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Dov Waxman, experto en Oriente Próximo: “Israel puede ganar todas las batallas en Gaza, pero perder la guerra”

El director del centro de estudios sobre Israel de la Universidad de California en Los Ángeles ve “irrealistas e inalcanzables” los objetivos de la campaña en la Franja tras el ataque de Hamás, igual que hizo en 2006 con Hezbolá

Antonio Pita
Dov Waxman Guerra Israel Gaza
El director del centro de estudios sobre Israel de la Universidad de California en Los Ángeles, Dov Waxman, en una imagen cedida.UCLA

Dov Waxman (Londres, 49 años) ve bastantes nubarrones en el futuro más inmediato de Israel. Primero, por haberse marcado objetivos “irrealistas e inalcanzables” para su sangrienta campaña en Gaza, igual que hizo en 2006 con Hezbolá, hoy más potente que entonces. Prevé que Israel acabará ocupando militarmente la Franja, por falta de un plan factible para el día después, y enfrentado a una insurgencia al estilo guerrillero que surja de los escombros. “Israel ha creado las condiciones para ganar todas las batallas, pero perder la guerra”, resume. Los bombardeos de hoy, advierte, quizás le den “tranquilidad a corto plazo”, pero fomentarán “otra ronda de conflictos dentro de unos años”.

Catedrático y director del Centro Y&S Nazarian de Estudios sobre Israel de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA), Waxman ha escrito cuatro ensayos en las dos últimas décadas sobre sus ámbitos de especialidad: el conflicto de Oriente Próximo, la política y relaciones exteriores de Israel, la alianza con Estados Unidos y el antisemitismo contemporáneo. Con esa perspectiva, ve al país rumbo a una “crisis política muy grave” en cuanto se desintegre el actual espejismo de unidad, cimentado en el consenso social en torno a la necesidad de acabar con Hamás tras su ataque masivo del 7 de octubre.

Pregunta. Tras dos meses y medio de guerra, ¿hasta qué punto ha logrado Israel sus objetivos en Gaza?

Respuesta. En cuanto a eliminar la capacidad militar de Hamás, ha matado a muchos de sus hombres, a sus comandantes y a algunos mandos, pero no a los líderes ni la ha derrotado sobre el terreno. Sigue siendo una fuerza de combate. El segundo objetivo es derrocar al Gobierno de Hamás en Gaza. Lo ha logrado en el norte, que es donde tenía su sede, en la capital. Es difícil imaginar hoy que Hamás recupere el control gubernamental. Y luego está la liberación de los rehenes. Hay aún unos 129.

Así que no ha logrado ninguno por completo, lo que muestra la dificultad de hacerlo simultáneamente. Garantizar la liberación de los rehenes está en tensión con el resto de objetivos. No estoy seguro de que pueda lograr todos.

Históricamente, el ejército israelí es muy bueno en ganar batallas, victorias tácticas. Pero tiene mucho menos éxito en lograr victorias estratégicas. Gana las batallas pero, en cierto modo, pierde las guerras. Un ejemplo es la guerra con Hezbolá en 2006. Le dio un fuerte golpe militar, pero no logró su derrota, que es lo que había prometido como victoria. En cierto modo, Hezbolá ganó la guerra básicamente sobreviviendo. Y existe el peligro de que eso ocurra una vez más, porque [el primer ministro, Benjamín] Netanyahu ha definido el objetivo como la victoria total y todo lo que no sea eso será percibida por el público israelí como una derrota. Hamás bien podría salir de los búnkeres y los túneles en algún momento y declarar victoria. No descarto que Israel gane, pero necesitaría meses y soy escéptico de que los tenga. Cada vez habrá más presiones.

P. El Gobierno israelí insiste en que la liberación de los rehenes y el poder militar están conectados, porque presionan a Hamás a negociar.

R. Hamás ofreció desde el principio liberar rehenes a cambio de presos. Puede que la presión los llevase a aceptar condiciones más favorables para Israel, pero está claro que la continuación de la guerra pone sus vidas en peligro, sea por estar en los túneles, por los bombardeos o por la muerte a manos de soldados israelíes, como vimos la semana pasada.

Tampoco creo que, por la presión militar, Hamás esté reduciendo lo que pide. Aún quiere a todos los presos de seguridad. Es un argumento políticamente cómodo para Netanyahu.

P. El gobierno habrá puesto el listón muy alto, pero la población no va a aceptar ya menos de lo prometido

R. Sospecho que Netanyahu querrá al menos algún tipo de victoria que pueda intentar vender al público israelí, como matar a [el líder de Hamás en Gaza] Yahia Sinwar y decir que no lograron los otros objetivos por la comunidad internacional. Estoy de acuerdo en que la opinión pública israelí no va a aceptar menos que una victoria total, pero soy escéptico de que lo vaya a lograr. Y creo que el primer ministro ya está sentando las bases para tratar de sobrevivir políticamente a un resultado que no va a ser una victoria total.

P. Entonces los objetivos no son realistas…

R. No creo. El desmantelamiento del gobierno de Hamás lo es, pero plantea la cuestión de qué vendrá después. Y sin un plan realista para el día siguiente, lo más probable es que Israel vuelva a ocupar y gobernar Gaza de manera efectiva.

Cambiar de régimen es realista en la medida en que elimina al gobierno actual. Pero si no hay nada factible que lo sustituya, puede acabar en la anarquía o la ocupación militar prolongada, que creo que es el resultado más probable.

Lo que no veo realista es la retórica sobre la eliminación, la derrota, la destrucción de Hamás. Sus combatientes pueden simplemente reconstituirse como una fuerza clandestina. No olvidemos que Hamás no solo está en Gaza. También hay militantes en Cisjordania y Líbano. Y su liderazgo está en otras partes. Incluso si Israel lo elimina totalmente de la Franja, cosa que no creo, seguirá existiendo como organización, con sus finanzas y apoyos externos. Y ahora mismo cuenta con más apoyo entre los palestinos y en todo el mundo árabe.

Hamás no es como el ISIS, esa analogía que hace Netanyahu, y eso es parte del problema. Está arraigado en la sociedad palestina, existe desde hace décadas y su programa es popular entre un número significativo de palestinos. Si lo eliminas, surgirá otra organización.

En los primeros días de la guerra el Gobierno se fijó objetivos irrealistas e inalcanzables, como en 2006. Y creó las condiciones para ganar todas las batallas y, en última instancia, perder la guerra.

P. ¿Y cómo se cuadra el círculo de que las metas sean inalcanzables y la población espera que se cumplan?

R. En algún momento va a haber una crisis política muy grave en Israel, porque el apoyo a la guerra está condicionado a lograr los objetivos. Entiendo por qué los israelíes quieren alcanzarlos, pero es una vez más sus líderes diciéndoles que existen soluciones militares. Y, con toda su capacidad militar, Israel necesita soluciones diplomáticas para las que este gobierno no está preparado en absoluto.

Primero habrá una demanda masiva de nuevas elecciones. Hay una posibilidad real de una nueva coalición entre el centro-izquierda y el centro-derecha, sin el Likud ni la extrema derecha. Y, al frente, alguien como Benny Gantz, que es de derechas, pero no se opone a la Autoridad Nacional Palestina. Y, por su experiencia militar, tal vez logre el apoyo de los israelíes de centro al explicar que las políticas de la derecha generaron durante mucho tiempo las condiciones que llevaron al 7 de octubre, por lo que tiene que haber un cambio.

Va a haber una crisis política. Ya existía antes de octubre, por la reforma judicial, y ahora será aún más profunda porque la creencia de la ciudadanía en el Gobierno, incluso en el propio Estado, está realmente en cuestión.

P. Otro problema interno son las decenas de miles de desplazados de las fronteras con Gaza y Líbano. ¿Cuándo se considerará que se han logrado las condiciones para que regresen a sus casas, sobre todo los segundos?

R. Estados Unidos no va a apoyar que Israel vaya a la guerra con Hezbolá el año que viene. Así que, en última instancia, no hay opciones fáciles para Israel. Solo un menú de malas opciones, cada una con un coste. Es extremadamente difícil decirles a los israelíes que regresen a sus casas al sur o al norte, pero la realidad es que su seguridad no se logra sin acuerdos. Vivir al lado de Estados fallidos crea inseguridad a los residentes. Construir muros lo suficientemente altos para mantener alejados los problemas puede funcionar un tiempo, pero acaban llegándote. Solo puedes lograr seguridad si tu vecino la tiene.

P. Hablaba de hasta qué punto la muerte de miles de menores y mujeres en Gaza aporta seguridad a Israel.

R. La estrategia militar de Israel, que se remonta a la década de 1950, siempre ha sido una represalia masiva, abrumadora, desproporcionada. ‘Si nos golpeas, te golpearemos tres veces más fuerte’. Como disuasión. Compra tranquilidad a corto plazo, pero fomenta otra ronda de conflictos dentro de unos años. Piensa en los niños de Gaza hoy, en su trauma. Algunos milicianos de Hamás son hijos de rondas anteriores de combates en las que perdieron sus hogares y sus familias. Lo vemos en las encuestas entre los palestinos: el apoyo a la resistencia armada está aumentando.

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Sobre la firma

Antonio Pita
Corresponsal para Oriente Próximo, tras cubrir la información de los Balcanes en la sección de Internacional en Madrid. De vuelta a Jerusalén, donde ya trabajó durante siete años (2007-2013) para la Agencia Efe. Licenciado en Periodismo y Máster de Relaciones Internacionales y Comunicación por la Universidad Complutense de Madrid.

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