Israel anuncia que mató en julio al jefe militar de Hamás en un bombardeo en Gaza

En pleno pico de tensión en Oriente Próximo y mientras miles de personas despedían en Teherán al líder de Hamás, Ismail Haniya, asesinado en la víspera, el ejército de Israel ha anunciado este jueves la muerte de otro dirigente clave del movimiento islamista. Se trata de Mohamed Deif, el escurridizo jefe del brazo armado de Hamás, las Brigadas de Ezedin Al Qasam, con el que ya había intentado acabar una decena de veces desde 2001. Hamás, de momento, guarda silencio. De confirmarse, sería la baja de mayor rango para Hamás en 10 meses de guerra, solo por detrás de su líder en Gaza, Yahia Sinwar. Israel también asesinó en marzo, en otro bombardeo que dejó decenas de civiles muertos, a Marwan Issa, considerado número tres del grupo.

Deif, de 59 años, fue el objetivo de un ataque aéreo el pasado día 13 en una zona de acampada humanitaria cerca de la ciudad gazatí de Jan Yunis en la que malviven centenares de miles de desplazados. Los cazabombarderos mataron a más de 90 civiles, pero no estaba claro si también a Deif. El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, compareció ese mismo día ante la nación para presumir de la “eliminación”, pero admitiendo que no podía darse por hecha, mientras Hamás insinuaba que había sobrevivido. Este jueves, 20 días más tarde, las Fuerzas Armadas y el Shin Bet (los servicios de inteligencia en Israel y Palestina) han confirmado la muerte, tras “evaluar” la información obtenida por sus servicios de inteligencia y difundido la toma aérea del bombardeo. También la de Rafa Salameh, comandante de la Brigada de Jan Yunis, con el que estaba escondido.

Deif, al frente de las Brigadas desde 2002, tenía para los palestinos un aura de personaje mítico, siempre moviéndose entre las sombras. Como su rostro (desconocido y del que Israel ha difundido una foto, con cicatrices de anteriores intentos de asesinato) o su propio apellido, que en realidad es Masri. Deif significa en árabe “invitado”. Lo recibió como apodo, precisamente por ir siempre de casa en casa, para evitar ser localizado.

La última vez que escapó a la muerte fue en 2021. En un intento previo, en 2014, Israel mató a su esposa y uno de sus hijos, al lanzar un misil contra su casa. Siempre conseguía salvarse (Israel lo ha dado erróneamente por muerto en el pasado), incluso herido de gravedad, de los ataques aéreos contra coches en los que circulaba o pisos francos que pisaba.

Israel lo tenía en el punto de mira de Israel desde los años noventa. Le atribuye la planificación de numerosos atentados, entre ellos varios suicidas en autobuses en la década de los noventa del siglo pasado y durante la Segunda Intifada (2000-2005). Fue durante años su hombre más buscado, como ha recordado Netanyahu.

Pero Deif era ahora sobre todo la mente que planificó durante años, junto con Sinwar, el ataque sorpresa del 7 de octubre de 2023, que dejó en Israel casi 1.200 muertos (principalmente civiles), más de 250 rehenes (cerca de la mitad, aún en Gaza, decenas de ellos sin vida) y desencadenó la invasión de Gaza, que roza ya los 40.000 cadáveres. Deif fue, de hecho, quien lo reivindicó, en un audio en el que le dio nombre: Diluvio de Al Aqsa.

“Gran paso”

El ministro israelí de Defensa, Yoav Gallant, ha calificado la noticia de “gran paso en el camino hacia la erradicación de Hamás como organización militar y gubernamental y hacia la consecución de los objetivos de la guerra”. Consciente de que una inmensa mayoría social aplaude la liquidación de los líderes de grupos armados enemigos, el ministro ha acompañado el mensaje de una foto en la que tacha con un rotulador negro el nombre de Deif del organigrama de Hamás.

El anuncio, en pleno goteo de cadáveres de líderes palestinos y libaneses, aumenta aún más la tensión en Oriente Próximo. La región atraviesa su momento más peligroso desde que comenzó la guerra en Gaza, hace 10 meses, lo que ha llevado a siete aerolíneas (Lufthansa, United Airlines, British Airways, Delta, Austrian Airlines, Brussels Airlines y Air India) a cancelar sus vuelos a Israel o a Líbano desde este jueves.

“Israel está en un estado de preparación muy alto para cualquier escenario, tanto en defensa como en ataque”, ha asegurado Netanyahu en una reunión con las autoridades políticas y militares para analizar la situación de la retaguardia. “Cobraremos un precio muy alto por cualquier acto de agresión contra nosotros, en el lugar que sea”. El Consejo de Seguridad Nacional ha pedido a los israelíes que sean particularmente cuidadosos en sus viajes al extranjero, por el riesgo de atentados.

El motivo de la escalada son dos de los denominados “asesinatos selectivos”. El primero fue el martes, en Beirut, de Fuad Shukr, número dos de Hezbolá, por el que Israel saca pecho y que la milicia libanesa admitió un día más tarde al hallar su cadáver entre los escombros. Fue la represalia al ataque más letal de Hezbolá en la guerra diaria de baja intensidad que libra con Israel en paralelo a la invasión de Gaza. En un aparente error, mató a 12 niños y adolescentes en una localidad drusa de los Altos del Golán, territorio sirio en manos de Israel.

La alta tensión ha convertido el discurso televisado de este jueves del líder de Hezbolá, Hasan Nasralá, en uno de los más esperados. En tono firme, pero relajado, ha lanzado varios mensajes. Uno, de guerra psicológica, directamente a Israel: “Nuestra respuesta ciertamente llegará. Sobre eso no hay debate. Ahora corresponde esperar al enemigo y a quienes lo apoyan”. Será, añadió, “real y bien estudiada”, no simbólica.

Otro, a Occidente, principalmente Estados Unidos, que media desde hace años entre Israel y Líbano y ha desdibujado su papel en las últimas semanas. “No habrá solución sin presión a Israel para que detenga la guerra en Gaza”, ha recalcado. El asesinato de Shukr, dijo, “cruzó todas las líneas rojas” y llevó el conflicto “a una nueva fase, que sobrepasa el principio de apoyo a Gaza, en todos los frentes del ‘eje de la resistencia”, como se denomina a la alianza informal contra Israel vertebrada por Irán.

Nasralá ha vuelto a negar además su responsabilidad en la matanza en los Altos del Golán, reiterando la tesis ―que Israel niega con vehemencia― de que la causó la caída de un fragmento de proyectil interceptor del escudo antimisiles.

El segundo asesinato que ha elevado la tensión, ese mismo miércoles, fue el de Haniya, al que una multitud ha dado esta mañana su último adiós en el patio de la universidad de Teherán, con la presencia de las principales autoridades gubernamentales y militares. Entre ellos, el líder supremo, Ali Jamenei, que ha pronunciado la oración fúnebre por Haniya y por la otra víctima mortal del ataque: su guardaespaldas, Wasim Abu Shaaban.

Un avión ha aterrizado con los ataúdes en Qatar, donde el dirigente vivía exiliado desde 2019 y será enterrado este viernes. Hamás ha exhortado al mundo musulmán, en particular a los palestinos de Cisjordania, a “iniciar clamorosas marchas de la ira desde cada mezquita”, tras el rezo del mediodía.

Sigue toda la información internacional en Facebook y X, o en nuestra newsletter semanal.