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La rebelión de Wagner altera la distribución de fuerzas rusas en Ucrania

La tensión en Rusia acrecienta las dudas sobre dónde están desplegados los alrededor de 20.000 mercenarios de Prigozhin en el país invadido y cuáles serán sus próximos movimientos

Militares de la 45ª Brigada de las fuerzas ucranias preparaban el martes un dron Lelelka para un vuelo de reconocimiento en una posición en la provincia de Donetsk.Foto: Genya SAVILOV / AFP | Vídeo: EPV
Luis de Vega (enviado especial)

Ucrania, en plena contraofensiva contra Rusia, ve en la inestabilidad que rodea Moscú una oportunidad para seguir recuperando terreno de las tropas invasoras y afianzar la confianza de sus aliados, de cuyas armas y apoyo depende. Nada volverá a ser lo mismo en el frente de batalla de Ucrania sin el importante papel que han jugado los mercenarios del grupo Wagner, según entienden expertos y militares. Al mismo tiempo, las fuentes consultadas vaticinan que, a corto plazo, no habrá cambios sustanciales en la línea del frente, donde Wagner no tenía ahora presencia (después de haberse retirado de la batalla clave de Bajmut). Sí la tiene, en cambio, en otras zonas de la retaguardia, con un despliegue de entre 20.000 y 25.000 personas, según diferentes estimaciones. Los efectos a largo plazo resultan más difíciles de calibrar.

Los hombres de Wagner “habían conseguido objetivos importantes, pero, en gran medida, han acabado por destruir su reputación”, reconoce un coronel de infantería del Ejército de Ucrania desplegado desde el año pasado en el este del país. El jefe de la compañía de mercenarios, Yevgueni Prigozhin, dijo durante el motín que dispone de 25.000 hombres (Kiev calcula que hay unos 400.000 uniformados rusos dentro de su territorio). Esa cifra se aproxima a los 20.000 o 22.000 que estima Vadim Denisenko, director del Instituto para el Futuro de Ucrania y, hasta enero, asesor del Ministerio del Interior. Solo en la batalla de Bajmut perdieron la vida 20.000, según datos del propio Prigozhin. “Morían unos 100 cada día y otros 300 resultaban heridos. Eso suponía unas bajas de 400 al día, unos 12.000 al mes. Era imposible para él seguir soportando ese ritmo”, calcula Denisenko. Uno de los principales interrogantes que emergen tras la rebelión del sábado es dónde se hallan ahora todos los integrantes de esa milicia. Varios miles cruzaron la frontera hacia Rusia para el levantamiento en la ciudad de Rostov del Don.

Wagner “supone, obviamente, una amenaza” tras el motín, señala Vladislav Davidzon, analista ucranio del centro de estudios Atlantic Council. De hecho, él cree que Prigozhin dio una lección de lo que supone un levantamiento a las anquilosadas estructuras de poder y militares rusas. Davidzon vaticina ahora que la mitad o dos tercios de esos mercenarios acabarán en Bielorrusia, mientras que otros podrían integrarse en diferentes empresas de paramilitares rusos y solo unos cuantos aceptarán firmar el contrato con el ejército. “Pero, ¿cómo confiar en que el ejército no los disparará por la espalda o no los tratará mal? Si yo fuera ellos, no aceptaría ese contrato”, asegura. Los más profesionales podrían acabar en países de África, donde Wagner lleva años desplegada prestando numerosos servicios, sostiene Denisenko.

Los mercenarios de Wagner aterrizaron en el este de Ucrania cuando estalló la guerra en 2014 y llevan combatiendo, matando y dando golpes de Estado también en los últimos años en nombre de Rusia por África y Oriente Próximo. “Wagner es de lo mejor que tienen en Rusia y, si se van, mejor”, celebra otro militar ucranio desplegado en el este durante meses y que ahora se encuentra en la región de Jersón, en el sur.

¿Afectará de manera directa esta crisis a la contraofensiva ucrania en curso? “Desgraciadamente para nosotros, no lo creo y es una pena”, lamenta Denisenko. Estima que estaríamos ante otro escenario si el golpe se hubiera alargado un par de semanas, pero “ha sido un golpe de un solo día”. Este experto tampoco ve posible un cambio de tornas en la contraofensiva “en los próximos días”. “No habrá ninguna gran diferencia en el muy corto plazo. A medio plazo, sí seguirá corroyendo la moral del ejército ruso”, pronostica.

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Una tercera voz comparte ese mismo punto de vista. Es la de Pavlo Lakiychuk, un coronel de la Armada retirado que empezó su carrera en el ejército de la antigua URSS. Para él es importante que, en un frente como el de Bajmut, donde ya no se hallan los mercenarios sino las tropas regulares, el ejército de Ucrania sepa bien a quién se enfrenta. Lakiychuk explica que mientras el ejército regular mide más sus pasos y dispone de más medios, los hombres de Wagner actúan de una manera más expeditiva, sin importarles tanto el número de bajas.

Los acontecimientos de los últimos días en Rusia muestran “la debilidad del Estado ruso” y, al mismo tiempo, lo ocurrido es algo “extremadamente bueno para los ucranios” porque, además, “a largo plazo” ayuda a los aliados a comprender que se puede obtener la victoria, comenta Davidzon. Todo sucedía tan rápido durante el levantamiento que las expectativas de algunos desde Ucrania subieron como un suflé. Mientras observaban los acontecimientos del sábado, “muchos esperaron un milagro mientras disfrutaban del espectáculo. Pero no fue así, realmente no llegó ese momento”, cierra Davidzon en referencia a la hipótesis de que el terremoto hubiera alterado las esferas de poder de Rusia.

El papel de los paramilitares de Wagner ha ido creciendo en torno a la batalla de Bajmut, la más sangrienta para ambos bandos. Avanzado mayo, Prigozhin monopolizó el anuncio de la victoria de las tropas invasoras sobre esa localidad de la provincia oriental de Donetsk. Pero, al mismo tiempo, lo hizo dejando claro su enfado con el ministro de Defensa ruso, Serguéi Shoigú, al argumentar que 20.000 de sus hombres se habían dejado allí la vida. Lo acusaba sistemáticamente, junto con el jefe del Estado Mayor, Valeri Gerasimov, de dejarlos sin suministros ni armas suficientes.

Avances en todos los frentes

Debido a esas desavenencias y a las presiones para que sus hombres firmaran un contrato con el ejército, Prigozhin ordenó hace semanas el repliegue de sus tropas hacia posiciones de retaguardia. Allí fueron atacados por el propio ejército ruso, según el empresario. Ese fue el detonante del levantamiento desde Rostov del Don, ciudad rusa próxima a Ucrania. Aunque los expertos creen que no hay relación causa-efecto, coincidiendo con la crisis abierta en Rusia, Kiev anunció el lunes avances en todos los frentes, según celebró el propio presidente ucranio, Volodímir Zelenski, tras visitar las provincias de Donetsk y Zaporiyia.

Rebelión de Wagner
El presidente ucranio, Volodímir Zelenski, se fotografiaba el lunes con soldados ucranios cerca del frente de Bajmut (Donetsk).HANDOUT (AFP)

“Todo apunta a que el papel que han jugado [los Wagner] hasta ahora se ha terminado. Muchas señales apuntan en esa dirección”, opina el coronel de infantería ucranio. Considera que el punto de inflexión fue tratar de meter a los mercenarios en el redil del ejército ruso y eso aceleró el pulso entre Prigozhin y las altas esferas del Kremlin. En todo caso, “esta es una buena noticia para Ucrania, porque cualquier tipo de tensión en el terreno de nuestro enemigo tiene un efecto estratégicamente positivo, causando desacuerdos y confusión. Será interesante ver la continuación. Solo es cuestión de tiempo”, aventura este militar.

Pavlo Lakiychuk, el coronel retirado, cree que la popularidad del empresario de la guerra ha subido muchos enteros hasta superar a Shoigú y Gerasimov. “Ahora mismo Prigozhin tiene un buen rédito político, hay muchos rusos que confían en él”, entiende Denisenko, pero no lo ve ascendiendo de repente a las altas esferas. “Creo que (el empresario) es consciente de todos los riesgos que corre” y “Putin creo que no va a acabar con él”. Prigozhin es percibido ahora como “un enemigo y un traidor”, recuerda Davidzon, e insiste en que el pasado fin de semana “estuvo muy cerca de ser asesinado” si no hubiera cerrado el trato con el presidente de Bielorrusia, Aleksandr Lukashenko, para frenar el avance de sus hombres hacia Moscú.

Los “problemas de cohesión internos” que ha sacado a relucir esta crisis en el Estado y las Fuerzas Armadas de Rusia apuntan a que puede haber comenzado el principio del fin de la guerra, llega a pensar Davidzon. “¿Viste la gente de la calle en Rostov tratando como héroes a los miembros de Wagner llevándoles agua? Eso muestra lo que realmente piensa la población de estos lugares próximos a la línea del frente”, concluye.

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Sobre la firma

Luis de Vega (enviado especial)
Ha trabajado como periodista y fotógrafo en más de 30 países durante 25 años. Llegó a la sección de Internacional de EL PAÍS tras reportear año y medio por Madrid y sus alrededores. Antes trabajó durante 22 años en el diario Abc, de los que ocho fue corresponsal en el norte de África. Ha sido dos veces finalista del Premio Cirilo Rodríguez.

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