El hartazgo de los nicaragüenses: un 70% considera que el país va por “rumbo equivocado”
Los números de la más reciente encuesta de Gallup describen a un país sumido en un estado “de pesimismo y desesperanza”, mientras el apoyo al sandinismo registra su nivel “histórico más bajo en las últimas dos décadas”
Los nicaragüenses expresan un hartazgo cada vez mayor frente al régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo. La más reciente encuesta de la firma costarricense CID Gallup revela que el 61% de los nicaragüenses desaprueban la presidencia compartida entre los dos. Al mismo tiempo, el 70% de los ciudadanos consideran “que el país va por el rumbo equivocado”, según el sondeo, contratado por Confidencial, uno de los medios de comunicación más golpeados por la represión sandinista: su redacción fue confiscada y su director, el prestigioso periodista Carlos Fernando Chamorro, fue despojado de su nacionalidad en febrero pasado. Con respecto a las simpatías políticas, los resultados tampoco favorecen al partido oficialista, el Frente Sandinista de Liberación Nacional: solo el 13% de los encuestados se consideran sandinistas. Se trata –señala el medio– del nivel histórico más bajo en las últimas dos décadas.
Los números que arroja esta encuesta, basada en una muestra de 823 personas a escala nacional, describen a un país sumido en un estado “de pesimismo y desesperanza”, debido a la crisis sociopolítica que persiste desde 2018, cuando las protestas sociales fueron brutalmente reprimidas por policías y paramilitares bajos las órdenes de los Ortega-Murillo. En Nicaragua se ha afianzado un régimen totalitario en el que toda voz disidente es perseguida, apresada o forzada al exilio. El 70% de los ciudadanos dicen que el país va por un rumbo equivocado y solo el 20% cree que va por el rumbo correcto, mientras que el 42% afirma que su familia va a estar peor en los próximos 12 meses. Y, peor aún, “no vislumbran ninguna perspectiva de salida o de mejoría”.
De acuerdo con el sondeo, realizado entre nicaragüenses con una conexión de telefonía celular y con un margen de error del 2,93% y un nivel de confianza del 95%, la mitad de los nicaragüenses desean migrar a Estados Unidos. Incluso, un tercio tampoco descarta moverse a Costa Rica, un país ya saturado de exiliados y migrantes que se fueron en busca de oportunidades. La razón es fundamentalmente económica: un 33% dice que no le alcanza para comprar alimentos.
El estudio indica que el 31% de los consultados identifican como los principales problemas del país el desempleo y la falta de fuentes de trabajo como la mayor preocupación, mientras que un 25% ve a la corrupción en el Gobierno como la razón de muchos de sus males. Además, un 16% puso en primer lugar el costo de la vida y el aumento de la pobreza; el 9% señaló a la crisis política, y un 6% de ellos enlistó a la inseguridad ciudadana, los robos o los asaltos, como su fuente de mayor preocupación. Y un 4% señaló el mal servicio de los hospitales públicos y del Seguro Social.
Ortega y Murillo encabezan a los impopulares
Al ser consultados por figuras políticas, la pareja presidencial encabeza el ranking de los más impopulares. Ortega y Murillo aparecen con un -54% y -49%, respectivamente. A contrapelo, y a pesar de la campaña de descrédito en medio de la persecución religiosa, la Iglesia católica y sus líderes pastorales se perfilan como la institución más confiable en Nicaragua con un 48%.
En el plano opositor, cuatro presos políticos desterrados gozan de la mayor popularidad: los excandidatos presidenciales Félix Maradiaga (48%), Cristiana Chamorro (43%), Miguel Mora (39%) y la encarcelada política Violeta Granera (40%).
“Ante los ojos de la población, la impopularidad e ilegitimidad de Daniel Ortega es incuestionable, incluyendo a la reducida minoría que simpatiza con su desprestigiado partido, que ya ronda en menos del 15% de la población. Es más, una parte importante de esa misma base sandinista no cree en Daniel Ortega, ni lo quiere como líder”, opina el politólogo nicaragüense Manuel Orozco, quien es director del programa de Migración, Remesas y Desarrollo de Diálogo Interamericano.
Orozco señala que 13% de los ciudadanos que dicen simpatizar con el sandinismo “no está totalmente del lado del dictador”. “No hay cohesión dentro de esa base partidaria, sino más bien claras señales de disenso e inconformidad. Según la encuesta, un 35% de los mismos sandinistas desaprueban al Gobierno de Ortega”.
“Disidentes silenciosos”
Esta tendencia, explica el politólogo, muestra que hay una masa crítica al interior del régimen compuesta por “disidentes silenciosos”, “gente que quiere salirse del sistema y desea un cambio”.
“Esto constata una debilidad al interior del círculo de poder, y es una señal importante de las condiciones que se necesitan para presionar por una transición política”, refiere Orozco, quien también fue despojado de su nacionalidad. “La disidencia al interior del orteguismo ya llegó a su punto crítico y está generando señales de cambio: no quieren a Ortega, porque no creen que haya una salida con Ortega”.
El fenómeno de la disidencia interna preocupa de tal manera al régimen que la semana pasada ordenó reformas a la Constitución Política y la ley orgánica de la Policía Nacional para castigar a oficiales desertores. También mantiene un férreo control sobre empleados públicos y a muchos les prohíbe salir de Nicaragua. EL PAÍS ha conocido decenas de casos de funcionarios de mediano y alto nivel a quienes les han quitado su pasaporte para que no puedan viajar al extranjero.
“Primero, no es solo que ya existe un 35% de sandinistas que desaprueban a Ortega, sino que además no lo quieren como líder”, analiza Orozco. “La encuesta reveló que un 93% de los sandinistas que desaprueban la gestión de Ortega creen que la forma en cómo desempeña sus labores es muy mala (72%) o mala (21%). El sondeo también mostró que el 65% tienen una opinión desfavorable de Ortega como persona. A diferencia de otros sectores sociales, esta gente cree que la corrupción es el principal problema del país y el 95% de los sandinistas que desaprueban a Ortega creen que el país va por el camino equivocado”.
Para concluir su análisis, el politólogo sostuvo que las diferencias de actitud se manifiestan en tendencias fuertes: Los sandinistas que desaprueban a Ortega y Murillo tampoco desean quedarse en Nicaragua: el 55% de quienes no lo quieren, prefieren irse de Nicaragua.
“Frente a estas tendencias, no es accidental ver los tuits ‘anunciando’ a los disidentes que se van a Estados Unidos, al ‘imperio’, amparados hasta del parole humanitario [programa estadounidense de permisos de permanencia temporal para ciertas nacionalidades]. También el 56% de ellos son personas que no favorecen en nada la condena contra monseñor Rolando Álvarez o haber suspendido relaciones con el Vaticano”, remarca el analista.
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