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Eslovaquia elige entre un nacionalista prorruso y un joven eurodiputado liberal próximo a Kiev

Robert Fico, ex primer ministro dimitido tras el escándalo por el asesinato de un periodista, encabeza las encuestas en las elecciones del sábado, aunque muy igualado con el progresista Michael Simecka

Eslovaquia Guerra Ucrania Rusia
El ex primer ministro y candidato eslovaco Robert Fico antes de un debate electoral televisado, el 21 de septiembre en Bratislava.JAKUB GAVLAK (EFE)
Gloria Rodríguez-Pina

Los eslovacos deberán elegir este sábado entre dos modelos contrapuestos. Los ciudadanos de este país de apenas 5,5 millones están llamados a votar en unas elecciones legislativas que se han convertido en simbólicas para la UE. Con su papeleta decidirán entre un Gobierno que se mantenga en el consenso europeo y de la OTAN, con Ucrania, su vecino del este, en guerra, o si devuelven al poder al populista y nacionalista Robert Fico.

El que fuera tres veces primer ministro —al que todos dieron por muerto políticamente cuando perdió en 2020 tras verse forzado a dimitir ante las protestas masivas por el asesinato de un periodista de investigación y su pareja en 2018—, ha vuelto como favorito en las encuestas. Durante la campaña, Fico, de 59 años, ha prometido parar la ayuda militar a Kiev y ha denunciado las sanciones a Rusia, en línea con el líder de la UE más cercano a Moscú, el ultraconservador húngaro Viktor Orbán. Enfrente tiene a Michal Simecka, un eurodiputado de 39 años liberal, europeísta y proucranio. El líder de Progresívne Slovensko (Eslovaquia Progresista, PS) llega a la cita electoral muy igualado con Fico, pero con menos posibilidades de formar gobierno.

La eslovaca es una de las sociedades más prorrusas del centro y este de Europa, por razones históricas. Según un estudio del think tank internacional Globsec, solo el 40% de los eslovacos cree que Rusia sea la principal responsable de la invasión de Ucrania, frente al 85% de los polacos. Robert Vass, presidente de esta organización en Bratislava, explica que Rusia ha encontrado en el país terreno abonado para la propaganda, con una gran red de desinformación que se ha reforzado durante la guerra. En primavera, las autoridades detuvieron a un periodista que fue grabado recibiendo dinero de un empleado de la Embajada rusa, una máquina de fabricar noticias falsas. “La sociedad eslovaca se cree la desinformación y las teorías de la conspiración”, asegura Vass en una videollamada.

La propaganda prorrusa se extiende en redes sociales, especialmente Facebook, y páginas web conspiranoicas, pero también en los mítines de la ultraderecha y de un candidato que busca un cuarto mandato. “Lo diré alto y claro: la guerra en Ucrania no empezó ayer o el año pasado. Empezó en 2014, cuando los nazis y fascistas ucranios empezaron a asesinar a los ciudadanos rusos en Donbás”, dijo Fico, líder de Smer-SD (Dirección-Socialdemocracia eslovaca), en un acto electoral en Topolcany, su ciudad natal, en agosto.

El panorama político eslovaco está profundamente fragmentado y ha visto pasar cuatro primeros ministros en cinco años. El país sale de una legislatura convulsa del Gobierno de coalición de centroderecha encabezado por OLáNo (Gente normal y personalidades independientes), marcada por el caos y las luchas internas mientras se sucedían las crisis de la pandemia y la guerra. En estas elecciones —adelantadas después de la moción de censura que tumbó al Ejecutivo en diciembre y la dimisión del primer ministro en mayo— se presentan hasta seis partidos nuevos y varios exjefes de Gobierno. Algunas de estas formaciones serán decisivas para formar Ejecutivo, pero los últimos sondeos sitúan a cinco de las 10 primeras que concurren solo rozando el umbral del 5% de votos mínimos (7% para las coaliciones) para lograr representación parlamentaria.

Una campaña violenta

La campaña ha sido “la más violenta” que ha visto Viera Zuborova, analista y directora de investigación del Instituto de Política de Bratislava. “La cantidad de discurso de odio, noticias falsas y desinformación ha sido tremenda. Nunca había pasado”. Y no ha habido solo agresiones verbales. A mediados de mes, el ex primer ministro Igor Matovic —que ocupó el cargo entre 2020 y 2021, hasta su dimisión por la compra de vacunas rusas— acudió a un acto de Smer con un megáfono y tildó al partido de mafioso. El exministro de Interior Robert Kalinak se enfrentó a él. El rifirrafe derivó en una pelea a puñetazos y patadas. Frente al caos y la incertidumbre, Fico promete a sus votantes seguridad y estabilidad.

Erik Szedely, analista en la consultora Fipra, explica que la campaña, extremadamente larga, ha girado en torno a asuntos tan dispares como los ataques de osos; las hipotecas y los beneficios de los bancos; los migrantes y los derechos LGTBI. La migración, que en Eslovaquia no suele ser un problema porque es un país de paso, se ha convertido en el último mes en un asunto central por el aumento de las llegadas desde Hungría, tras lo que algunos ven la mano de Orbán para impulsar a Fico. Después de que Alemania anunciase esta semana controles en la frontera con Polonia, Varsovia afirmó que haría lo mismo con la linde eslovaca.

La política exterior no suele decidir unas elecciones, pero los partidos la han presentado como causa y solución a los problemas internos, como escribe para el think tank Carnegie Europe la analista Alena Kudzko. Los proeuropeos, como PS y el Gobierno tecnócrata en funciones, defienden que Eslovaquia estaría en una situación peligrosa e inestable si Ucrania pierde la guerra. Smer y sus posibles aliados culpan al conflicto y las sanciones a Rusia de la inflación (que está en torno al 10%) y la crisis del coste de la vida.

Aunque Smer se define como socialdemócrata y defiende la intervención económica del Estado y los derechos de los trabajadores o los pensionistas, sus políticas sociales son conservadoras y restrictivas con los derechos civiles. “No tiene ideología, es pragmático y consigue romper tabúes como el antiglobalismo y el antiliberalismo”, opina Zuborova. En la búsqueda clásica de enemigos y rivales de los populistas, el partido de Fico se ha fijado en la UE, la OTAN, el filántropo George Soros, los migrantes, el colectivo LGTBI y hasta la presidenta, Zuzana Caputova, “progresista, liberal, proeuropea y mujer”, como la define la analista. La dirigente, objeto de acoso y amenazas, ha anunciado que no se presentará a la reelección y ha denunciado a Fico por difamación, por acusarla de traición y de ser agente de Estados Unidos.

Los detractores del líder de Smer opinan que vuelve a la política para hacerse con los ministerios de Interior y Justicia, lo que pondría en riesgo el Estado de derecho. Jan Kuciak, el periodista cuyo asesinato provocó la caída del Gobierno de Fico, investigaba las conexiones del Ejecutivo con la mafia italiana. Según la prensa eslovaca citada por Reuters, 40 personas cercanas a Smer han sido condenadas por corrupción y otros crímenes y hay otras 130 en investigación o en juicio. Incluso Fico se enfrentó a cargos el año pasado por utilizar información policial y fiscal para desacreditar a sus rivales políticos.

Alianzas

Smer y PS llegan a las urnas prácticamente empatados, con alrededor del 20% de intención de voto, según las últimas encuestas, que incluso sitúan al segundo ligeramente por delante. Para gobernar, los de Fico podrían llegar a acuerdos con Hlas (Voz), una escisión de su partido encabezada por el ex primer ministro Peter Pellegrini, más moderado y europeísta, y tercero en las encuestas (15%). Pero podría intentar también pactar con los nacionalistas de SNS y la extrema derecha de Republika, que aboga por celebrar referendos para sacar a Eslovaquia de la OTAN y de la UE.

Eslovaquia Progresista, que ha hecho campaña por continuar con la ayuda a Ucrania, mejorar el sistema sanitario y educativo y frenar la fuga de cerebros, tendría que convencer a Hlas, demasiado cercano a Smer. Otros posibles socios serían la coalición de OLáNo, asociada al caos del Gobierno fallido, o partidos más pequeños, si logran entrar en el Parlamento.

Simecka, que fue periodista antes que eurodiputado, ha advertido de que si gana Fico, podría haber otro país en la UE gobernado al estilo de Orbán, con las consecuencias que podría acarrear en el apoyo a Ucrania. El consultor Szedely subraya que todo dependerá de los socios que entren en el Gobierno, y de quién ocupe el Ministerio de Exteriores. Y ve muy posible unas relaciones amistosas de Fico con el líder húngaro, “con quien comparte lazos y opiniones muy estrechas”.

El presidente de Globsec recuerda que Smer “ha demostrado ser responsable en el pasado”. “Si pasan de la retórica a la acción, será peligroso para la UE y para Ucrania, pero no está claro hasta qué punto lo harán”, opina Vass, que ve un margen limitado para un gran giro en la actitud eslovaca en Europa. “El coste de los vetos es muy alto, y necesitamos el dinero de la UE”, añade. Zuborova advierte de que una victoria de Smer “puede crear un efecto dominó, romper tabúes y dar fuerza a los extremistas de otros países”. Los eslovacos eligen a dónde quieren llevar al país 15 días antes de que los polacos también voten, en un momento crítico en el apoyo a Ucrania entre los países del Este. Este domingo se sabrá qué han decidido.

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