El alcalde de Nueva York emprende una gira por América Latina para abordar la crisis migratoria en origen
La afluencia de extranjeros a la Gran Manzana ha provocado un enconado debate político por la intención del regidor de negar el tradicional derecho de asilo de la ciudad a los hombres que viajan solos
El alcalde de Nueva York, el demócrata Eric Adams, emprende este miércoles una gira de cuatro días por Latinoamérica, con una primera parada en México, para conocer las principales rutas que siguen los migrantes que llegan a EE UU, según ha informado su oficina. Desde abril de 2022 han arribado a la Gran Manzana 122.000 migrantes, en su mayoría latinoamericanos (con los venezolanos a la cabeza) y centroamericanos. La afluencia ha tensionado de tal manera la capacidad del sistema de refugio de la ciudad, que su Administración ha intentado, este mismo martes, avanzar hacia la revocación de una norma vigente en la ciudad y el Estado: la de que debe ofrecerse asilo a cualquiera que lo solicite, incluidos los hombres que viajan solos. Esta política ha sido en las últimas décadas de obligado cumplimiento hasta que las llegadas masivas han desbordado materialmente la capacidad de refugio y asilo de la ciudad.
La gira de Adams continuará en Quito y Bogotá, para terminar con una visita al paso del Darién. El regidor tiene previsto regresar a Nueva York este domingo.
Tras pedir reiteradamente ayuda al Gobierno federal para afrontar el coste económico de la crisis, la Administración que preside Adams es objeto de crecientes críticas por parte de muchos de sus correligionarios demócratas. Las declaraciones de su principal asesora, Ingrid Lewis-Martin, que este fin de semana dijo literalmente que lo que el presidente Joe Biden debe hacer es “cerrar la frontera” para cortar el flujo de llegadas, están en la diana de numerosos activistas y ONG, pero también de políticos del mismo bando que Adams, que las consideran más propias de las facciones más ultras del Partido Republicano.
“Necesitamos que el Gobierno federal, los congresistas, el Senado y el presidente [Biden] hagan su trabajo: cerrar las fronteras”, dijo Lewis-Martin en una entrevista televisiva. “Y hasta que cierren las fronteras, tienen que idear una estrategia de descompresión total en la que puedan acoger a todos nuestros inmigrantes y repartirlos por los 50 estados” del país.
El debate local sobre la política migratoria se ha enconado especialmente tras el segundo intento legal de la Administración Adams, a última hora de este martes, de suspender la tradicional ley de asilo, lo que implicaría denegar automáticamente a los migrantes solos -o a cualquier estadounidense sin hogar, a los que también alcanza la norma- un lugar donde cobijarse. El consuetudinario derecho de asilo ya ha sido recortado en la práctica en las últimas semanas: los hombres solos, que hasta julio tenían derecho a dos meses de cobijo, disponen ahora de sólo un mes de amparo, transcurrido el cual deben solicitar un nuevo alojamiento en la abultada red de hoteles y campamentos habilitados para los migrantes, incluidos los gimnasios de numerosas escuelas públicas. La batalla legal de la alcaldía se prolonga desde hace meses.
Revocar la ‘doctrina Callahan’
Los defensores del derecho de asilo, que ha convertido a Nueva York en un Estado santuario. afirman que la iniciativa legal del alcalde supone el fin del refugio tal como se conocía hasta ahora. De ser aprobada por un juez del Tribunal Supremo del Estado de Manhattan, supondría el primer cambio importante en una práctica que lleva vigente desde 1981, cuando la ciudad aceptó resolver una demanda de la Legal Aid Society, un grupo de derechos humanos, proporcionando amparo a cualquier adulto, extranjero o estadounidense, que lo solicitara. Esta norma se conoce también como decreto de consentimiento Callahan, o doctrina Callahan, y obliga a la ciudad a proporcionar refugio a cualquier hombre solo que lo necesite (la alcaldía no ha cuestionado el asilo de las familias con menores, que reciben inmediato cobijo y los hijos, escolarización de un día para otro).
Según datos de la alcaldía, la crisis migratoria ha costado a la ciudad más de 2.000 millones de dólares desde la primavera de 2022, cuando el gobernador de Texas, Greg Abbott, fletó el primero de los autobuses de migrantes a Nueva York, en un intento de presionar políticamente a la Administración demócrata y por extensión a los Estados azules (demócratas). Pese a las partidas presupuestarias extraordinarias aprobadas por el Estado, además de las procedentes del Gobierno federal, la Administración de Adams insiste en que no hay dinero para afrontar todos los gastos derivados de la manutención de esta población flotante en la ciudad. En la prórroga alcanzada in extremis el sábado para evitar el cierre de la Administración, no hay ninguna partida para financiar la gestión de la crisis migratoria.
Sigue toda la información internacional en Facebook y X, o en nuestra newsletter semanal.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.