La dimisión de la cúpula de Los Verdes alemanes agrava la crisis de la coalición de Scholz
Los malos resultados de los ecologistas en las recientes elecciones se suman a la amenaza de los liberales de romper el Gobierno y la debilidad del canciller
La cúpula de los ecologistas alemanes, uno de los tres pilares del Gobierno tripartito en Berlín, anunció este miércoles por sorpresa su dimisión tras encajar una serie de humillantes derrotas electorales. A un año de las elecciones generales en las que los conservadores parten como favoritos, la decisión agrava la crisis de la coalición del canciller socialdemócrata Olaf Scholz.
Las recientes elecciones regionales tampoco han dejado en buena posición a Scholz, pese a la victoria el domingo de su partido en Brandeburgo. Y han llevado a los liberales, tercera pata del Gobierno, a redoblar las amenazas de dar el portazo y precipitar elecciones anticipadas.
Los Verdes, dijo al anunciar la dimisión su copresidente, Omid Nouripour, se encuentran “en la peor crisis en una década”. La copresidenta Ricarda Lang añadió: “Hacen falta nuevos rostros para sacar al partido de la crisis”. Ambos mantendrán el cargo hasta el congreso previsto para el próximo noviembre.
La dimisión es consecuencia de la pérdida de apoyos en las elecciones europeas de junio y las de regionales de septiembre en tres estados federados en el territorio de la extinta República Democrática Alemana. En Turingia y Brandeburgo los ecologistas quedaron fuera de los parlamentos regionales al obtener menos de un 5% de votos.
El partido del vicecanciller y ministro de Economía, Robert Habeck, y de la ministra de Exteriores, Annalena Baerbock, salió perjudicado en las regionales por el voto útil. Muchos votantes ecologistas eligieron a los socialdemócratas y cristianodemócratas para frenar a la extrema derecha.
No fue el único motivo. Los Verdes acusan el desgaste del poder desde que formaron Gobierno con Partido Socialdemócrata (SPD) de Scholz y con el Partido Liberal Demócrata (FDP) tras las legislativas de 2021. Medidas impopulares como la supresión progresiva de las calderas de gas, carbón y gasoil les han convertido en el principal objetivo de las críticas desde la derecha.
Para una parte de la población son el partido de los urbanitas desconectados de las preocupaciones de la mayoría. De los principales partidos, hoy son el único partidario de una política migratoria liberal y los más decididos en el apoyo a Ucrania ante la invasión rusa, cuestiones en los que también van a contracorriente de un sector de la opinión pública.
Los Verdes creyeron tocar el cielo hace unos años, antes de las elecciones de 2021, cuando los sondeos les sonreían y muchos veían ya a su candidata Baerbock como canciller. No llegaron a tanto, pero sí a ser el segundo partido de la coalición en votos y diputados.
Ahora los sondeos les dan en torno al 10% de votos. Les queda como consuelo que a los otros socios no les va mucho mejor. El SPD salvó los muebles en Brandeburgo, pero los sondeos para las legislativas les dejan en tercera posición, por detrás de la CDU/CSU y la extrema derecha de Alternativa para Alemania (AfD).
El otro socio, el FDP, se ha visto reducido en los länder orientales al rango de fuerza testimonial, con poco más del 1% de votos, o menos. Hoy los liberales no son más, según el diario Süddeutsche Zeitung, que “un partido clientelar germano occidental”, centrado en temas específicos como las finanzas públicas y con un electorado y unas ambiciones limitadas en un territorio determinado. Y amagan con romper el Gobierno si Scholz no atiende a sus exigencias en la negociación de los presupuestos.
“Las fuerzas centrífugas del semáforo aumentan”, diagnosticó el dirigente cristianodemócrata Thorsten Frei en declaraciones a la agencia Reuters. “Con la retirada de los dirigentes de Los Verdes, la coalición se desintegra delante de las cámaras de televisión”.
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