Borrell reprocha a Orbán su deslealtad por decir que la UE es “proguerra” y prepara más represalias contra la presidencia húngara
El jefe de la diplomacia europea desconvoca una cita de ministros de Exteriores en Budapest y asegura haber perdido la esperanza de que el mandatario desbloquee una partida importante de fondos relacionados con Ucrania
La Unión Europea adopta más represalias contra el húngaro Viktor Orbán por sus reuniones con el ruso Vladímir Putin, en Moscú, y el chino Xi Jinping, en Pekín, en el contexto de una supuesta “misión de paz para Ucrania”. El alto representante para Política Exterior, Josep Borrell, ha decidido este lunes no convocar en Budapest —Hungría ejerce este semestre la presidencia rotatoria del Consejo de la UE— la tradicional reunión informal de ministros de Exteriores y Defensa que se celebra todos los meses de agosto (Gymnich). La cita será en Bruselas a la vuelta de vacaciones, según ha anunciado Borrell tras conversar con los jefes de la diplomacia de los 27 Estados miembros de la UE. “Los que forman parte de este club tienen que mantener lealtad a la política exterior”, ha advertido Borrell.
“Tenemos que enviar una señal. Incluso si esta es una señal simbólica”, ha dicho el alto representante. La decisión sobre Gymnich la ha tomado Borrell a falta de unanimidad sobre cómo proceder por parte de los Estados miembros. De entre ellos, 12 querían ir a Budapest, aunque fuera a manifestar el descontento a Orbán; otros cinco no querían; ocho dejaban la decisión al jefe de la diplomacia europea, mientras que Hungría y Eslovaquia no querían ni abordar el asunto de suspender la reunión. La cancelación llega después de la decisión de la Comisión Europea de enviar a las reuniones en Hungría (organizadas por la presidencia de turno) solo a funcionarios y no a comisarios, como muestra de protesta. A la luz de las reacciones que ha tenido el Gobierno húngaro, el gesto de este lunes escalará aún más la tensión con el socio más díscolo de la Unión, más cercano a Putin y propenso a polemizar. “Reniego de la palabra boicot. La reunión se va a celebrar”, ha argumentado Borrell.
Tras conocer la decisión, el ministro de Exteriores húngaro, Péter Szijjártó, ha acusado a la UE de “socavar” su presidencia de turno y la cita de Gymnich, y ha asegurado que Hungría se enfrenta a una “histeria agresiva y belicista” por su “misión de paz” para Ucrania. Una misión que llevó a Orbán primero a Kiev, a reunirse con el presidente Volodímir Zelenski, al que pidió un alto el fuego (pese a ser Ucrania el país agredido por Rusia); y posteriormente, a Moscú, a Pekín y a Florida, donde se reunió con el candidato republicano a la Casa Blanca, Donald Trump, que ha cargado contra la política de apoyo a Ucrania de la Administración de Joe Biden y de la UE.
“La política de la UE no es una política proguerra. El único proguerra es Putin”, ha clamado Borrell tras la reunión de los ministros de Exteriores, en la que solo Eslovaquia ha defendido a Hungría. “Si se habla de partido o coalición de la guerra, se habla de Putin, no de la UE”, ha zanjado el alto representante, ante las constantes críticas de Orbán, que usa una retórica muy similar a la que emplea el Kremlin.
El ministro de Exteriores español, José Manuel Albares, ha incidido en que apoya a Borrell en su decisión, pero también se ha mostrado contrario a cualquier boicot. Ha dicho que decidirá cómo proceder en cada reunión. “España no se suma a boicots dentro de la UE. No compartimos los viajes del primer ministro Orbán. La presidencia del Consejo también tiene un papel de portavoz de los 27 y esas actuaciones no nos gustan. Estamos viendo, agenda por agenda, cada reunión, y decidiendo el nivel al que se acude”, ha dicho Albares, sin aclarar qué hará.
Borrell ha incidido en que en los tratados de la UE se habla de la lealtad de los Estados miembros con la política exterior europea. “He recordado [en la reunión] que el artículo 24.3 no está de decoración en el tratado. Los que forman parte de este club tienen que mantener lealtad a la política exterior. No es algo que puedes hacer o no. Tienes que hacerlo”, ha enfatizado, acusando claramente a Hungría de saltarse el tratado con sus viajes a Moscú y China y de ser desleal con el resto de socios. El alto representante ha admitido que no hay una instancia judicial que decida sobre esto. “Tiene una lectura política y para mí está claro lo que pasa”, ha remachado.
Bloqueo a la ayuda militar para Ucrania
Hungría mantiene bloqueados desde hace meses más de 6.000 millones de euros del Fondo Europeo para la Paz, un fondo intergubernamental destinado, entre otras cosas, a reembolsar a los Estados miembros el apoyo militar que envían a Ucrania. Un bloqueo, ha dicho Borrell, “intolerable”. “He perdido la esperanza de que se desbloquee. Es algo vergonzoso. Y no porque no podamos suministrar apoyo a Ucrania. Ese dinero se suministra. Pero no se reembolsa y si no se reembolsa no hay incentivos [para seguir haciéndolo]. No sé cómo se puede solucionar”, ha admitido el jefe de la diplomacia europea.
Mientras, Hungría y Eslovaquia (que aseguran que han dejado de recibir petróleo de Lukoil debido a un bloqueo por parte de Ucrania, que ha impuesto sanciones a esa compañía, que usa el territorio ucranio como lugar de tránsito) han pedido a la UE que medie para resolver la situación. El ministro Szijjarto asegura que ese bloqueo viola el acuerdo de asociación UE-Ucrania y amenaza con llevar el caso a una comisión de arbitraje. Szijjarto asegura que peligra la seguridad energética de Hungría y de Eslovaquia, ya que ambos países dependen en gran medida del petróleo ruso que llega a través del oleoducto Druzhba.
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