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Un “ataque preventivo” israelí con un centenar de aviones abre el mayor intercambio de fuego con Hezbolá en dos décadas

La milicia libanesa lanza más de 300 cohetes y drones, como “primera fase” de su represalia por el asesinato de su número dos. Pese a la intensidad, los enfrentamientos duraron pocas horas y reflejan la voluntad de salvar la cara sin desencadenar una guerra abierta

Una columna de humo y fuego en el lado libanés de la frontera con Israel, este domingo.Foto: Aziz Taher (REUTERS) | Vídeo: EPV
Antonio Pita

Horas antes de que Israel y Hamás comenzasen a negociar en El Cairo un alto el fuego en Gaza, otro frente se ha encendido este domingo en Oriente Próximo, con el mayor intercambio de fuego en dos décadas. Poco antes de las 05.00 horas (04.00, en la España peninsular), el ejército israelí lanzó por sorpresa en Líbano lo que definió como un “ataque preventivo” con unos 100 aviones abriendo fuego contra “miles de lanzaderas” de cohetes en 40 zonas, en su mayoría en el sur del país. Hezbolá anunció justo después la “primera fase” de su represalia por el asesinato el mes pasado de su número dos, Fuad Shukr, que dio por “completada con éxito”. Y lo hizo en forma de 320 cohetes y drones contra 11 bases militares.

Pese a la intensidad y lo inédito del intercambio, el incidente deja un sabor de boca similar al de Irán e Israel el pasado abril: un ataque pensado para no desembocar en una guerra abierta y que permite a ambos bandos salvar la cara. Al menos, hasta el próximo embate, que prometen tanto el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, como el líder de Hezbolá, Hasan Nasralá.

En Líbano, los bombardeos israelíes causaron tres muertos, según las autoridades del país. Por su parte, el ejército de Israel informó de que un soldado de la Marina murió y otros dos resultaron heridos en el ataque de Hezbolá. Según las primeras investigaciones castrenses, fue el propio sistema de defensa aérea Cúpula de Hierro de Israel el que causó la muerte, al tratar de interceptar dos aviones no tripulados disparados por Hezbolá contra el buque de guerra en alta mar.

En un esperado mensaje televisivo, Nasrala, aportó en la media tarde del domingo detalles sobre el ataque. El principal objetivo, señaló el líder de Hezbolá, era la base de Glilot, al norte de Tel Aviv, que alberga la sede del Mosad y otros servicios de inteligencia. El objetivo era mostrar tanto la capacidad de penetrar más de 100 kilómetros en territorio israelí como ir a por un objetivo vinculado al asesinato que vengaban: el de su número dos.

Objetivos militares, no civiles

Hezbolá lanzó más de 300 cohetes ―como señuelo para la entrada los drones― y eligió solo objetivos militares, no civiles, según el jefe de la milicia. Nasralá aseguró, además, que esperaron casi un mes antes de lanzar el ataque para mantener en tensión a Israel y a Estados Unidos, país que envió portaaviones y submarinos a la zona en defensa de su aliado; para acordar con Irán si responderían juntos o por separado y para “dar una oportunidad” al diálogo de alto el fuego en Gaza. “Está claro que Netanyahu pone nuevas condiciones, así que no había motivo para esperar”, dijo. Aseguró que Israel oculta daños a sus ciudadanos y que la operación discurrió tal “como estaba planeada”. El ejército israelí asegura que su operación preventiva detuvo un ataque más amplio de Hezbolá, que primero cifró en miles de cohetes y acabó rebajando a centenares.

Las alertas antiaéreas e imágenes de intercepciones por el escudo antimisiles se sucedieron en el Estado judío en poco tiempo, así como los bombardeos en Líbano, en dos oleadas. Su agencia estatal los definió como “los más violentos” desde el 8 de octubre de 2023, cuando comenzaron los enfrentamientos.

El intercambio de ataques es una suerte de primer round que evita una guerra abierta sin dejar un ganador claro en lo simbólico. La milicia-partido de confesión chií puede jactarse de haber cumplido su amenaza de vengar el asesinato de su dirigente. E Israel exhibe superioridad aérea e información de inteligencia, al actuar 15 minutos antes del ataque previsto y tener localizadas las lanzaderas de Hezbolá. Netanyahu ya ha advertido a los líderes de Hezbolá y de su valedor Irán que “no es el final de la historia”, sino “otro paso en el camino para cambiar la situación en el norte y devolver a sus residentes a sus casas en seguridad”.

Las autoridades militares israelíes declararon en un principio el estado de emergencia durante 48 horas, limitaron a 30 personas las reuniones en el exterior y cerraron el acceso a las playas al norte de Tel Aviv. Pero, hacia el mediodía, el ejército levantó las restricciones de alerta en la mayor parte del país.

Varios pasajeros consultan los paneles informativos del aeropuerto de Beirut, este domingo.
Varios pasajeros consultan los paneles informativos del aeropuerto de Beirut, este domingo.Mohamed Azakir (REUTERS)

Fueron dos horas de fuego cruzado, tras las que Hezbolá anunció el fin de la “primera fase” de su respuesta y el principal aeropuerto del país, Ben Gurión, cerca de Tel Aviv, reabrió el espacio aéreo. El aeropuerto de Beirut, considerado primer objetivo israelí en una guerra de envergadura, también funcionó con normalidad durante la jornada. De igual manera, se mantuvo una reunión prevista en la capital egipcia para abordar un alto el fuego en Gaza. Hamás ha manifestado al final de la jornada su rechazo a las posiciones israelíes añadidas al borrador de acuerdo. Asegura que Netanyahu pide ahora pasar por un escáner de seguridad a los palestinos que vayan del sur al norte, tras el alto el fuego, y que eso no fue lo pactado en julio.

La milicia libanesa, de hecho, limitó su represalia a zonas del norte que ya venía atacando en los 10 meses de guerra de baja intensidad que mantiene con Israel en paralelo a la de Gaza. Tanto Hezbolá como Israel han dado señales de no querer subir de momento la apuesta hasta una guerra abierta. Un dirigente de la milicia dijo el domingo, con la condición del anonimato, que había “trabajado” para asegurarse de que su respuesta al asesinato de Shukr no desencadenara una guerra a gran escala, informa Reuters. Y que había retrasado casi un mes su venganza por “consideraciones políticas”, como las conversaciones en curso sobre un acuerdo de alto el fuego.

El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu (centro), y el ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant (segundo desde la derecha), este domingo en una base militar en Tel Aviv.
El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu (centro), y el ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant (segundo desde la derecha), este domingo en una base militar en Tel Aviv.Europa Press/Contacto/Israel Min (Europa Press/Contacto/Israel Min)

La escalada ―inédita desde la guerra entre Israel y Hezbolá en 2006― es el resultado de un aumento creciente de la tensión, la profundidad y la potencia de fuego entre ambos, alimentado por las llamas de la invasión de Gaza ―que acaba de superar los 40.000 muertos― y que vivió hace un mes un punto de inflexión. En aquel momento, un cohete lanzado desde Líbano mató a 12 menores de edad cuando jugaban al fútbol en los Altos del Golán, territorio sirio ocupado por Israel. Fue, aparentemente, un error de Hezbolá (que lo niega) al apuntar a una base militar cercana. Israel asesinó entonces al número dos de Hezbolá, nada menos que en su feudo en Beirut (Dahiya) y, al día siguiente, a Ismail Haniya, líder político de Hamás, en Teherán.

Irán y Hezbolá prometieron venganza, pero la presión diplomática, la negociación de un alto el fuego en Gaza para impedirla y el valor del suspense como “parte de la respuesta” (en palabras de Nasralá) la habían aplazado hasta ahora y, a la espera ahora, de la segunda fase que ha prometido este domingo.

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Antonio Pita
Corresponsal para Oriente Próximo, tras cubrir la información de los Balcanes en la sección de Internacional en Madrid. De vuelta a Jerusalén, donde ya trabajó durante siete años (2007-2013) para la Agencia Efe. Licenciado en Periodismo y Máster de Relaciones Internacionales y Comunicación por la Universidad Complutense de Madrid.
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