El PP europeo vuelve a aliarse con la ultraderecha para fijar el calendario de audiencias de los nuevos comisarios de la UE
Los populares españoles votan en contra de Teresa Ribera en la primera parte del proceso, el análisis de conflicto de intereses, aunque no logran impedir que siga adelante su nominación
El Partido Popular Europeo (PPE) ha vuelto a romper el cordón sanitario y se ha aliado con los grupos políticos de extrema derecha para acordar el calendario de audiencias parlamentarias en las que deben ser confirmados, del 4 al 12 de noviembre, los comisarios designados para formar el nuevo equipo de Ursula von der Leyen, entre ellos la socialista española Teresa Ribera. El programa fijado la sitúa como una de las últimas del proceso, lo que puede dificultar el nombramiento de la socialdemócrata de más peso del futuro Ejecutivo europeo.
“El PPE está jugando a las dobles mayorías, con nosotros en algunos momentos y en otros con la extrema derecha. Lo que ha demostrado hoy es que la derecha y la extrema derecha tienen una posición común (…) el PPE está rompiendo el cordón sanitario”, ha denunciado la presidenta de los Socialistas y Demócratas (S&D), Iratxe García, tras la reunión en Estrasburgo donde se ha fijado la agenda de audiencias, del 4 al 12 de noviembre.
Una agenda que ha sido finalmente aprobada con los votos de una mayoría conformada por el PPE junto con los partidos más ultras del hemiciclo: los ultraconservadores de ECR de Giorgia Meloni; los más ultras aún de Patriotas por Europa —grupo creado por el primer ministro húngaro, Víktor Orbán, y la francesa Marine Le Pen, y al que está adscrito Vox— y el grupo Europa de las Naciones Soberanas, al que pertenece Alternativa por Alemania (AfD), según confirman varias fuentes conocedoras de la votación de la Conferencia de Presidentes de la Eurocámara, que se ha realizado a puerta cerrada al término del plenario en Estrasburgo.
“El PPE ha debilitado hoy a las fuerzas prodemocráticas y pro-UE del Parlamento Europeo”, ha lamentado también la copresidenta de los Verdes, Terry Reintke. “Han usado el apoyo de la extrema derecha para impulsar una agenda de derechas para las audiencias de los comisarios. Esto es lo contrario al cordón sanitario”, ha explicado en las redes sociales. También en X, los liberales de Renew han dejado asimismo claro que la mayoría que ha aprobado el calendario no contaba con su apoyo y han llamado a “todas las fuerzas democráticas y proeuropeas a reunirse de nuevo en torno a una agenda constructiva”.
Según el calendario aprobado, las audiencias de los seis vicepresidentes ejecutivos, entre ellos la española Ribera, serán el último día, el 12 de noviembre. De ser confirmada, la todavía vicepresidenta tercera española será la segunda persona con más poder en la Comisión tras Von der Leyen, dado que no solo está nombrada como vicepresidenta ejecutiva para Transición Limpia, Justa y Competitiva, sino que también tendrá la poderosa y codiciada cartera de Competencia. Pero el hecho de que su audiencia sea la penúltima —solo antes de la de la vicepresidenta del PPE, la finlandesa Henna Virkkunen, que de todos modos cuenta con una cómoda mayoría si la apoyan los ultras— ha desatado las suspicacias de los socialdemócratas europeos, que temen una nueva jugada de los conservadores que tanto se han opuesto a que la ministra española de Transición Ecológica obtuviera una cartera con temas de medio ambiente.
Con su maniobra junto a los grupos ultras, los conservadores han conseguido adelantar las votaciones de 13 de sus 14 designados —todos, salvo Virkkunen—, con lo que podrían garantizarse el voto de otras formaciones para sus candidatos sin, necesariamente, comprometer el suyo para Ribera, que en el último año ha estado constantemente en la mira del PPE. También el controvertido vicepresidente ejecutivo propuesto por la primera ministra italiana Giorgia Meloni, Regi Fitto, deberá someterse a las preguntas de los eurodiputados horas antes que Ribera, que es la “pieza fuerte de toda la familia socialdemócrata”, recuerda Iratxe García.
La presidenta de S&D ha denunciado en este sentido la “intencionalidad política” del calendario —su formación, junto con los otros grupos proeuropeos y que son los que en julio confirmaron ya a la conservadora Von der Leyen para un nuevo mandato al frente de la Comisión, abogaba por adelantar las audiencias de los vicepresidentes ejecutivos a las de los demás candidatos— y ha advertido de que las fechas acordadas “van a dar muchos problemas en un proceso” que, desde ya, advierte, “no empieza bien” con estas maniobras.
El PPE replica que la presidenta de los socialdemócratas “no quería ningún acuerdo que dejara a Ribera para el final” y que ha rechazado toda propuesta alternativa. En lo que sí coinciden los conservadores, señalan las fuentes, es en que “el ambiente llega enrarecido a las audiencias” tras esta votación y que esto tendrá “consecuencias”.
Voto del PP con Vox contra Ribera
Muestra de las posibles trabas que le esperan a la designada como vicepresidenta ejecutiva de la Comisión es la jugada que se ha producido en la fase inicial del proceso: la comisión de Asuntos Legales (JURI) del Parlamento Europeo ha dado este jueves su visto bueno al equipo de comisarios propuesto para el nuevo mandato, al no encontrar potenciales conflictos de interés de los designados. Pero según varias fuentes parlamentarias, los eurodiputados del PP de la comisión se han desligado de su familia europea y han votado en contra de Ribera, uniéndose para ello al voto del parlamentario de Vox, Juan Carlos Girauta, aunque finalmente no han conseguido bloquear el proceso de Ribera. Fuentes del PP no han querido comentar su voto, aludiendo al secreto del mismo.
Las elecciones europeas del pasado junio han dado paso a una Eurocámara con un mayor peso de la extrema derecha y en la que las fuerzas proeuropeas tradicionales —desde los Verdes a Renew, S&D y PPE que en el pasado mandato lograron sacar adelante, juntos, la mayor parte de las propuestas legislativas— ya no son las únicas que suman mayoría: el PPE, el grupo mayoritario del hemiciclo, puede lograrlo también si consigue el apoyo de las fuerzas ultras. Ello, sin embargo, significa romper el cordón sanitario a la ultraderecha.
Pese a las advertencias de los riesgos que esto puede suponer, no es la primera vez que el PPE da este paso. Ya lo hizo en septiembre, en el pleno anterior, donde además de acordar con los ultras el título de un debate en el que se mezclaba la amenaza terrorista con la idea de la inmigración irregular, negoció también una propuesta de resolución para el reconocimiento del líder opositor venezolano Edmundo González con ECR y los Patriotas. Finalmente, logró que se aprobara la resolución. Pero pagó un precio muy alto por esta alianza con los ultras: del texto, además de no ser vinculante, se cayó su demanda principal, instar a los Estados miembros a que reconozcan al líder opositor como presidente electo legítimo de Venezuela.
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