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Europa y Estados Unidos preparan el terreno para debatir si envían aviones de combate a Ucrania

Varios países se dicen dispuestos a mandar aparatos, aunque los expertos vaticinan que la medida tardará meses en decidirse

Un avión F-16 vuela el 22 de octubre de 2020 sobre la zona de Spangdahlem (Alemania), que alberga una base de la Fuerza Aérea de Estados Unidos.
Un avión F-16 vuela el 22 de octubre de 2020 sobre la zona de Spangdahlem (Alemania), que alberga una base de la Fuerza Aérea de Estados Unidos.Maja Hitij (Getty Images)
Silvia Ayuso

La opción de enviar aviones de combate para reforzar la posición de Ucrania en la guerra empieza a emerger en Washington, las capitales europeas y los círculos diplomáticos de Bruselas. Aunque todavía no hay propuestas firmes sobre este nuevo salto adelante en el apoyo occidental a Kiev, tras el acuerdo para enviar a Ucrania tanques Leopard 2 y la petición firme del Gobierno de Volodímir Zelenski para que le suministren aviones, el próximo debate sobre la mesa versa sobre si hay que mandar ahora también, como pide Kiev, aviones de combate.

Ucrania no oculta su deseo y, de hecho, ya lo ha hecho explícito en más de una ocasión. Con especial insistencia en los últimos días, tras ganar la batalla de los tanques y conseguir que Alemania, constructor de los vehículos ansiados por Kiev, diera su brazo a torcer en la materia. Por eso, la discusión de los cazas no ha sorprendido a ninguna capital europea, tampoco en Washington. Aunque todavía no está oficialmente situado en la agenda como tema de futuros encuentros internacionales, se acercan varias citas en las que pocos dudan de que los aviones de combate para Ucrania se colarán en las discusiones: solo en la primera mitad de febrero, hay varios encuentros de la UE —incluido uno en Kiev— al más alto nivel, así como reuniones de la OTAN y de aliados internacionales. En cualquier caso, incluso quienes no dudan de que Ucrania acabará recibiendo aviones de combate —”no es una cuestión de ‘si’, sino de ‘cuándo’, dice a EL PAÍS el experto militar Justin Bronk, investigador del Royal United Services Institute de Londres— advierten de que pasarán todavía meses antes de que Kiev pueda patrullar nuevos aviones en sus cielos.

Una de las llaves la tiene Estados Unidos, que es el que, como fabricante del avión más demandado por Kiev, el F-16, tiene el poder de veto sobre su entrega, al igual que lo tuvo Berlín sobre los Leopard 2. Y Washington, aunque hasta ahora no ha dado luz verde, evita cerrar puerta alguna, en una estrategia que suena mucho a lo sucedido con el debate de los tanques, que hasta hace no tanto también parecía un tema tabú tanto para Alemania como para el resto de la comunidad internacional.

Estados Unidos “no excluye ningún sistema específico” de armamento, dijo el viceconsejero de Seguridad Nacional, Jon Finer, el jueves en la cadena MSNBC. Y este viernes, el portavoz del Consejo de Seguridad Nacional, John Kirby, dio un paso más al dar a entender que Washington podría permitir que terceros países entreguen sus aviones a Ucrania. “Estamos constantemente conversando con los ucranios sobre sus necesidades y queremos asegurarnos de que hacemos todo lo posible para suplirlas. Y si no podemos, que algunos de nuestros aliados y socios lo hagan” dijo a la CNN.

Algunos de ellos ya han manifestado su disposición. Como Países Bajos, cuyo ministro de Asuntos Exteriores, Wopke Hoekstra, dijo ya hace una semana que La Haya “examinaría” una demanda ucrania de F-16 con un “espíritu abierto”. En esta materia “no hay tabúes”, aseguró ante el Parlamento neerlandés.

Su postura choca contra la alemana. En el mismo día en que el canciller Olaf Scholz formalizaba su visto bueno a la entrega de los Leopard 2 a Ucrania, afirmaba que los aviones son, como el envío de tropas, una línea roja que Berlín no está dispuesto a cruzar. El socialdemócrata recordó que, poco después del comienzo de la guerra, tanto él como el presidente estadounidense, Joe Biden, dijeron que no franquearían esa línea. “No ha cambiado nada en esa postura y no va a cambiar”, aseveró. Salvo que, como demuestran las últimas declaraciones, la firmeza de Washington parece ceder. Como la alemana con los tanques.

Por si acaso, el fabricante de los F-16, Lockheed Martin, está dispuesto a aumentar su producción de estos aviones “para suministrar a los países que decidan transferir sus aparatos” a Ucrania, dijo un directivo de la compañía al Financial Times.

Otras alternativas

Además, aunque los F-16 sean por ahora el avión preferido por Kiev, hay otras opciones. Como los franceses Mirage o los Rafale. Durante una visita al Reino Unido esta semana, el presidente de la comisión de defensa nacional de la Asamblea Nacional francesa, Thomas Gassiolloud, declaró a medios británicos que “todas las puertas siguen abiertas”. El Elíseo no lo ha confirmado, pero, significativamente, tampoco lo desmiente. “Los ucranios han formulado demandas para diferentes equipamientos y todas están siendo discutidas entre los dos países”, dijo el palacio presidencial francés este viernes. Eso sí, agregó, “la prioridad formulada por los ucranios está en la defensa antiaérea y la artillería”.

Suecia cuenta con otro avión de combate potencialmente interesante para Ucrania, el JAS 39 Gripen, aunque el Gobierno sueco ha rechazado en varias ocasiones desde diciembre la posibilidad de entregar estos aparatos a Kiev. Por el contrario, Eslovaquia se dice “dispuesta” a entregar antiguos MiG-29 soviéticos a Ucrania.

Aunque las conversaciones parecen acelerarse en los últimos días y horas, Justin Bronk advierte de que la logística que requieren estos aparatos hace que su eventual puesta en marcha vaya a requerir “varios meses, como mínimo”. Según recuerda por correo electrónico, “para que un avión de combate occidental (de cualquier tipo) pueda operar allí, se requiere una capacidad personal y logística significativa para establecer condiciones de mantenimiento”. A ello hay que añadir que se necesitará material de “apoyo” y hasta un equipo de mantenimiento móvil para que los aparatos “puedan ser operados desde múltiples localizaciones dispersas y ser movidos de manera regular, para evitar ser rápidamente destruidos por ataques rusos con misiles”. Por eso, resume, Occidente, aunque se abra cada vez más a discutir sobre aviones, no los tiene como prioridad. Urge más, coincide con París, “proporcionar sistemas de artillería, tanques, vehículos blindados y munición para el ejército ucranio”.

Al menos sobre los tanques ya hay más claridad, tras el visto bueno de Berlín esta misma semana. Una decena de países se han declarado dispuestos a comenzar el envío —que tiene sus propias complicaciones— de Leopard 2 y otros modelos, como el estadounidense Abrams. Además de la propia Alemania, Polonia, el país que más presionó a Berlín para que cediera, ha anunciado este viernes que, aparte de los 14 Leopard 2 alemanes ya comprometidos, enviará otros 60 tanques propios más a Ucrania. También Canadá, Dinamarca, España, Noruega, Portugal o Finlandia —que aún no es miembro de la OTAN— han asegurado el envío de Leopard. A ellos se unen Estados Unidos con sus Abrams y el Reino Unido, que ha manifestado su esperanza de que 14 Challenger 2 puedan estar en Ucrania como tarde a finales de marzo. Por su parte, Francia ha manifestado la posibilidad de enviar sus tanques Leclerc, aunque todavía no hay una decisión en firme al respecto.

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Sobre la firma

Silvia Ayuso
Corresponsal en Bruselas, después de contar Francia durante un lustro desde París. Se incorporó al equipo de EL PAÍS en Washington en 2014. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, comenzó su carrera en la agencia Efe y continuó en la alemana Dpa, para la que fue corresponsal en Santiago de Chile, La Habana y Washington.

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