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El reconocimiento del Estado palestino, una apuesta con vocación de efecto dominó

España espera que 11 países de la UE que votaron a favor del ingreso de Palestina en la ONU se sumen a la iniciativa “más pronto que tarde”. Los palestinos han acogido el anuncio entre la esperanza y el escepticismo

Manifestación convocada por la plataforma Siempre con la Resistencia en apoyo a Palestina y contra la ocupación de Gaza por Israel, este sábado en Madrid.Foto: DANIEL GONZÁLEZ (EFE) | Vídeo: EPV

España, Noruega e Irlanda reconocerán al Estado palestino el 28 de mayo. Los tres países se han concertado para hacerlo el mismo día y anunciarlo, simultáneamente, el pasado miércoles. Se les ha reprochado que se trata de un “gesto simbólico” y lo es: Madrid fue sede de la Conferencia de Oriente Próximo de 1991 y Oslo de los acuerdos de paz de 1993. “El reconocimiento del Estado palestino no va a poner fin a la matanza de Gaza, pero si a [Benjamín] Netanyahu le ha disgustado y [Mahmud] Abbas lo ha aplaudido, algún valor tendrá”, alegan fuentes diplomáticas españolas.

El Gobierno israelí reaccionó el mismo miércoles llamando a consultas a sus embajadores en España, Noruega e Irlanda y convocando a los representes diplomáticos de los tres países en Tel Aviv para darles una “severa reprimenda” y exhibirles una grabación del secuestro de cinco jóvenes mujeres militares por parte de Hamás el pasado el 7 de octubre. El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, declaró que el reconocimiento de Palestina es “una recompensa al terrorismo” y que “al mal no se le puede dar un Estado”; mientras, el presidente palestino, Mahmud Abbas, llamaba a Pedro Sánchez para agradecerle la decisión.

Lo que preocupa a Netanyahu es que cunda el ejemplo. A “Israel le da un poco igual si España reconoce o no a Palestina, pero si otros países se suman a esta iniciativa, podría abrirse una grieta en el escudo de impunidad del que ese país goza en Europa”, analiza Isaías Barreñada, profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad Complutense. Por eso, el viernes, el Gobierno israelí tomó una nueva represalia: impedir al Consulado español en Jerusalén (embajada de facto ante el nuevo Estado) que preste servicios a los palestinos. La víspera había amenazado con construir un asentamiento por cada país que dé ese paso. Si en 2014, cuando Suecia reconoció al Estado palestino, nadie le siguió, ahora puede ser muy diferente. Ya son 143 los países que lo han hecho y el martes llegarán a 146, el 75% de los miembros de Naciones Unidas. Y habrá más.

“España estará acompañada. Esperamos no ser los últimos, que nuestro reconocimiento contribuya a que otros países occidentales sigan este camino”, afirmó el presidente Sánchez el pasado miércoles en el Congreso.

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A los tres reconocimientos del 28 de mayo se sumará el 13 de junio Eslovenia, una vez haya completado su procedimiento interno. Fuentes conocedoras de las conversaciones que ha mantenido Sánchez en los últimos meses esperan que le siga Malta, que el 22 de marzo, en los márgenes del Consejo Europeo, suscribió una declaración en la que se mostraba dispuesta a dar ese paso, junto a España, Eslovenia e Irlanda.

Los siguientes en la lista, según las mismas fuentes, podrían ser Luxemburgo y Bélgica, cuyo primer ministro, Alexander de Croo, acompañó al presidente español en su visita a Israel y Palestina, en noviembre pasado, pero luego se bajó de la iniciativa ante la inminencia de las elecciones generales en su país, que coinciden con las europeas.

También se descolgó Portugal, después de que el primer ministro socialista António Costa fuera sustituido por el conservador Luís Montenegro, pero su ministro de Exteriores, Paulo Rangel, aseguró el 14 de mayo en Madrid que su país apoya el reconocimiento, aunque prefiere esperar al momento oportuno, para sumar a otros países europeos aún reticentes. Grecia y Francia podrían completar una lista que superaría la mitad de los Veintisiete socios de la Unión, contando a los seis que reconocieron Palestina cuando formaban parte del Pacto de Varsovia y los dos que lo hicieron tras ingresar en el club comunitario, Chipre y Suecia.

La expectativa de ese reconocimiento con efecto dominó es precisamente lo que “alimenta la esperanza” de los palestinos, subraya por teléfono desde Ramala la analista Nour Odeh, exportavoz de la Autoridad Palestina. El paso dado por España, Noruega e Irlanda “rompe un tabú en Europa y viene a decirle a la Unión Europea que sus políticas sobre Palestina han sido erróneas; que lo que se ha hecho en los últimos 30 años [desde los acuerdos de paz de Oslo] equivale a garantizar que, hiciera lo que hiciera Israel, no tendría consecuencias”.

Condiciones y requisitos

Fuentes diplomáticas señalan que el mejor termómetro para medir la posición de cada país es la votación de la resolución aprobada el pasado día 10 por la Asamblea General de la ONU que, además de ampliar las prerrogativas y derechos de la representación palestina, aseguraba, en su primer punto, que “el Estado de Palestina cumple las condiciones y requisitos para ser miembro de Naciones Unidas”, por lo que pedía al Consejo de Seguridad que reconsiderara su negativa a admitirlo.

La resolución fue aprobada con 142 votos a favor, nueve en contra y 25 abstenciones. Significativamente, los dos miembros de la UE que votaron en contra (República Checa y Hungría) ya reconocieron el Estado palestino cuando estaban en la órbita soviética. Entre los que se abstuvieron, figuran los más remisos a dar este paso, como Alemania, Austria, Países Bajos o Italia. Por el contrario, entre los 14 socios de la UE que votaron a favor había 11 que aún no han reconocido a Palestina. Además de los dos que lo harán el martes –—Noruega no forma parte de la Unión—, Portugal, Francia, Bélgica, Dinamarca, Estonia, Luxemburgo, Grecia, Malta y Eslovenia. Fuentes diplomáticas alegan que, por coherencia con lo que han votado, deberían reconocer al Estado palestino “más pronto que tarde”. Naciones Unidas ha reconocido la legitimidad de un posible Estado palestino en sucesivas resoluciones, especialmente la 3236 de 1974 de la Asamblea General, que definía como un “derecho inalienable” la “libre determinación” de ese pueblo. Reconocimientos como el de España “no son un regalo, sino la consagración de un derecho”, puntualiza la analista Nour Odeh.

Francia es un caso especial, pues también votó en el Consejo de Seguridad, que es el órgano decisorio de Naciones Unidas, en favor del ingreso, aunque Estados Unidos impuso su veto. Tras el anuncio que los tres países europeos hicieron el miércoles, el ministro de Exteriores francés, Stéphane Séjourné, declaró que el reconocimiento del Estado palestino “no es tabú” para su país, aunque no considera llegado el momento de hacerlo. Con la mayor comunidad judía de Europa y casi siete millones de musulmanes, el conflicto árabe-palestino polariza a la sociedad francesa, donde se han multiplicado los incidentes antisemitas.

Fuera de la UE, tres países tradicionalmente alineados con Estados Unidos —Reino Unido, Canadá y Australia­— han abierto la puerta en las últimas semanas a que el reconocimiento de Palestina no tenga que esperar al final del proceso de paz, sino que pueda anticiparse. Aunque aún están lejos de dar ese paso, fuentes diplomáticas subrayan que algo empieza a moverse incluso en el núcleo de aliados incondicionales de Israel. La dimensión que ha alcanzado la tragedia de Gaza y la crítica de los países del llamado Sur Global, que acusan a los occidentales de aplicar un doble rasero en Oriente Próximo y Ucrania, empiezan a hacer mella en las cancillerías, según reconocen fuentes diplomáticas españolas.

Frente a quienes ven un tufo electoralista en la decisión española, las mismas fuentes alegan que la fecha prevista del reconocimiento era el pasado día 21, para que no coincidiera con la campaña electoral, y se aplazó para coordinarse con otros países, como Noruega, donde no hay elecciones europeas. El Gobierno sostiene, además, que la medida no va en contra de Israel y asegura que, en su campaña internacional por esta iniciativa, Sánchez también ha defendido el reconocimiento del Estado de Israel por parte de los más de 25 países que aún no lo han hecho. Se trata, finalmente, de un asunto políticamente transversal: los primeros ministros de España y Noruega son socialistas, pero su homólogo irlandés es de conservador.

“Necesario pero insuficiente”

Los palestinos han acogido el anuncio de España entre la “esperanza” que describe la exportavoz de la Autoridad Palestina, el escepticismo o incluso el temor de que ese paso sirva de pretexto para no oponerse con medidas concretas “al genocidio en Gaza y al apartheid al que Israel somete a la población palestina”, asegura Taher Ali. Este palestino, activista de la Red Solidaria contra la Ocupación de Palestina (Rescop), considera que la “naturaleza colonial y expansionista de Israel” es incompatible con un nuevo Estado que ni siquiera tendría “continuidad territorial” por los asentamientos israelíes y la anexión de tierras en Cisjordania y Jerusalén Este. Esta decisión, añade, “obvia que Israel es un Estado que ni siquiera se fija fronteras”.

En su discurso en el Congreso, Sánchez no precisó qué implicará la asunción de la estatalidad de Palestina, cuando es precisamente en esos detalles donde radica la diferencia entre “un mero acto simbólico y otro que contribuya a resquebrajar la realidad impuesta por Israel sobre el terreno”, apunta el profesor Barreñada. Un Estado palestino requiere de “condiciones mínimas” por las que España debería presionar y que deberían acompañar a ese reconocimiento que describe como “necesario pero insuficiente”. Entre ellas, el “fin de la ocupación y del apartheid de los palestinos en Israel”, así como “una solución justa para los [casi seis] millones de refugiados palestinos que tienen derecho al retorno [al actual Israel]”.

A la incógnita sobre los detalles concretos del reconocimiento se suma otro motivo de inquietud, añade Itxaso Domínguez de Olazábal, profesora de Geopolítica de Oriente Próximo en la Universidad Carlos III de Madrid. Se trata de la “legitimación”, durante el anuncio parlamentario de Sánchez, “de una Autoridad Palestina corrupta, que reprime a su propio pueblo y colabora con Israel”.

Esta experta cree que la decisión española deja demasiadas cuestiones en el aire: “¿Qué posibilidades reales hay de crear un Estado? ¿Qué soberanía real tiene la Autoridad Palestina? y, sobre todo, ¿qué va a pasar con Gaza, cómo entra eso en la ecuación de este nuevo Estado?

Esos y otros interrogantes, como el relativo al derecho al retorno de los casi seis millones de refugiados palestinos, retrotraen a esta profesora a los fallidos acuerdos de Oslo, hace más de 30 años, de los que se supuso que culminarían en un Estado palestino. Entonces, la negociación de todas las cuestiones “centrales para la causa palestina se pospuso para más adelante” sin que llegara nunca a hacerse realidad. Por esa y otras razones, Domínguez de Olazábal cree que ese Estado palestino, en las actuales condiciones y “en el contexto de un genocidio en Gaza” es “utópico”. Además, el derecho de autodeterminación de los palestinos “puede culminar en un Estado o no. O en un estado binacional”.

Hay “alternativas”, dice esta especialista. Frente a un reconocimiento “inútil” y lo que define como “solución muerta” de los dos Estados, “se impone romper las relaciones con Israel, sobre todo la compraventa de armas, sumarse a la demanda por genocidio de Sudáfrica y seguir presionando a la UE para que suspenda el acuerdo de asociación con Israel”. En su opinión, solo así se combatirá “la impunidad de la que goza desde hace décadas” ese país.

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