La población sin techo aumenta en Los Ángeles pese a la cruzada de la alcaldesa para reducirla

Los Ángeles tiene 6.000 personas sin techo más hoy que hace un año. Esta población ha aumentado un 9% en el condado, y un 10% en la urbe, de acuerdo al censo más reciente elaborado por los servicios municipales. En total, unas 75.500 personas viven en las calles, campamentos o vehículos. En 2022 eran poco más de 69.000. La cifra, que se ha hecho pública hoy, pone presión a los esfuerzos de las autoridades locales por reducir uno de los problemas más visibles de la ciudad. Karen Bass, la alcaldesa de Los Ángeles, asumió el poder en diciembre pasado y de inmediato convirtió el tema en una de sus prioridades. De momento, está en duda la eficacia de la cruzada emprendida, que incluye la inversión de más de mil millones de dólares.

El 55% de la población sin techo aumentó principalmente en tres zonas, de acuerdo al censo, que fue levantado en tres días de enero. Una de estas es el oeste de Los Ángeles, en barrios como West Hollywood, Venice y Santa Mónica, entre otros. La otra región de conflicto es la ciudad de Long Beach, en el puerto. En cada una, los empleados del censo registraron alrededor de 2.000 personas nuevas que se habían quedado sin hogar ante el incremento de los precios de la vivienda, problemas mentales (una cuarta parte de la población dice sufrirlos) y el abuso de sustancias (presente en un tercio de los casos). El sur de Los Ángeles también tuvo un incremento de 1.600 personas en condición de calle. El conteo no incluye a otras 20.000 personas que ya viven en albergues habilitados en los últimos años.

Los latinos son quienes más sufren de este fenómeno, pues son el 43% de la población sin techo. Este porcentaje, no obstante, no ha aumentado sustancialmente respecto al conteo de 2022. Los hispanos son el mayoritario del condado de Los Ángeles, una vasta región de 10 millones de personas repartidas en 88 ciudades. Sin embargo, el fenómeno de mendicidad castiga con una dureza especial a los afroamericanos. Tres de cada diez personas que viven en las calles son negros. Esto a pesar de que el grupo representa menos del 10% de la población. El censo ha informado que más asiáticos viven en las calles comparados a los números recogidos el año pasado, pero solo representan el 2%, unas 1.200 personas.

Karen Bass, la alcaldesa, ha tomado el informe con autocrítica, reconociendo que está ante un “reto enorme”. A través de un comunicado, dijo que seguirá trabajando con todos los niveles de Gobierno para “enfrentar esta crisis como la emergencia que es”. “Varias vidas dependen de ello”, ha asegurado en el texto. La política, la primera mujer que administra Los Ángeles, ha encontrado un voto de confianza de los supervisores, el organismo que supervisa el condado de Los Ángeles. Janice Hahn, una de las supervisoras, ha calificado de “decepcionantes” los nuevos números, pero dijo que 2023 debe servir como un parteaguas en la lucha contra el fenómeno de los sin techo, un problema que aqueja desde hace décadas a varias ciudades de California.

Los sin techo han ido en aumento desde 2015. El crecimiento solo ha dado tregua en 2018, cuando se informó de una disminución de 4% logrado tras una inversión de 1.200 millones de dólares en construcción de vivienda nueva y asequible, que al ser tan escasa en la zona metropolitana es una de las principales causas de la crisis. Pero a este periodo siguieron dos años que borraron cualquier optimismo. La mendicidad aumentó en el condado casi 26% entre 2018 y 2020. La pandemia empeoró todo aumentando los casos un 4,1% en 2021. En casi ocho años, el fenómeno ha aumentado 70% en el condado y un 80% en la ciudad.

Por ello, Bass convirtió el tema en su obsesión. Abanderó la causa desde que asumió el poder en una ciudad con más de 40.000 personas sin hogar. En su primer día en funciones sometió su plan de ataque a una votación del Consistorio, que lo aprobó con la urgencia que el tema amerita entre la opinión pública. Este invertiría unos 100 millones de dólares en trasladar a la gente que duerme en las calles y tiendas de campaña a albergues administrados por las autoridades locales o por organizaciones no gubernamentales. También puso en marcha una declaratoria de emergencia que le facilitó el acceso a recursos federales y estatales destinados a atender la situación. Para fomentar la construcción de vivienda barata, declaró una moratoria en los reglamentos que servían de obstáculo en nuevas edificaciones.

Las propuestas de Bass representan una inversión de cerca de 1.300 millones de dólares, principalmente en fondos de inversión para la construcción. Es un incremento de casi 300 millones de dólares desde su antecesor, el también demócrata Eric Garcetti. De momento, tras seis meses en el cargo, la alcaldesa ha informado que su Administración ha sacado de las calles a unas 14.000 personas. Unas 10.000 han ido a albergues, mientras que unas 4.300 han podido acceder a vivienda gracias a modelos de financiamiento con ayuda de las autoridades. Las medidas de la alcaldesa necesitan tiempo, pero el problema que aqueja al condado no deja de crecer.

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