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Los socios de la UE dificultan el objetivo de Von der Leyen de una Comisión paritaria

La presidenta comunitaria había solicitado a los gobiernos dos nombres, un hombre y una mujer, para el próximo Ejecutivo, pero 12 de 18 países optan por varones

La presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, en junio en Berlín.
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, en junio en Berlín.Ebrahim Noroozi (AP/ LaPresse)
Manuel V. Gómez

Ursula von der Leyen no va a tener fácil armar una Comisión Europea en la que haya equilibrio de género. Antes de irse de vacaciones, la recién reelegida presidenta remitió una carta a los gobiernos nacionales para que, como muy tarde antes de acabar agosto, le enviaran sus candidatos para formar parte del próximo Ejecutivo de la Unión Europea. Les pedía que le mandaran dos propuestas, un hombre y una mujer, para así lograr un colegio de comisarios paritario. Pero hasta el momento la alemana se está encontrando con que los Estados solo mandan un nombre. Y este está siendo, muy mayoritariamente, el de un hombre.

Por ahora, se conocen las designaciones de 18 países de los 27 miembros de la UE: 12 varones por cuatro mujeres que han sido propuestas como comisarias, además de las dos ya elegidas para ocupar los dos cargos de la Comisión cuya designación corresponde al Consejo: la propia Von der Leyen, alemana, y la estonia Kaja Kallas, que será la alta representante para la Política Exterior de la UE hasta 2029. Con estas dos políticas, la lista de mujeres ya subiría a seis.

Todavía falta por conocerse la decisión de nueve capitales y la situación podría hasta invertirse. Algunas fuentes consultadas procedentes de capitales creen que, al menos, la situación podría equilibrarse cuando se conozcan las 25 designaciones. Sin embargo, también hay bastante presencia masculina en las quinielas que se publican en los medios de los Estados restantes: Lituania, Dinamarca, Portugal, Italia, Bulgaria, Rumania, Chipre, Bélgica y Luxemburgo.

La alemana hacía una excepción en su petición: cuando la persona elegida fuera alguien que ya forma parte de la Comisión, se conformaría con una sola candidatura. Seis de los 16 Estados ya han decidido repetir. Y por esta vía también llegan más varones, por el momento cinco: Maros Sefcovic (Eslovaquia), Thierry Breton (Francia), Valdis Dombrovskis (Letonia), Olivér Várhelyi (Hungría) y Wopke Hoekstra (Países Bajos). En cuanto a mujeres, solo una, la croata Dubravka Suica.

Una portavoz de la Comisión declina comentar “los anuncios individuales de cada Estado en este contexto”. Recuerda, además, que “el plazo para que los Estados miembros manden su respuesta acaba el 30 de agosto”. A partir de entonces se irá conociendo el reparto de carteras y, después, se pasará al proceso de ratificación en el Parlamento Europeo, que en su reglamento interno apunta explícitamente al “equilibrio de género” como una de las “cuestiones horizontales” que debe considerar sobre la estructura del Ejecutivo de la UE. La Comisión en conjunto debe contar con el respaldo mayoritario de la Eurocámara.

En este quinquenio que agoniza no hay un colegio paritario, si bien ha estado cerca al contar con la mayor presencia femenina en la historia. Comenzó con 16 hombres y 11 mujeres, que pasaron a 15 y 12 cuando dimitió el irlandés Phil Hogan por saltarse el confinamiento durante la pandemia y Dublín envió a Mairead McGuinness, la actual responsable de Estabilidad y Servicios Financieros.

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Nunca es fácil lograr el objetivo de la paridad. Son los Estados los que tienen la potestad de designar al comisario o comisaria que representa a cada país de la Unión y eso hace que en las capitales se esté más pendiente de los equilibrios políticos internos que del género. Esta lógica, no obstante, siempre acaba por traducirse en una Comisión con más hombres.

Desoír la petición de la presidenta

Desde el primer momento hubo capitales que advirtieron a Von der Leyen que no iban a atender su ruego, pese a que la norma dice que la jefa del Ejecutivo comunitario sí tiene un papel que jugar. Especifica el tratado que son “el Consejo de la UE, junto con la presidenta electa”, los que adoptan la lista definitiva a ratificar por el Parlamento. Dublín fue una de esas capitales que desoyeron la petición de la presidenta, ya que anunció su nominación muy pronto: Michael McGrath, ministro de Finanzas en su país hasta finales de junio. Ha hecho lo mismo Polonia, el último Estado por el momento que ha hecho pública su decisión. El elegido ha sido Piotr Serafin, hasta ahora embajador representante ante la UE desde que Donald Tusk volvió al poder en Varsovia.

Tampoco España hará caso a la petición de la presidenta de la Comisión, aunque la candidata es mujer y favorece el objetivo del colegio paritario. Madrid todavía no ha hecho oficial la designación de la socialista Teresa Ribera, pero la decisión es pública y está tomada. La todavía vicepresidenta tercera del Gobierno es, por ahora, parte de la cuota femenina junto a Jessika Rosswall (Suecia), Henna Virkkunen (Finlandia) y Dubravka Suica (Croacia). En la masculina, junto a los cinco repetidores, McGrath y Serafin, están Magnus Brunner (Austria), Jozef Síkela (República Checa), Apostolos Tzitzikostas (Grecia), Glenn Micallef (Malta) y Tomaz Vesel (Eslovenia).

Además de los equilibrios internos, los Estados tratan de lograr carteras de peso con nombres conocidos en Bruselas a la hora de proponer futuros comisarios. El polaco Serafin, por ejemplo, fue jefe de gabinete de Tusk cuando el conservador ejercía como presidente del Consejo Europeo entre 2014 y 2019, y es muy respetado en la capital de la Unión. Ese ha sido el argumento que ha ofrecido Países Bajos para designar a Hoekstra. “Hay temas importantes para nosotros: la economía y el comercio”, argumentó su nuevo primer ministro, Dick Schoof, para defender la designación de quien antes de ser comisario de Acción Climática fue ministro de Finanzas holandés.

También con el checo Síkela, independiente nombrado por un Gobierno conservador, se han utilizado argumentos parecidos. El ministro de Industria y Comercio se hizo un nombre en la capital comunitaria durante los peores momentos de la crisis energética en la segunda mitad de 2022, cuando la República Checa presidía el Consejo de la UE. Entonces, como presidente de turno, le tocó hilvanar varios acuerdos exprés para capear la situación de urgencia y en Praga confían en que eso le sirva para lograr competencias en energía o economía.

Otra capital que aspira a una cartera más o menos parecida es Madrid. El prestigio de Ribera, como Síkela, creció mucho en Bruselas a lo largo de las negociaciones para resolver las urgencias de la crisis del gas y en la reforma del mercado eléctrico. El Gobierno español aspira a que la vicepresidenta pueda tener responsabilidad en el área del cambio climático y la energía, abordando con su visión ecologista la transición hacia una economía libre de carbono en 2050. La propia Ribera lo explicitó en la campaña electoral.

No sería excluyente que ambos compartieran área o tuvieran responsabilidades complementarias, al modo que se ha visto durante este quinquenio, en el que había dos miembros del colegio de comisarios de familias políticas distintas trabajando en dosieres complicados. Sobre la reforma de las reglas fiscales, han estado el socialista italiano Paolo Gentiloni, titular de Economía y Finanzas, y el conservador letón Dombrovskis, vicepresidente de toda el área económica de la Comisión. Esta puede ser una vía para que Von der Leyen logré encajar el puzle —no solo el de género— entre finales de agosto y comienzos de septiembre para contentar a muchos Estados miembros, porque son muchos los que han hecho pública la aspiración de que su comisario tenga responsabilidades en las áreas económica, financiera, presupuestaria, energética y climática.

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Sobre la firma

Manuel V. Gómez
Es corresponsal en Bruselas. Ha desarrollado casi toda su carrera en la sección de Economía de EL PAÍS, donde se ha encargado entre 2008 y 2021 de seguir el mercado laboral español, el sistema de pensiones y el diálogo social. Licenciado en Historia por la Universitat de València, en 2006 cursó el master de periodismo UAM/EL PAÍS.
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