Macron busca unas semanas de tregua olímpica en plena parálisis política
Los Juegos Olímpicos rebajan la tensión mientras la izquierda, primer bloque pero sin mayoría, reclama al presidente formar Gobierno en Francia
Emmanuel Macron quiere un respiro. Quince días al menos: el tiempo de los Juegos Olímpicos que se inauguraron este viernes y terminan el 11 de agosto. Tregua olímpica, lo llaman. Pausa estival. Como coincide con las vacaciones, y los franceses o bien desconectarán de la actualidad o se volcarán en la competición deportiva, es probable que el volumen de bronca se reduzca. ¿Por cuánto tiempo?
Ninguna de las incertidumbres sobre el futuro de Francia se ha resuelto desde las elecciones legislativas del 7 de julio. La primera de todas, quién gobernará el país y redactará el próximo presupuesto que deberá ser aprobado en una Asamblea Nacional dividida en tres bloques, ninguno cerca de una mayoría que le permita gobernar sin alianzas. Hasta junio de 2025 no pueden convocarse nuevas legislativas.
Hay un problema fundamental: nadie se pone de acuerdo sobre qué significó el resultado electoral. Cada uno tiene su relato y no hay manera de hacerlos coincidir.
El Nuevo Frente Popular (NPF), que acoge desde a la izquierda radical de La Francia Insumisa (LFI) hasta el Partido Socialista (PS), tiene 193 escaños de 577. El bloque presidencial, formado por tres partidos de centro y centroderecha, tiene 166. La extrema derecha del Reagrupamiento Nacional (RN), 126. Los Republicanos (LR), partido de la derecha tradicional hermanado con el PP español y rebautizado como Derecha Republicana, 47. El umbral de la mayoría absoluta se sitúa en los 289 escaños.
La izquierda considera que ganó las elecciones. Después de días de peleas internas, esta semana se han puesto de acuerdo en un nombre para ser primera ministra. Se trata de la hasta ahora desconocida Lucie Castets, una alta funcionaria del Ayuntamiento de París.
Para Macron, no ganó nadie, diagnóstico que indigna a la izquierda. Ha descartado, como le exige el NPF, nombrar a Castets y encargarle formar un Gobierno. Macron cree que, al no haber ningún bloque con mayoría, debe formarse una coalición mayoritaria con diputados del centro, la izquierda y la derecha moderadas. Este sería, en su opinión, el mandato de las urnas.
Para algunos macronistas y para la derecha moderada de los antiguos Republicanos, el mandato es algo distinto. Opinan que los franceses se han derechizado y el futuro Ejecutivo debería responder a esta realidad. Señalan que, si debe haber un Gobierno minoritario, tendría más escaños uno formado por el centro macronista y la derecha moderada que otro del NFP.
El único partido que no reclama el derecho a gobernar, aunque fue el que más votos obtuvo el 7 de julio, es el Reagrupamiento Nacional de Marine Le Pen. Tampoco ha cuestionado la legitimidad del resultado.
¿Qué ocurrió el 7 de julio? ¿Y cómo proceder tras la pausa olímpica? “El primer punto, para entender la situación, es la derrota del Ejecutivo, del presidente de la República”, dice Jean-Christophe Cambadélis, ex primer secretario del Partido Socialista. “Y entramos en una fase de descomposición, porque no hay solución viable”.
Cambadélis analiza las posibles salidas. La primera es que Macron, como le exige la izquierda, nombrase a Castets primera ministra. “Pero Castets sería incapaz de formar un Gobierno. Si [el NFP] ha necesitado 15 días para nombrar a una candidata a primera ministra...”, avisa. “Y si lo lograse, caería derrotada por una moción de censura”.
En Francia, al contrario que en España, un nuevo primer ministro entra en funciones desde el momento en que el presidente lo nombra, sin que la Constitución requiera un voto de investidura. Por eso no es estrictamente necesario que sea mayoritario. Pero este primer ministro cae si prospera una moción de censura en su contra.
Stéphane Vojetta, recién reelegido diputado del bloque centrista por la circunscripción de los franceses residentes en España, Portugal, Andorra y Mónaco, tiene claro qué votaría en caso de una moción de censura contra un Gobierno del NPF. “Si incluyese un ministro de La Francia Insumisa”, dice, “sin ninguna duda la apoyaría”.
LFI, el partido de Jean-Luc Mélenchon, es hoy dominante en la izquierda. Pero, para una parte de los franceses, se encuentra, como el RN de Le Pen, fuera del consenso republicano debido a su radicalidad y sus posiciones sobre la UE, la OTAN, la economía de libre mercado o el conflicto en Oriente Próximo. Vaticina Vojetta: “Es un Gobierno que duraría tres días”.
El argumento del NFP para reclamar el derecho a gobernar y aplicar su programa es que, por tradición, es quien gana las elecciones el responsable de formar Gobierno. Macron, por tanto, debería nombrar a Castets y permitir a la izquierda gobernar. Y es cierto que el NFP es, con claridad, el bloque que obtuvo más diputados en las legislativas. Pero los macronistas replican que una cosa es ser el grupo con más diputados y otro tener suficientes para gobernar.
“Para explicar a los franceses que no por llegar primero en una elección se ha ganado de manera suficiente para poder gobernar”, dice Vojetta, “yo uso la comparación con lo que ocurrió en España hace un año”. En las legislativas españolas de julio de 2023, el PP de Alberto Núñez Feijóo fue el primer partido en votos y diputados, pero no pudo construir una mayoría para gobernar y fue el socialista Pedro Sánchez quien acabó siendo investido presidente del Gobierno.
¿No tiene derecho la izquierda a intentar gobernar al ser el primer bloque? “¡Sin duda!”, responde Vojetta. Pero añade: “Que intenten convencer al bloque central que se sume a ellos en una alianza parlamentaria. Para ello deberán hacer compromisos sobre su programa y la composición del Gobierno, porque nadie se sumará a ellos con su discurso actual, según el cual solo el NFP puede gobernar y debe aprobar todo el programa y nada más que el programa”.
La alcaldesa de París, Anne Hidalgo, socialista aunque crítica con la actual dirección, apuntaba esta semana, durante un encuentro con periodista antes del nombramiento de Castets: “No hay que mentir a la gente. Con un 28% en la elección legislativa, aunque está muy bien, y 31% de escaños, no tenemos una mayoría. Sobre todo, cuando los señores Mélenchon y Olivier Faure [primer secretario del PS] y otros explican que hay que aplicar todo el programa del Nuevo Frente Popular y nada más que el programa del Nuevo Frente Popular”.
Una alternativa que menciona Cambadélis sería un Gobierno del bloque macronista con la derecha tradicional. Si el NFP tiene 193 diputados, esta coalición sumaría 213, algo más cerca de la mayoría de 289, pero estaría expuesta a una moción de censura de la izquierda y la extrema derecha. Una gran coalición que reuniese a izquierda, centro y derecha moderada la ve improbable también. El centro y la derecha exigiría a socialistas, ecologistas y comunistas que rompiesen con Mélenchon, y no parecen dispuestos a hacerlo.
Todo esto estará sobre la mesa a partir de mediados de agosto, cuando termine la fiesta olímpica. Con Macron como juez y parte, como critican sus rivales: árbitro, pero a la vez con una idea clara de que desea un gobierno de coalición, europeísta y continuista con las políticas económicas. Y con líderes como Mélenchon a la izquierda o el conservador Laurent Wauquiez a la derecha que piensan en las presidenciales. ”Se mire como se mire”, dice el exlíder del PS, Cambadélis, “estamos ante una imposibilidad de gobernar”.
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