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El ministro húngaro de fondos de la UE: “Tenemos que reconstruir la confianza con la Comisión Europea”

Tibor Navracsics quita importancia a la congelación de 7.500 millones de euros al país recomendada por Bruselas y confía en acceder a ellos el año que viene

Tibor Navracsics, durante una comparecencia ante el Parlamento Europeo cuando era comisario, en 2019.
Tibor Navracsics, durante una comparecencia ante el Parlamento Europeo cuando era comisario, en 2019.Thierry Monasse
Gloria Rodríguez-Pina (ENVIADA ESPECIAL)

A Tibor Navracsics (Veszprém, 56 años) le eligieron para representar al Gobierno ultraconservador de Hungría en las negociaciones con Bruselas porque representa la voz más moderada del Ejecutivo frente a la confrontación habitual que suele exhibir el equipo del primer ministro, Viktor Orbán. Navracsics, que fue comisario europeo, se define como europeísta y aboga por reconstruir la confianza con la Comisión Europea, un gesto muy significativo tras años de disputas con las instituciones europeas. Un día después de que el Ejecutivo comunitario haya recomendado suspender 7.500 millones de euros al país —cruciales para el funcionamiento del país— por la corrupción y el deterioro del Estado de derecho, el ministro de Desarrollo Regional y Fondos de la UE recibe este jueves a EL PAÍS y muestra una actitud conciliadora pese al castigo europeo. Navracsics quita importancia a la congelación del dinero y espera desbloquearlo en 2023, como explica en la antigua biblioteca de un aristócrata que es ahora su despacho en Budapest.

Pregunta. El anuncio de la Comisión Europea supone el mayor castigo hasta ahora a un Estado miembro. ¿Cómo se siente el Gobierno húngaro?

Respuesta. No diría que es un castigo porque ya conocíamos esta propuesta desde septiembre, cuando la Comisión hizo su proposición inicial sobre la suspensión del 65% de tres programas operativos [de los fondos de cohesión]. Lo importante para nosotros es que también propone al Consejo la adopción del Plan Nacional de Recuperación de Hungría.

P. La idea era implementar las reformas a tiempo para que la Comisión no recomendase suspender los fondos. Eso no ha pasado.

R. Porque nosotros también tenemos algunos plazos. Por ejemplo, la semana que viene, el Parlamento aprobará el próximo paquete legislativo. Y a finales de marzo se abordarán los problemas de la independencia del poder judicial. Seguimos trabajando y por eso la Comisión eligió el método de controlar todo el proceso de implementación. Retendrán este dinero hasta finales de marzo o abril, pero está bien, porque son solo tres programas operativos y tenemos ocho. Con el 35% de esos programas tenemos suficiente para el primer año. Vamos a seguir cumpliendo y esperamos que el 65% restante sea liberado en abril o mayo.

P. ¿El Gobierno confía entonces en que el dinero acabará llegando?

R. No tengo la seguridad, pero soy optimista. De lo que estamos seguros es de que aplicaremos correctamente nuestros compromisos. La Comisión está bajo una enorme presión política de la Eurocámara, que ha adoptado dos resoluciones sobre Hungría en poco tiempo. Espero que la Comisión se centre en los hechos y en la ejecución de las medidas.

P. ¿Y qué hay del Consejo Europeo, donde hay miembros como Alemania y Países Bajos, cuyos Parlamentos piden dureza?

R. No tenemos ninguna información oficial sobre su comportamiento. Normalmente, los Estados miembros apoyan las propuestas de la Comisión Europea. Para nosotros es importante que el Consejo apruebe el plan de recuperación.

P. En una entrevista en octubre usted hablaba de la dificultad de reconstruir la confianza con la Comisión. ¿Cómo han ido las negociaciones?

R. Hemos tenido muchas reuniones, incluso personales, informales, en los últimos seis meses. Hemos podido concluir un acuerdo, que está bastante bien, aunque por supuesto no es óptimo. Me gustaría ver una mejor relación de confianza, pero es un proceso lento. Ha habido falta de comunicación entre el Gobierno húngaro y la Comisión entre 2014 y 2022. Tenemos que reiniciar el diálogo y reconstruir la confianza.

P. ¿Cómo describiría la situación de Hungría en términos de corrupción?

R. Si se toma el procedimiento de contratación pública, somos un país de rango medio en la UE. Nuestros resultados en materia de contratación pública son mejores que los de Austria, Eslovenia, Italia, España, Portugal, Chipre, Malta, Rumania y Bulgaria, pero peores que los de los países del norte o Francia.

P. ¿Por qué cree que se inició entonces el mecanismo de condicionalidad (contra la vulneración del Estado de derecho) con Hungría y no con esos otros países?

R. Mi trabajo es ocuparme del procedimiento, no tengo tiempo de investigar su origen. El año que viene, cuando tengamos más tiempo, probablemente podamos hablar de ello con mis amigos de la Comisión Europea, pero ahora no.

P. Hay personas en el entorno conservador húngaro que consideran que hay motivos ideológicos.

R. En ambos lados. En el lado de la izquierda dicen que la Comisión quiere europeizar Hungría y en la derecha, que hubo una caza de brujas. Yo estoy en el medio y ese no es mi trabajo.

P. Los críticos con el Gobierno opinan que a pesar de las reformas legislativas, el Gobierno encontrará la manera de corromper el sistema. ¿Qué opina?

R. Eso es una acusación y tendrían que demostrarla. Queremos ser claros y transparentes, por eso llegamos a esos compromisos durante las negociaciones.

P. Ellos dicen que las 17 medidas acordadas no resolverán la corrupción porque esta es sistémica. La Comisión también cree que es sistémica.

R. Sí, pero la Comisión no cree que no vayamos a resolver las preocupaciones que plantearon. Reconocen que ha habido un gran progreso durante las negociaciones y durante la implementación, y vamos a cumplir con los compromisos acordados.

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