Debate en Ecuador: Daniel Noboa y Luisa González ofrecen un cara a cara lento y plano a un país ahogado por la violencia
Los candidatos tratan de desprenderse de sus mentores: el expresidente Rafael Correa y el cinco veces aspirante a Carondelet, Álvaro Noboa
El último debate antes de las elecciones presidenciales de Ecuador, el 15 de octubre, resultó intrascendente. Sin apenas discusión, sobre la mesa se pusieron propuestas imposibles de cumplir en un año y medio de mandato, que es el tiempo que tendrá para gobernar quien gane los comicios en dos semanas. Daniel Noboa y Luisa González respondieron en dos horas sobre cuatro ejes temáticos: economía, seguridad, social y político. Fue un debate lento y sin ideas claras entre los herederos políticos de Rafael Correa y Álvaro Noboa -padre del candidato- que hace 17 años se enfrentaron en un escenario similar que definió las elecciones de 2006 a favor del correísmo.
Este domingo es difícil imaginar que el debate vaya a decantar la contienda. El rígido formato planteado por el Comité de Debate del Consejo Electoral no permitió la discusión, ni los candidatos se animaron a hacer preguntas incómodas. El tiempo pasó entre una enumeración de problemas y posibles soluciones sin profundidad ni el apasionamiento necesario para captar a ese importante grupo de indecisos que sobrepasa el 37%, según la encuestadora Cedatos. La intención del voto está liderada por el aspirante de la alianza ADN, Noboa, con el 44% frente a la candidata de la Revolución Ciudadana, con el 32%, según la encuesta de Perfiles de Opinión.
El espacio le sirvió a González para desprenderse por primera vez de su líder y mentor Rafael Correa. “Quiero ratificar que la candidata a la presidencia de la República soy yo, Luisa González, no Rafael Correa”, dijo sobre quien había prometido nombrar su principal asesor en caso de ganar la Presidencia. Noboa, también en su búsqueda de personalidad propia, tampoco quiso aludir a su padre, que fue cinco veces candidato a Carondelet y es un político muy conocido en todo el país frente a las incógnitas que genera su hijo, que alcanzó la segunda vuelta por sorpresa el 20 de agosto.
El primer momento álgido lo provocó Noboa cuando le preguntó a su contrincante que en cuánto tiempo pretendía desdolarizar a Ecuador, “siguiendo las recomendaciones del Grupo de Puebla, y de su líder, Rafael Correa?”. Se trata de uno de los temas más sensibles en economía para los ecuatorianos. Noboa intentaba una estocada por las declaraciones que hizo el candidato a la vicepresidencia por la Revolución Ciudadana, Andrés Arauz, quien se ha hablado de incorporar una “ecuadolarización”, una moneda electrónica para pagos y transacciones. González esbozó una sonrisa y respondió: “En el Grupo de Puebla se habló de un sistema de pago de comercio mundial, yo voy a inyectar recursos en la economía, fortalecer la industria nacional para fortalecer la dolarización”.
Cuando llegó el momento de hablar sobre la seguridad, en un país con uno de los índices de crímenes más altos de Latinoamérica y la mayor preocupación de los ciudadanos, los aspirantes anunciaron que ya han bautizado sus proyectos. El llamado Plan Fénix es el de Noboa, que insistió en su propuesta de crear cárceles barcazas para aislar a los detenidos, y Plan Resurgir es el de González, que centra su propuesta es militarizar las cárceles.
“Lo primero es que se vaya un Gobierno que dejó que el crimen organizado se infiltre en el país”, arremetió González, quien vio la oportunidad de atacar al empresario. “la mayor parte de la violencia viene del crimen organizado, las mafias incluso ponen ministros que facilitan la exportación de drogas, respóndale al país si el exministro de Agricultura, Bernardo Manzano, fue gerente del grupo Noboa”.
Manzano fue mencionado en unos audios sobre un caso de tráfico de influencias en el actual Gobierno. Noboa respondió: “Sí, fue por mucho tiempo gerente de Corporación Noboa, así mismo hubo ministros como Pepe Serrano -que ocupó varios cargos en el gobierno de Rafael Correa- que estuvo involucrado con el narcotráfico”.
En una campaña marcada por la violencia, los candidatos apenas hacen actos en la calle y mítines multitudinarios, por la exigencia de rodearse de fuertes medidas de seguridad. En esta último ocasión de hablarle directamente a los ecuatorianos, los aspirantes se despidieron con invitaciones a seguir debatiendo en TikTok.
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