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Patriots y F-16, el armamento más codiciado por Ucrania para enfrentarse a la nueva oleada de ataques rusos

EE UU, Alemania, Países Bajos, Rumania e Italia proporcionarán a Kiev sistemas de defensa antiaérea, así como munición. “Ayudarán a proteger nuestras ciudades, a los civiles y la infraestructura crítica”, destaca el Ministerio de Defensa ucranio

Soldados ucranios y alemanes se entrenan con el sistema de misiles de defensa antiaérea Patriot en Mecklemburgo-Pomerania Occidental, el 11 de junio.
Soldados ucranios y alemanes se entrenan con el sistema de misiles de defensa antiaérea Patriot en Mecklemburgo-Pomerania Occidental, el 11 de junio.
Óscar Gutiérrez (Enviado especial)

Mientras los aliados deshojan la margarita sobre la distancia a la que la artillería ucrania puede disparar dentro del territorio ruso, el Gobierno de Volodímir Zelenski ha insistido en las últimas semanas a sus socios en que al menos les den algo con lo que repeler los misiles lanzados por Moscú: sistemas de defensa antiaérea. La ecuación es sencilla. Rusia dispara proyectiles de largo alcance, como el KH101 que impactó el lunes en el hospital pediátrico Ojmatdit de Kiev, desde puntos alejados de las capacidades de fuego ucranio. Y lo hace con una intensidad y flexibilidad táctica que saturan el escudo defensivo de Ucrania.

Los aliados han reaccionado y firmaron este martes en la reunión de la OTAN en Washington su compromiso para que Kiev disponga lo antes posible de cinco nuevas baterías para la defensa del país. Además, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, anunció este miércoles que los primeros aviones de combate F-16 de Dinamarca y Holanda van de camino y estarán operativos este verano. Estos aparatos, aún insuficientes para marcar la diferencia en el frente, pueden tener un uso defensivo, bien para interceptar misiles del enemigo o bien a modo disuasorio ante posibles ataques desde cazas rusos.

Hasta el mejor de los escudos defensivos, formados por radares de localización y seguimiento, más baterías fijas o móviles de misiles tierra-aire de interceptación, tiene sus grietas. De los 38 proyectiles lanzados por las fuerzas rusas en la mañana del lunes, ocho lograron golpear en suelo ucranio, varios de ellos en la capital, Kiev, considerada la urbe mejor protegida del país. Más de 30 personas perdieron la vida en esta ciudad, la cifra más alta de víctimas mortales desde diciembre de 2023.

“Cada día, Ucrania está expuesta a ataques masivos de misiles y drones rusos, la mayoría de los cuales son destruidos por la defensa aérea ucrania”, explica en un correo electrónico Dmitro Zhmailo, experto militar del Centro de Seguridad y Cooperación de Ucrania (USCC, en sus siglas en inglés). “Esto ha sido posible gracias al sistema bien establecido de protección escalonada, que incluye el uso de varios tipos de armas de fabricación occidental y soviética, desde el uso de grupos de fuego móviles armados con ametralladoras de gran calibre para combatir drones hasta sistemas de alta tecnología como los Patriot para destruir misiles de crucero y balísticos”.

Los muertos civiles causan un dolor enorme, pero a esto le sigue además un sentimiento creciente de vulnerabilidad de la población civil. Ahí radica también la importancia de los sistemas de defensa antiaérea. Según detalló este miércoles el Ministerio de Defensa ucranio, dirigido por Rustem Umerov, la ayuda anunciada por la Alianza incluye baterías Patriot adicionales, el sistema SAMP-T y componentes para su funcionamiento. En total, Kiev podrá montar cinco nuevas estructuras antiaéreas. Según las estimaciones del analista del USCC, se necesitaría la llegada de 25 Patriot más (o un modelo similar) para hacer frente a la intensidad actual de fuego ruso. “Ayudarán a proteger nuestras ciudades, a los civiles y la infraestructura crítica”, manifestó Umerov sobre el nuevo paquete aliado, que corre a cuenta de EE UU, Alemania, Rumania, Países Bajos e Italia.

Socorristas trabajaban el martes en el hospital pedriático de Ojmatdit, en Kiev, atacado por un misil ruso.
Socorristas trabajaban el martes en el hospital pedriático de Ojmatdit, en Kiev, atacado por un misil ruso. MAXYM MARUSENKO (EFE)
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Además, y según este ministerio, en los próximos meses, los socios de la OTAN transferirán decenas de sistemas tácticos de defensa aérea ―protegen las espaldas de los Patriot, la joya de la corona―, como NASAMS (EE UU-Noruega), HAWK (EE UU), IRIS (consorcio europeo) y Gepard (Alemania). Kiev cuenta ya con todos estos modelos, pero no son suficientes y necesitan munición.

El ataque ruso contra el hospital pediátrico Ojmatdit, el mayor de toda Ucrania, es un buen ejemplo de la relevancia de blindar los cielos del país. A partir de las imágenes grabadas en el momento del bombardeo y difundidas en las redes sociales, expertos en armamento y proyectos de verificación audiovisual como Bellingcat han concluido que el proyectil que impactó en la zona de toxicología del centro era un KH101. Es un misil de crucero con velocidades de entre 700 y 900 kilómetros por hora y una distancia para el objetivo de hasta 2.800 kilómetros. Es decir, las fuerzas rusas pueden lanzarlo desde lo que se conoce ya como su santuario, la zona fuera de tiro para la artillería ucrania.

El KH101 ha sido analizado y destripado por los forenses en numerosas ocasiones ―contiene componentes de fabricación occidental― y aun así sigue alcanzando territorio de Ucrania. Los misiles de crucero suponen un reto extra para los sistemas de defensa: van a baja altura, en una ruta flexible, guiada, difícil para su interceptación. Pero las defensas con las que cuenta Kiev para protegerse debieran ser suficientes. No obstante, según la grabación, la caída del proyectil, con un ángulo descendente muy pronunciado, hace pensar que no viajaba a baja altura.

Rusia lanzó este lunes desde sus cazas Tu-95MS un ataque masivo combinado, con proyectiles de crucero, balísticos y bombas guiadas. Lo hizo a primera hora del día, nada habitual, y tras exigir un gran esfuerzo a las baterías antiaéreas en jornadas anteriores con drones y misiles. Llegó por casi todos los flancos.

“La Fuerza Aérea de Ucrania”, apunta Zhmailo, “declaró que la principal dificultad era que los misiles rusos volaban a altitudes extremadamente bajas, a veces a una altura de 50 metros, lo que complica enormemente la detección y destrucción oportuna de tales objetivos. Además, este tipo de misiles se ha mejorado con protección adicional, incluidos radares y trampas térmicas”. El analista del USCC apostilla que la “lógica” de la defensa no se centra en proteger un hospital, al margen, a priori, de la lista de los objetivos de un contendiente.

Este martes, durante la apertura de la cumbre de la OTAN en Washington, Biden anunció el envío de los cinco nuevos sistemas defensivos para que se incorporen “de inmediato” a la protección de Ucrania. Esa inmediatez, sin embargo, depende generalmente de una formación previa del personal ucranio que los va a utilizar. Su llegada, no obstante, contribuirá a evitar matanzas como la del lunes, más allá de fortalecer la sensación de protección de la población civil. Esto, de un modo temporal, porque son recursos finitos que compiten además con una producción de municiones en Rusia que sigue creciendo en fábricas como las de los KH101, que multiplicó por ocho las unidades el pasado año.

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Sobre la firma

Óscar Gutiérrez (Enviado especial)
Periodista de la sección Internacional desde 2011. Está especializado en temas relacionados con terrorismo yihadista y conflicto. Coordina la información sobre el continente africano y tiene siempre un ojo en Oriente Próximo. Es licenciado en Periodismo y máster en Relaciones Internacionales
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