El secretario de Estado británico para la UE: “Soy muy optimista respecto a Gibraltar. El Reino Unido y España tienen voluntad política de alcanzar una solución”

El galés Nick Thomas-Symonds (Griffithstown, 44 años) es el nuevo secretario de Estado para las Relaciones con la Unión Europea del Gobierno de Keir Starmer. La confianza depositada por el primer ministro en este abogado, de carácter afable y dialogante, se demuestra en el hecho de que lo ha incorporado al núcleo duro de su Gabinete, le ha entregado la negociación con Bruselas y le ha encargado además supervisar algunas reformas constitucionales prometidas, como la modificación de la anacrónica Cámara de los Lores.

Thomas-Symonds ha mantenido una breve charla con un reducido grupo de corresponsales, entre ellos el de EL PAÍS, durante la cumbre de este jueves de la Comunidad Política Europea, en el Palacio de Blenheim, en el condado de Oxfordshire. El lugar de nacimiento de Winston Churchill ha sido, además, el escogido por Starmer y su Gobierno para reiniciar sus relaciones con la UE y reafirmar su compromiso con la legalidad internacional.

Pregunta. La palabra de moda es reiniciar. El primer ministro se ha fijado como prioridad tender la mano a la UE.

Respuesta. Creo que hoy se ha podido ver claramente el regreso del Reino Unido al escenario europeo. Mi tarea fundamental es reiniciar nuestras relaciones con la UE. Ya he estado dos veces en Bruselas. Creo que en esta cumbre se abre una maravillosa oportunidad de empezar un nuevo capítulo, no solo a la hora de mostrar a nuestro país junto a sus aliados europeos, sino también para discutir en profundidad los retos a los que todos hacemos frente, como el apoyo a Ucrania, la lucha contra el cambio climático o el tráfico ilegal de inmigrantes.

P. ¿Cuál es el primer objetivo de este reencuentro?

R. Es obvio que estamos en las fases iniciales del reinicio, aunque ya ha quedado claro que el tono ha cambiado. Lo primero que deseamos negociar, como dejamos claro en nuestro programa electoral, es un nuevo pacto de seguridad. Y para ello deberemos recuperar la negociación oficial, entre altos funcionarios, que era tan habitual antes de abandonar la UE.

P. Y el segundo objetivo es afrontar conjuntamente la crisis de la inmigración, pero esta vez sin amenazar con incumplir la ley.

R. Nuestro compromiso inequívoco de permanecer siempre fieles a la Convención Europea de Derechos Humanos es claramente diferente a la posición ambigua que mantenía en anterior Gobierno conservador. Siempre cumpliremos con un texto del que somos signatarios, y que supone un pilar central de la dignidad humana. Desde el primer día al frente del Gobierno, eliminamos el plan de deportaciones de inmigrantes a Ruanda. Hoy queremos dejar claro que este es un desafío compartido con nuestros socios. Ya hemos destinado agentes adicionales de la Agencia Nacional del Crimen para que trabajen de modo conjunto con Europol, con el objetivo de dejar clara la cooperación.

P. ¿Perseguirán, como el Gobierno conservador, relaciones bilaterales con cada país o una relación directa con Bruselas?

R. Ya tenemos una relación bilateral muy importante con Francia. Con ellos tenemos un acuerdo de colaboración policial y de inteligencia para frenar la llegada de pequeñas embarcaciones a las costas de Inglaterra. Pero está claro que algunas cosas deben tratarse directamente con la UE, como la inteligencia compartida, o acciones realizadas a través de fronteras.

P. El acuerdo pos-Brexit sobre Gibraltar quedó paralizado, casi a punto de cerrarse, por el adelanto electoral en el Reino Unido. ¿Es posible alcanzarlo pronto?

R. Realmente lo creo posible. El ministro de Exteriores, David Lammy, lleva ya trabajando en ello desde los primeros días. Es obvio que hay asuntos en los que somos muy firmes, como la soberanía de Gibraltar o la autonomía de nuestras instalaciones militares. Y nunca cerraremos un acuerdo con el que no esté de acuerdo el Gobierno gibraltareño. Pero soy muy optimista, porque ambas partes tienen voluntad política de alcanzar una solución.

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