La banda que iba a tocar el día del atentado de Moscú: “No hay palabras que puedan resucitar o consolar a la gente”
Los servicios de rescate encontraron este fin de semana decenas de cadáveres amontonados en baños y pasillos de personas que trataban de huir de los terroristas
Toda Rusia vive un profundo duelo desde el pasado viernes. El grupo Picnic iba a tocar ese día en la sala Crocus, a las afueras de Moscú, cuando un comando terrorista irrumpió en el lugar ejecutando a todos los que se encontraran delante. Al menos 137 personas perdieron la vida. Este domingo, el líder de la banda, Edmund Schkliarski, se dirigió visiblemente emocionado a las familias de las víctimas y a todos aquellos que acudieron a su concierto: “Os doy el pésame, pero no hay palabras que puedan resucitar o consolar a la gente”, repitió dos veces. La ayudante de su manager, Yekaterina Kúshner, fue una de las víctimas asesinadas por los terroristas.
El ataque comenzó el viernes unos 10 minutos antes de la hora prevista del concierto, las 20.00, dos menos en la España peninsular. Kúshner, a diferencia del resto del grupo, ya se encontraba en el escenario. Sus compañeros perdieron el contacto con ella tras el atentado.
“Katia es mi amiga, una persona muy cercana para mí. He trabajado con ella muchos años tanto con el grupo Melnitsa como con Picnic. No estamos dispuestos a creer lo peor, Katia es una persona muy fuerte y luchadora”, había escrito este sábado en sus redes sociales el director de la banda, Yuri Chernyshevski. Sin embargo, este domingo se confirmaron los peores presagios, cuando su marido identificó el cuerpo.
El resto de la banda se salvó porque estaba en el camerino, lejos de la masacre perpetrada por unos terroristas que degollaron a algunos heridos y a otros los ejecutaron con sus armas de fuego.
Las autoridades están identificando poco a poco a las víctimas. Los servicios de emergencias tardaron más de un día en extinguir el incendio provocado por los atacantes con unos bidones de gasolina, y el complejo quedó arrasado. Más de 700 miembros de los equipos de rescate siguen retirando escombros y los hallazgos son espeluznantes: en unos baños fueron localizados 28 cadáveres de gente que trataba de huir; y en unas escaleras de emergencia, otras 14 personas perdieron la vida.
Yekaterina Volosiólova es otra de las víctimas mortales. Proclamada Miss Tver en 2001 —una de las regiones colindantes con la provincia de Moscú—, falleció en el ataque con apenas 42 años. Casada y con dos hijos, su entorno contó al diario Starhit que “amaba mucho a Picnic y trataba de no perderse un concierto”.
La tragedia también golpeó a una conocida organización sin ánimo de lucro que ayuda a buscar personas desaparecidas. La ONG Liza Alert emitió un comunicado en el que informaba del fallecimiento de dos de sus voluntarios: Oleg Pavlovski y Tatiana Abdulova. “El dolor también nos llega a nosotros, hemos perdido a dos amigos y camaradas”, decía el pésame de Liza Alert.
Otra de las víctimas mortales es una alto cargo del banco central de Rusia. Tatiana Pijnovskaya acudió al concierto con una amiga de la infancia. Su marido no pudo acompañarla por problemas de agenda. Según los medios rusos, la víctima se encontraba en el baño cuando comenzó el ataque y pudo hablar por teléfono con su esposo. Este le aconsejó que huyera, pero las dos mujeres murieron asfixiadas por el humo.
La tragedia ha alcanzado a numerosas regiones de Rusia. Como un jugador de hockey sobre hielo de 39 años de Yaroslavl —unos 250 kilómetros al noroeste de Moscú—, Alexéi Rudnitsk; y una familia de la provincia de Tula, a unos 150 kilómetros al sur de Moscú. Una mujer de aquella región fue asesinada y su hija, de 11 años, se encuentra hospitalizada en Moscú en estado grave por una herida de bala.
Sin protocolo de luto
No hay un protocolo para declarar día de luto en Rusia. Esta decisión es potestad del presidente, aunque la tradición establece que se honre de este modo a los muertos en una tragedia con más de 60 fallecidos o a personas con especial resonancia pública que pierdan la vida. Sin embargo, con Vladímir Putin este reconocimiento es cuestión de simpatías: con el líder ruso que democratizó la Unión Soviética, Mijaíl Gorbachov, no hubo día de luto por su muerte en 2022. En cambio, sí gozó de este honor el hombre que entregó el poder a Putin, el expresidente Borís Yeltsin, en 2007 pese a ser señalado como uno de los grandes culpables de los calamitosos años noventa.
La última vez que Rusia estuvo de luto fue en 2018. El 25 de marzo de aquel año murieron 64 personas al arder un centro comercial de Kémerovo, una ciudad siberiana situada a 3.500 kilómetros de Moscú.
Los rusos seguían este domingo acercándose al exterior del complejo Crocus para honrar a las víctimas y apoyar a los supervivientes. Una montaña de flores, juguetes y velas recuerda allí a los fallecidos y heridos a apenas decenas de metros del vestíbulo, coronado por un tejado totalmente carbonizado.
Las morgues de Moscú continúan atestadas de gente. “Intentamos consolar a la gente, pero es difícil”, dijo el sacerdote Mijaíl al diario Fontanka el domingo. “No me acuerdo a qué hora he llegado. La gente viene a raudales, mucha gente ha muerto. Es un dolor terrible”, relató.
En todas las calles de Rusia, las banderas nacionales ondean a media asta junto con un crespón negro y las autoridades moscovitas han desplegado también carteles de apoyo a las víctimas en la capital. Los carteles publicitarios electrónicos han sustituido sus anuncios por imágenes de una vela sobre fondo negro con el lema “Lloramos, 22.03.2024″.
Cines, teatros y polideportivos han cerrado, no solo por seguridad, sino para guardar el luto. Las televisiones suspendieron este domingo la emisión de las películas y programas de entretenimiento que tenían programados, así como los anuncios. Los museos rusos sí abrieron, pero guardaron un minuto de silencio a mediodía en honor a las víctimas, que aparecen en una lista que cada hora que pasa va en aumento.
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