Israel afirma haber matado en Beirut al número dos de Hezbolá por la muerte de 12 niños en los Altos del Golán
Fuad Shukr, al que el ejército israelí responsabiliza de la matanza de los menores, era un histórico miembro de la milicia libanesa al que EE UU acusaba de haber participado en la muerte de 241 de sus ciudadanos en 1983
El ejército de Israel ha lanzado este martes un “ataque selectivo” contra un cuartel de Hezbolá en el sur de Beirut, capital de Líbano, en respuesta por la muerte de 12 menores el sábado en los Altos del Golán sirios ocupados por Israel tras el lanzamiento de un misil del que el Estado judío acusa a la milicia libanesa, algo que ellos niegan. El objetivo era Fuad Shukr, considerado el número dos de la milicia chií, veterano integrante del grupo desde que se fundó hace cuatro décadas y responsable de las actividades militares. El ejército israelí dio a Shukr por muerto entrada la noche.
El Departamento de Estado de Estados Unidos acusaba a Shukr del ataque contra un cuartel en el que murieron 241 estadounidenses en Líbano en 1983. Israel consideraba a la mano derecha de Hasan Nasralá, jefe del grupo chií, máximo responsable del ataque del sábado en los Altos del Golán.
El bombardeo sobre Beirut de este martes, el primero en la capital libanesa desde que en enero una explosión acabó con la vida de Saleh al Aruri, número dos de Hamás, ha tenido lugar en medio del temor a que Israel y Hezbolá abran una guerra a gran escala, como la entablada en 2006, tras casi 10 meses de constantes ataques desde uno y otro lado de la frontera. De hecho, este martes un civil israelí ha muerto en el entorno de la frontera tras el lanzamiento de un proyectil desde el lado libanés.
“El ejército ha llevado a cabo un ataque selectivo en Beirut contra el comandante responsable del asesinato de los niños en Majdal Shams y del asesinato de numerosos civiles israelíes más”, según un comunicado publicado en la red social X (antes Twitter). “Hezbolá había cruzado la línea roja”, ha dicho el ministro israelí de Defensa, Yoav Gallant, desde su cuenta de X. El primer ministro, Benjamín Netanyahu, siguió desde Jerusalén el ataque antes de dirigirse ya por la noche a la sede central del ejército en Tel Aviv, informa Times of Israel. Hamás ha calificado el bombardeo en la capital libanesa de “escalada peligrosa”, según un comunicado. También lo ha condenado a través de su Ministerio de Exteriores Irán, principal soporte de la milicia y de ese movimiento armado palestino.
Estados Unidos, cuyo Gobierno ha estado llamando a la calma en los últimos días ante el temor a una escalada, insiste en que va a seguir intentando frenar una guerra de mayor nivel, según el Departamento de Estado. “Seguimos trabajando para lograr una resolución diplomática que permita a los civiles israelíes y libaneses regresar a sus hogares y vivir en paz y seguridad. Ciertamente, queremos evitar cualquier tipo de escalada”, dijo el portavoz adjunto del Departamento de Estado, Vedant Patel, en una sesión informativa, informa la agencia Reuters.
Israel habría avisado de antemano a Estados Unidos, su principal aliado, de que iba a llevar a cabo el ataque en Beirut, según la cadena CNN. La tensión era ya alta y algunas compañías aéreas habían suspendido sus vuelos al aeropuerto de Beirut, el único del país. El ministro de Exteriores de Líbano, Abdallah Bouhabib, espera que la respuesta israelí sea “proporcionada” para evitar una escalada y añadió que su país presentará una queja ante el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, informa Reuters.
El ataque del sábado tuvo lugar en la localidad de Majdal Shams (Altos del Golán). En esa población de 11.000 personas, casi en su totalidad drusa, solo el 20% dispone de nacionalidad israelí. El Gobierno de Israel, sin embargo, los considera sus ciudadanos y desde el primer momento dijo que llevaría a cabo una respuesta contundente. El último en anunciarlo fue el primer ministro Netanyahu que, entre abucheos e insultos, visitó el escenario de la matanza el lunes.
Las autoridades israelíes acusan a Hezbolá de haber lanzado un cohete modelo Fajer 1 sobre un campo de fútbol. Majdal Shams, en los Altos del Golán sirios que ocupa Israel desde 1967, sigue de luto y banderas y crespones negros dominan la localidad que sigue pendiente del estado de la treintena de heridos, algunos de ellos en estado crítico.
Doce sillas, cada una con un balón y una camiseta que lleva el nombre de una víctima, forman parte del monumento que, en una de las rotondas de Majdal Shams, recuerda a los 12 menores muertos. Un gran número 12 con las fotos de todos ellos y dos banderas negras rematan esta especie de altar levantado en el acceso al complejo deportivo donde tuvo lugar el ataque. El césped artificial de ese campo es un continuo lugar de peregrinaje. Los vecinos consideran ese bombardeo del sábado la mayor tragedia desde la guerra del Yom Kipur en 1973, seis años después de que Israel se hiciera con el control de este territorio.
Es en ese mismo lugar donde Netanyahu dijo este lunes que la “respuesta llegará, y será dura”. “La comunidad drusa ha pagado un precio muy alto en la guerra” y “saludo a los heroicos soldados que han dado su vida en nombre de todos nosotros. Yo les digo: Somos hermanos. Tenemos un pacto de vida, pero lamento que también sea un pacto de duelo y dolor”, según palabras que difundió su oficina.
El pasado 2 de enero fue asesinado en Beirut Saleh al Aruri, número dos de Hamás, en un ataque en el que incluso EE UU vio la mano de Israel, aunque, como en otros casos, el Estado judío no confirmó oficialmente su autoría.
Hasta el ataque sobre Majdal Shams del pasado fin de semana, las víctimas mortales en lado israelí ascendían durante esta guerra de casi 10 meses a una decena de civiles y una veintena de militares. Del medio millar aproximado de muertes que ha habido durante la guerra en territorio libanés, unos 400 pertenecen a Hezbolá, de los que unos 60 corresponden a mandos. Los otros 100 son civiles, entre ellos, tres periodistas. La milicia libanesa apoyada por Irán comenzó a atacar territorio israelí poco después de que las tropas del Estado judío empezaran a bombardear Gaza el 7 de octubre en respuesta al asesinato de unas 1.200 personas en territorio israelí por milicianos palestinos armados liderados por Hamás.
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