Alemania obliga a Rusia a cerrar cuatro de sus consulados en suelo alemán en represalia por la expulsión de profesores y empleados culturales
Berlín reducirá al mínimo su presencia diplomática en el país euroasiático en un movimiento que empeora las tensas relaciones entre ambos países tras la invasión de Ucrania
Alemania rompe puentes con Rusia. Berlín se dispone a retirar los permisos a cuatro de los cinco consulados rusos que hay en su territorio y a cerrar tres de los suyos propios en Rusia, en respuesta a la decisión de Moscú de expulsar a centenares de funcionarios y empleados alemanes del sector educativo y cultural que trabajan en el país euroasiático.
La tensión entre Alemania y Rusia, dos países que compartían numerosos vínculos económicos y culturales hasta el inicio de la invasión rusa de Ucrania, escala así un peldaño más con la decisión de Berlín de reducir al mínimo tanto su presencia en Rusia como la de Moscú en suelo alemán. Según cálculos de la televisión pública alemana, esta decisión afecta a aproximadamente la mitad del personal alemán de la Embajada, los consulados y las diversas fundaciones y organismos que operan en Rusia (colegios, guarderías, centros culturales...).
“Con el fin de garantizar el equilibrio de las presencias mutuas, tanto en términos de personal como de estructuras, hemos decidido retirar la autorización de funcionamiento a cuatro de los cinco consulados generales que operan en Alemania”, ha anunciado en rueda de prensa ordinaria este miércoles un portavoz del Ministerio de Exteriores alemán. La decisión se le ha comunicado a Rusia “hoy mismo”, ha añadido. Según este anuncio, solo podrán seguir funcionando la Embajada rusa en Berlín, situada en un edificio histórico en el bulevar de Unter den Linden, en pleno centro de la capital, y uno de sus consulados en Bonn, Fráncfort, Hamburgo, Leipzig y Múnich. Será Moscú quien decida cuál.
El Gobierno ruso ha decidido recientemente imponer un tope al número de funcionarios y empleados alemanes que pueden permanecer en el país. En ese límite, de tan solo 350 personas, se incluyen los trabajadores de organismos culturales como el Instituto Goethe, y escuelas como el colegio alemán de Moscú. La medida va mucho más allá de las tomadas hasta ahora porque no se trata de personal de las embajadas ―varios países europeos han expulsado a supuestos diplomáticos rusos por considerarles espías―, sino de personas que trabajan en ámbitos menos delicados.
El portavoz de Exteriores ha asegurado que la decisión de Moscú obliga a Berlín a cerrar tres de sus consulados, los de Ekaterimburgo, Novosibirsk y Kaliningrado, antes de noviembre. Por tanto, las únicas representaciones alemanas en el país que permanecerán abiertas serán la embajada en Moscú y el consulado en San Petersburgo.
El Ministerio de Exteriores ruso, a diferencia de otras ocasiones, no ha amenazado con tomar “medidas recíprocas” como respuesta a las expulsiones y ha apostado por modular sus próximos pasos. “Estas provocaciones mal concebidas no quedarán sin una reacción nuestra adecuada”, ha señalado el organismo, conocedor del cierre de los consulados germanos en su territorio motu proprio.
“Alemania debe comprender que toda la responsabilidad por la degradación de las relaciones bilaterales recae en la parte germana”, ha agregado Moscú antes de lamentar que el cierre de los consulados “es otro paso hostil destinado a destruir aún más las relaciones ruso-alemanas, las cuales abarcan décadas de una cooperación multifacética, rica y mutuamente beneficiosa”.
Moscú ha asegurado que en esta batalla de expulsiones, el volumen de empleados jugaba a favor de Alemania cuando Rusia decidió hace unos días reducir la misión diplomática germana a 350 trabajadores. Además, acusa a Berlín de haber retrasado la emisión de visados sin excusa alguna, aunque esta práctica se ha vuelto habitual a ambos lados de Europa desde que el Kremlin invadió Ucrania.
“Es el comportamiento de la parte rusa el que nos ha llevado a esta situación”, ha dicho, por su parte, el portavoz de Exteriores alemán. La medida es lamentable, ha asegurado, pero ha señalado que la guerra ha “dejado sin base” numerosas actividades bilaterales entre ambos países. Prácticamente toda la colaboración en materia cultural, por ejemplo, se ha cortado, así como buena parte de las relaciones económicas y energéticas. Alemania ya no importa ni un metro cúbico de gas ruso desde septiembre.
Obligada o no, Rusia se está replegando en su presencia en el exterior. El martes Moscú informó a Finlandia de que va a retirar los permisos a dos consulados de ese país en Murmansk y Petrozavodsk, en el noroeste de Rusia, y que cierra la cancillería de la Embajada rusa en la ciudad finlandesa de Lapeenranta, a 30 kilómetros de la frontera entre ambos países. También en este caso el Kremlin culpa a la otra parte.
Esta decisión “se debe al rumbo de confrontación seguido por Finlandia en relación con Rusia, que ha causado graves perjuicios a las relaciones ruso-finlandesas”, señaló en un comunicado el Ministerio de Exteriores ruso. Finlandia “ha abandonado la tradicional política de no participación en alianzas militares y se ha unido al bloque de la OTAN”, añadió, y mencionó también la decisión de las autoridades finlandesas de prohibir la entrada al país de rusos con visados turísticos Schengen.
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