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Una oleada de drones alcanza varios edificios de Moscú horas después de la última ofensiva sobre Kiev

Putin admite fisuras en el muro defensivo del país: “El sistema antiaéreo funcionó, pero hay cosas en las que trabajar”. El Kremlin cifra en ocho los aparatos caídos sobre la capital

Vista de los daños provocados en uno de los bloques alcanzados por los drones en Moscú, este martes.Foto: KIRILL KUDRYAVTSEV (AFP) | Vídeo: EPV

Una oleada de drones ha golpeado Moscú pocas horas después del último ataque masivo que alcanzó a Kiev. La respuesta este martes a la ofensiva rusa, en el decimoquinto mes de la invasión de Ucrania, se ha centrado simbólicamente en la capital rusa como blanco de una acción coordinada que, si bien solo ha dañado levemente unos edificios residenciales, abre un capítulo nuevo en la guerra.

Moscú ha despertado en vísperas del esperado verano con la noticia de que varios drones —entre 10 y 25, según fuentes de medios rusos; ocho, según el Ministerio de Defensa— habían caído sobre su territorio. Rusia ha acusado de la acción, que ha calificado de “terrorista”, a Kiev, que ha negado estar detrás del lanzamiento de los drones. En total, dos personas han necesitado atención médica, aunque no ha habido heridos de gravedad, según el alcalde de la capital, Serguéi Sobianin. “De acuerdo con la información de los servicios médicos de la ciudad, ninguno de los vecinos de las viviendas dañadas por los aparatos aéreos no tripulados resultó gravemente herido”, ha manifestado el regidor en las redes sociales.

El presidente ruso, Vladímir Putin, ha admitido que el muro defensivo del país presenta fisuras. “El sistema antiaéreo de Moscú funcionó satisfactoriamente, pero hay cosas en las que trabajar. Nos enfrentamos a los mismos problemas que en la base aérea de Jmeimim, en Siria, aunque su territorio y el de Moscú, una gran metrópoli europea, son simplemente incomparables”, ha manifestado el líder ruso sobre el suceso.

La oleada de drones cayó muy cerca de la residencia oficial de Putin en Novo-Ogariovo y del barrio de Rubliovka, donde vive gran parte de la élite que rodea al Kremlin. Con la información difundida por un diputado ruso, el periodista de Nóvaya Gazeta Ilia Shúmanov señaló que uno de los aparatos se estrelló junto a la villa donde vive una de las familias más ricas del país y que está estrechamente unida a Putin, los Rótenberg.

Vista de los daños ocasionados por un dron en un inmueble de Moscú este martes.
Vista de los daños ocasionados por un dron en un inmueble de Moscú este martes.MAXIM SHEMETOV (REUTERS)

Al menos dos bloques del extremo suroeste de esta gigantesca ciudad han sido alcanzados por los drones. En las imágenes difundidas en las redes rusas, se aprecian ventanas rotas y la parte superior de uno de estos edificios quemada. Uno de ellos se sitúa en la calle de Profsoyúznaya 98, dentro del último anillo de la metrópolis. El otro, en la calle de Atlasova del distrito Nuevo Moscú, al otro lado de la autopista. El alcalde, que subrayó que los dos inmuebles habían sufrido “daños menores”, anunció que los inquilinos de los pisos fueron desalojados durante unas horas.

Se trata del primer ataque con drones a gran escala que vive la capital rusa desde que se inició la guerra. Moscú ya fue consciente por primera vez de que podría ser blanco de estos aparatos el pasado 3 de mayo, cuando dos drones alcanzaron el tejado de uno de los edificios del Kremlin, el Palacio del Senado, sin provocar daños reseñables. Rusia acusó entonces a Ucrania de intentar asesinar a Putin, aunque el presidente ruso reside a las afueras de la capital y rara vez acude al complejo.

La capital rusa se encuentra a más de 800 kilómetros de distancia de la frontera ucrania. “Los residentes de algunas áreas de la región de Moscú pudieron escuchar esta mañana los sonidos de las explosiones: esta es nuestra defensa aérea. Varios drones fueron derribados al acercarse a Moscú”, señaló el gobernador de la región, Andréi Vorobiov, en un intento por tranquilizar a los vecinos que fueron testigos del ataque.

A los mensajes de calma se unieron las amenazas de las autoridades. La Fiscalía de Moscú advirtió a los vecinos de la capital de que la difusión de “información poco fiable” sobre el incidente puede acarrear la apertura de un caso penal. “Recomendamos que los medios y los usuarios de la blogosfera se abstengan de publicar información falsa en sus mensajes y se guíen por fuentes de información oficiales”, subrayó el organismo, al mismo tiempo que los medios permitidos por el Kremlin y el Gobierno diferían en la cifra de drones.

Según la información del Ministerio de Defensa ruso, fueron ocho los drones que participaron en esta nueva incursión sobre su territorio. “Todos fueron alcanzados. Tres de ellos fueron suprimidos por el sistema de guerra electrónica: perdieron el control y se desviaron de sus objetivos. Cinco más fueron derribados por el sistema de misiles y cañones antiaéreos Pantsir-S en la región de Moscú”, ha asegurado el organismo a través de un comunicado.

A pesar del incidente, los aeropuertos de la región operaron con normalidad, según la agencia rusa de transporte aéreo, Rosaviatsia. En un suceso similar ocurrido el pasado 28 de febrero, se cerró durante unas horas el espacio aéreo de San Petersburgo, en la región de Leningrado, por la detección de un aparato aéreo no identificado. Aquel mismo día, la región de Moscú informó de la destrucción de varios drones sobre su territorio.

Defensas aéreas en Kiev

La ofensiva sobre Moscú ha tenido lugar unas horas después de que Kiev sufriera, durante la madrugada de este martes, una nueva oleada de drones bomba. Un total de 20 aeronaves no tripuladas Shahed fueron derribadas sobre la capital ucrania, en la cuarta noche consecutiva de explosiones que deja a sus ciudadanos sin dormir. Es el decimoséptimo bombardeo que sufre la ciudad en lo que va de mayo. A diferencia de las anteriores jornadas, el último ataque ha provocado mayores daños por los restos de misiles y drones que han caído sobre zonas residenciales: una mujer murió y hubo 13 heridos, además de incendios en varios bloques de viviendas.

Los bombardeos rusos contra Kiev están siendo eficazmente anulados por los sistemas antiaéreos, sobre todo por las baterías Patriot estadounidenses. Un 10% del armamento disparado contra la ciudad estaría alcanzando su objetivo, según un cálculo realizado a partir de los datos facilitados por el mando militar en la región. Las Fuerzas Aéreas Ucranias reiteran que el principal objetivo de estos ataques es identificar la localización de sus baterías antiaéreas (aunque son móviles y cambian de posición periódicamente) y sobre todo, diezmar el arsenal de misiles antiaéreos que protegen la capital.

Ucrania depende por completo del suministro exterior de los misiles para los sistemas Patriot y los alemanes Iris-T, un armamento en el que cada unidad cuesta entre el medio millón y los cuatro millones de dólares. Sin esta aportación de Estados Unidos y de sus socios europeos de la OTAN, las ciudades ucranias estarían a merced del poder aéreo ruso. Documentos del Pentágono filtrados el pasado abril confirmaban el temor de Estados Unidos de que Ucrania se quede sin recursos de defensa antiaérea, sobre todo de sus baterías S-300. Este sistema de misiles, soviético, es el más utilizado en Ucrania, pero sus cohetes no pueden producirse en el país y, al ser modelos que no están en servicio en los países de la OTAN, sus activos son limitados. El Pentágono vaticinaba que las existencias de munición para los S-300 ucranios podían agotarse en mayo.

Los servicios de inteligencia estadounidenses advertían de que un déficit de misiles antiaéreos pondría en riesgo la inminente contraofensiva ucrania, porque los aviones rusos podrían golpear con mayor comodidad. Hasta ahora, la red de baterías de defensa antiaérea móviles de ambos Ejércitos ha evitado que la guerra aérea haya tenido una influencia crucial en el conflicto. Esta situación es especialmente negativa para Rusia, que tiene un poder aéreo destinado a la guerra 10 veces mayor que el ucranio.

El temor de las autoridades ucranias es que si la contraofensiva tiene éxito y recuperan gran parte del territorio perdido desde el inicio de la invasión, Rusia opte por cebarse con ciudades alejadas del frente, como Kiev. Así sucedió tras las ofensivas ucranias de verano y otoño de 2022, que liberaron la provincia de Járkov y la parte occidental de la provincia de Jersón. Moscú reaccionó en octubre con una campaña de cuatro meses de bombardeos masivos contra la red energética ucrania, dejando a millones de personas sin electricidad ni calefacción. Si las defensas antiaéreas de la capital, y de otras ciudades como Járkov, Odesa o Dnipró están diezmadas, las oleadas de drones y misiles alcanzarán sus objetivos con mayor facilidad.

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