La UE avanza para prohibir los diamantes de Rusia tras meses de bloqueos
Una delegación de expertos del G-7 analizará en Amberes, el gran centro histórico del sector, las fórmulas de rastreo y seguimiento de las piedras preciosas rusas
Más de 600 días después de que Rusia iniciase la invasión a gran escala para fulminar la soberanía de Ucrania, Occidente sigue buscando fórmulas para estrangular su economía de guerra. Ahora, tras meses de bloqueos, la Unión Europea avanza para prohibir los diamantes de origen de Rusia, que abastece un tercio de la demanda mundial. El club comunitario vincula su veto al del G-7, el grupo de los países más desarrollados, para que sea efectivo. Y ese respaldo del grupo formado por Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y el Reino Unido (la UE es miembro no enumerado) ya está sobre la mesa. Bruselas ultima ahora su duodécimo paquete de sanciones contra entidades y personas rusas, y trabaja para poder incluir en él —o al menos en un anexo posterior— los diamantes de Rusia, según varias fuentes comunitarias.
“Para reducir los ingresos que Rusia obtiene de sus exportaciones, aceleraremos nuestras consultas sobre energía, metales y todos los diamantes no industriales, incluidos los extraídos, procesados o producidos en Rusia”, dicen los ministros de Exteriores del G-7 y el alto representante para Política Exterior de la UE, Josep Borrell, en una declaración conjunta tras su reunión de hace unos días en Japón. Quedan por limar, sin embargo, detalles técnicos para poner en marcha el veto a los diamantes rusos en los mercados occidentales, que representan el 70% de la demanda mundial de joyas con estas gemas. La clave es cómo rastrear las piedras (se centrarán fundamentalmente en las gemas en bruto de un quilate o más) para trazar su origen. Y no es sencillo.
Un equipo de expertos del G-7 visitará Bélgica esta semana para analizar las propuestas de trazabilidad, que garanticen y documenten que las gemas que llegan no lo hacen desde Rusia. El equipo se reunirá con representantes de la Comisión Europea y pasará por Amberes, el corazón histórico del comercio de grandes diamantes y en bruto, donde hablarán con empresas del sector. Su visita de varios días, que coincide con la reunión de ministros de Exteriores y de Asuntos Europeos de los Veintisiete en Bruselas, llega después de un viaje similar a la India, que es desde hace años cortadora y pulidora del 90% de los diamantes en bruto del mundo.
El petróleo y el gas ruso ya están bajo sanciones del G7 y de la UE. Aunque estos castigos tienen excepciones y fisuras que permiten al Kremlin sortear la prohibición y llegar a los mercados occidentales. Ahora, tras meses de presiones y dudas sobre cómo hacer efectivo el veto, Bruselas se dispone a poner el foco también en los diamantes, que aportan al Kremlin más de 3.700 millones de euros al año, sobre todo a través de Alrosa, una compañía de mayoría estatal.
El Ejecutivo comunitario ya trató de incluir a Alrosa en su lista de empresas rusas bajo sanciones en septiembre de 2022, como adelantó EL PAÍS; aunque en esa ocasión fue por apoyar a la armada rusa sustentando económicamente el submarino Alrosa. Esa propuesta no salió adelante, ya que las sanciones necesitan la aprobación por unanimidad de los Estados miembros.
Bélgica pide no dañar al mercado
En la UE, uno de los socios, Bélgica, tiene intereses en el comercio de los diamantes por el gran puerto de Amberes. Sin embargo, el Gobierno belga, que en un inicio no respaldó la propuesta, asegura que apoya el veto a las piedras preciosas rusas, pero también que es necesario un sistema de rastreo que no dañe el resto del mercado. Y ha hecho una propuesta técnica. El actual sistema, que se basa en documentos que certifican el origen de las gemas —como el “proceso Kimberley”, que certifica con documentos que no son diamantes de sangre— y que pueden alterarse ya no sirve.
El primer ministro belga, Alexander de Croo, aseguro hace unos días que el bloqueo a los diamantes rusos está “más cerca”. Sin embargo, una vez que las sanciones se aprueben a nivel europeo —que probablemente aguardarán a pulir el encaje técnico— podrían tardar aún meses en entrar en vigor. Bélgica baraja el plazo del primer trimestre de 2024. Para que empiece a andar el veto es necesario poner en marcha el sistema de rastreo más tecnológico, que radiografíe las piedras (en bruto y de cierto tamaño) para que puedan rastrearse a lo largo de toda la cadena.
Estados Unidos ya sancionó los diamantes rusos (en bruto y los tallados y pulidos en Rusia). Sin embargo, el comercio de esas piedras preciosas apenas se ha resentido en Rusia, que, según los expertos y analistas, ha logrado evadir ese veto de EE UU (el mayor consumidor de diamantes para joyas) y eludir las sanciones poniendo las gemas en el mercado a través de otros países y alegando otros orígenes.
Algunos de los principales vendedores de joyas de diamantes del mundo aseguran que no compran gemas rusas desde el principio de la invasión a gran escala sobre Ucrania, pero las lagunas en los documentos que prueban el origen de los diamantes los siguen poniendo en el mercado, señalan fuentes diplomáticas al tanto del debate sobre las sanciones europeas. Se trata ahora de que la medida europea no tenga esos resquicios.
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