
Que logren convencerlo no está nada claro. Netanyahu ya ha dicho que “la misión no ha terminado”, aunque con la muerte de Sinwar “el mal ha sufrido un duro golpe”.
Algunos líderes occidentales hablan de “oportunidad”; otros, de “ocasión”; o de “nuevas perspectivas”. Pero el mensaje —un año después del ataque terrorista de Hamás contra Israel, que dejó unos 1.200 muertos, y de la respuesta israelí en la que han muerto más de 42.000 personas en Gaza— es parecido.
“Se lo dije al primer ministro de Israel ayer [por el jueves]: ‘Hagamos de este momento una oportunidad para buscar la paz, un futuro mejor para Gaza sin Hamás”, declaró el viernes el presidente de EE UU, Joe Biden, en una comparecencia en Berlín junto al canciller alemán, Olaf Scholz. Este coincidió: “Se abre ahora, esperemos, la perspectiva concreta de un alto el fuego en Gaza y de un acuerdo para la liberación de los rehenes de Hamás”.
Biden describió la muerte de Sinwar como “un momento de justicia”. “Tiene en sus manos la sangre de americanos, israelíes, palestinos, alemanes y tantos otros”, aseguró. “Joe: siempre hemos apoyado tus esfuerzos en este conflicto y lo seguiremos haciendo”, le dijo Scholz. “Nuestro objetivo conjunto es un proceso político creíble hacia una solución de los dos Estados, y para ello nos implicamos plenamente”.
En Bruselas, donde participaba en la cumbre de la Unión Europea, el presidente francés, Emmanuel Macron, describió la muerte de Sinwar como “un éxito militar para Israel”. Pero añadió: “Esta ocasión debe ser aprovechada para que todos los rehenes sean liberados y que por fin se pare la guerra”.
Macron se reunió en la tarde del viernes en Berlín con Scholz, Biden y el primer ministro británico, Keir Starmer. Según un comunicado, abordaron lo que llamaron las “implicaciones” del nuevo escenario. Son tres: la liberación “inmediata” de los rehenes, el fin de la guerra en Gaza y el acceso de los civiles a la ayuda humanitaria. Los términos del debate son entre un alto el fuego, que favorecen los participantes en la reunión de Berlín, o la continuación de la guerra.
Biden viajó a Berlín para su primera y probablemente última visita oficial a la ciudad. El viaje tenía que haberse celebrado una semana antes, pero el presidente de EE UU la aplazó para estar en su país durante el huracán Milton.
Adiós a una época
A tres semanas de las elecciones presidenciales en EE UU que elegirán a su sucesor, la visita tiene aires de despedida. Despedida de un presidente y de una época, pues “con él, dice adiós el último presidente para el cual la alianza transatlántica era algo que se daba por hecho”, escribe el diario Münchner Merkur. Tanto su vicepresidenta, Kamala Harris, como el expresidente Donald Trump, rivales en las presidenciales de noviembre, tienen un menor apego a Europa, por trayectoria biográfica y visión del mundo.
En una ceremonia solemne y emotiva en el palacio de Bellevue, sede de la jefatura del Estado, el presidente alemán, Frank-Walter Steinmeier, impuso a Biden la Gran Cruz de Honor de la República Federal. Biden recordó la caída del muro de Berlín hace 35 años, “uno de los grandes avances en la dignidad humana durante [su] vida”. “Alemania”, agregó, “nos enseñó que el cambio es posible”. Steinmeier elogió a su homólogo por haber “restaurado la alianza transatlántica” al llegar al poder en 2021, justo antes de la invasión de Ucrania por Rusia. “Fue un golpe de fortuna tenerle a usted en este momento”.
Pero Biden, como señala el Frankfurter Allgemeine Zeitung, ya es ahora “un pato cojo”, un presidente con escasa influencia, y en Berlín, París y Bruselas todo son cálculos sobre qué ocurrirá en función de quién le suceda tras las elecciones. Si gana la demócrata Harris, según el citado diario, “no cambiarán las grandes líneas de la política de Biden”, pero un regreso de Donald Trump a la Casa Blanca supondrá una vuelta del “aislacionismo” y el “escepticismo hacia las alianzas”.
Sea como sea, la impresión en Berlín y otras capitales europeas es que, sin Biden, que políticamente creció en la Guerra Fría y que veía en Europa el centro de los intereses de su país, nada volverá a ser igual en la relación con Estados Unidos. El diputado cristianodemócrata Norbert Röttgen subrayaba esta semana, en una conversación con El PAÍS, que, en caso de victoria de Trump, los europeos deberán adaptarse a la nueva situación en un “tiempo acelerado”, mientras que si gana Harris también habría cambios en la relación transatlántica, pero la adaptación podrá ser “un proceso”.
En algunas capitales existe la convicción de que, sin tener que enfrentarse a nuevas campañas electorales, Biden puede dar pasos en los últimos meses de su mandato que en otros momentos resultarían más complicados. Uno podría ser la invitación oficial a Ucrania para entrar en la OTAN, uno de los puntos centrales del plan para la victoria que el primer ministro ucranio, Volodímir Zelenski, ha empezado a desvelar esta semana. Tras la reunión en Berlín, EE UU, Reino Unido, Alemania y Francia evitaron pronunciarse sobre los detalles del plan.
“Debemos mantener nuestro apoyo [a Ucrania]”, instó en Berlín el presidente de EE UU. “Pienso que debemos continuar hasta que Ucrania gane una paz justa y duradera, acorde con la Carta de la ONU, hasta que, de nuevo, venza la dignidad humana”, añadió, conectando la guerra en Ucrania con la caída del Muro. Scholz subrayó los límites de este compromiso. “Nos aseguramos de que la OTAN no se convierta en una parte beligerante”, dijo, “y esta guerra conduzca a una catástrofe todavía mayor”.
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