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Trump comparece en el tribunal de Nueva York que le juzga por difamar a la columnista E. Jean Carroll

Un jurado de nueve miembros deberá decidir la cuantía de la indemnización que debe pagar el candidato republicano a la Casa Blanca por dañar la reputación de la mujer

María Antonia Sánchez-Vallejo
Donald Trump juicio
Donald Trump, durante la vista de este jueves del juicio por difamación en el Tribunal Federal de Manhattan (Nueva York).JANE ROSENBERG (REUTERS)

La carrera de Donald Trump hacia la Casa Blanca avanza en zigzag, de los mítines a los juzgados y viceversa. Tras sus contundentes victorias en los caucus de Iowa y New Hampshire, el candidato favorito para alcanzar la nominación republicana ha comparecido este jueves en el tribunal federal de Nueva York donde se ha reanudado el juicio por difamación a la columnista E. Jean Carroll. La vista tuvo que ser pospuesta por sus compromisos de campaña, pero también por los síntomas de covid de su abogada Alina Habba. La breve declaración del magnate ante el jurado, en la que ha afirmado que no tuvo intención de menoscabar a la mujer, ha puesto fin a los turnos de la acusación y la defensa.

Los abogados de la columnista, que el pasado mayo ganó un primer juicio por abusos sexuales, han presentado pruebas para convencer a los nueve miembros del jurado de que Trump le debe una indemnización por haberla difamado cuando hizo públicas las acusaciones. Carroll, de 80 años y excolumnista de la revista Elle, reclama al candidato a la reelección al menos 10 millones de dólares por haber negado en 2019 que abusara de ella a mediados de los años noventa en un probador de unos exclusivos almacenes de Manhattan, como consideró probado el jurado en mayo.

Entonces, Trump, de 77 años, fue condenado a pagar a Carroll cinco millones de dólares, por lo que este es el segundo asalto contra el republicano, a quien sus numerosos líos legales -afronta un total de 91 cargos, sumadas las cuatro imputaciones que pesan sobre él y un par de procesos civiles- parecen impulsar en popularidad y en donaciones para su campaña. Trump ha negado sistemáticamente haber actuado mal (también lo hizo en la causa resuelta en mayo), afirmando que no conocía a Carroll a pesar de las fotos de la época en las que aparecen juntos en varias fiestas, y acusándola de inventarse la violación para impulsar las ventas de un libro autobiográfico. Este jueves ha vuelto a reiterar que no la agredió sexualmente.

A diferencia del proceso del año pasado, presidido también por el juez Lewis Kaplan, en el actual sólo se dirime la cuantía de la reparación a la que Carroll tiene derecho. El jurado debe decidir cuánto dinero debe pagar el magnate por dañar la reputación de la mujer y cuánto, si es el caso, en concepto de multa o sanción y para disuadirle de difamarla de nuevo. Un experto en daños y perjuicios declaró en nombre de Carroll la semana pasada que el daño a la reputación podría ascender a 12,1 millones de dólares.

Los abogados de Carroll mostraron al jurado extractos de una declaración de octubre de 2022, durante la cual Trump rechazó las afirmaciones de Carroll y la tachó de “enferma mental”, denigrándola reiteradamente. La intemperancia del republicano durante las vistas, con frecuentes y airadas intervenciones e incluso comentarios denigratorios sobre los ayudantes del juez Kaplan, obligó a este a amonestarle, amenazándole la semana pasada con expulsarle de la sala. Similares episodios de incontinencia se produjeron el pasado 11 de enero, durante una vista del caso por fraude civil presentado por la fiscal general de Nueva York, cuando Trump respondió atacando al juez y proclamando que el caso era una farsa motivada políticamente.

Crispación política

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Farsa o no, la crispación política que el republicano acostumbra atizar se ha trasladado también al proceso. Una vieja amiga de Carroll ha declarado este jueves ante el jurado que teme verse involucrada en una demanda contra Donald Trump por el “peligroso clima” que se respira en Estados Unidos, informa la cadena CNN. “Soy una gran consumidora de noticias y me mantengo al día todo lo que puedo, y el clima en el país me parece peligroso”, ha dicho la testigo, llamada a declarar por la defensa agarrándose a un par de comentarios equívocos sobre ciertos rasgos psicológicos de Carroll. La declarante ha afirmado estar arrepentida de haberlos hecho.

Para el candidato republicano, el juicio de Manhattan se ha convertido en un elemento más de su carrera hacia la reelección, en otra caja de resonancia. Aunque durante la vista de hoy se ha mostrado incluso morigerado para lo que es habitual en él, en las últimas horas ha publicado docenas de post en su plataforma Truth Social, manteniendo que nunca había oído hablar ni tocado a Carroll y que el caso es “otra estafa” debida a la caza de brujas política que no se cansa de denunciar. Kaplan, con una experiencia de 29 años en la judicatura federal y conocido tanto por su firmeza como por su escasa paciencia con los respondones, le advirtió la semana pasada que no utilizara la sala del tribunal para airear sus quejas políticas, ese argumentario victimista que tan buenos resultados parece estar dándole de cara a las elecciones presidenciales de noviembre.

Los abogados de Carroll advirtieron también de que Trump podría intentar “sembrar el caos” -es decir, hacer aún más ruido- si testificaba, ya que esa actitud podría ayudarle políticamente. El apoyo que viene cosechando hasta ahora, pese a los 91 cargos en su contra, parece confirmar sus sospechas.

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