Bielorrusia se prepara para la guerra
Lukashenko desplegará unidades conjuntas con Rusia en su territorio en el marco de una “operación antiterrorista”
Bielorrusia se prepara para la guerra. Cuartel y taller de tanques de los rusos durante meses, el país que gobierna con puño de hierro Alexandr Lukashenko se despertó el viernes con la noticia de que está inmerso en una operación antiterrorista contra un enemigo indefinido. Algunos medios locales informan de que se está llevando a cabo una movilización discreta para reforzar sus tropas. El Kremlin ya dio este paso el 21 de septiembre, movilizando a unos 300.000 reservistas. Apenas tres semanas después han muerto los primeros civiles llamados a las armas contra Ucrania.
Pese a la gravedad del anuncio, el ministro de Exteriores bielorruso, Vladímir Makéi, informó a sus ciudadanos de la activación de la operación antiterrorista a través de una entrevista concedida al diario ruso Izvestia. Según Minsk, “algunos Estados vecinos planean provocaciones relacionadas con la toma de algunas extensiones del territorio bielorruso”, afirmó Makéi sin concretar cuáles son esos países en plural ni en qué consiste o cuánto durará su operación.
Horas después, Lukashenko confirmó a la televisión Rossiya 1 que esta medida supone el despliegue de unidades conjuntas con Rusia en su territorio. “La base de estas fuerzas aliadas la proporcionará Bielorrusia, y serán completadas por la Federación de Rusia”, agregó.
El mandatario convocó el 10 de octubre una reunión con sus colaboradores donde aseguró “por canales no oficiales” que Ucrania supuestamente quiere atacar Bielorrusia pese a estar totalmente volcada en recuperar su territorio. “Díganle al presidente de Ucrania y a los otros locos que lo del puente de Crimea les parecerán flores si tocan un solo metro de nuestro territorio con sus sucias manos”, dijo el mandatario bielorruso, quien anunció esta semana que su Gobierno y el Kremlin desplegarán unidades conjuntas dentro de sus fronteras.
El diario Nasha Niva ha informado, por su parte, de una movilización encubierta en áreas rurales bajo la apariencia de lo que se conoce como “reclutamiento de partisanos”, un mero entrenamiento. Según sus fuentes, el pretexto del Gobierno es probar la capacidad de combate de unidades ya existentes, y para ello está llamando a ciudadanos que deben hacer el servicio militar obligatorio.
Movilización
La clave será el volumen de esta supuesta movilización, aún desconocido. Según contó un oficial de las Fuerzas Armadas de Bielorrusia, un reclutamiento de hasta 2.000 personas tendría como objetivo reforzar el personal de unidades individuales para misiones limitadas, como por ejemplo las de artillería. Otra fuente agregó que la línea roja serán los 5.000 miembros, puesto que esto significaría que la intención del Gobierno es crear una fuerza de choque (varias, si son más de 10.000 reclutados).
Las autoridades bielorrusas han confirmado que, por orden de Lukashenko, los centros de reclutamiento van a verificar, junto con los organismos locales y empresas, la situación militar de sus ciudadanos entre el 12 de octubre y el 12 de noviembre, una iniciativa que Nasha Niva considera excepcional. Sin embargo, los uniformados bielorrusos niegan que vaya a producirse una movilización. “No hay nada de qué preocuparse. Es solo un trabajo planificado. Como dicen, la pólvora debe mantenerse seca; y si para un soldado la pólvora son los cartuchos y granadas; para los empleados de los centros de alistamiento son los documentos”, dijo el comisario militar de la región de Brest, Oleg Konoválov, en una rueda de prensa difundida por los medios locales.
El chequeo bielorruso recuerda al que comenzó en Rusia ya en verano, meses antes de la movilización decretada por Vladímir Putin el 21 de septiembre, en el que aseguró que solo serían llamados a filas los reservistas con experiencia militar previa, algo que no ha sucedido en el reclutamiento masivo. Además, el Ministerio de Defensa prometió aquel día que los nuevos reclutas no serían enviados al frente.
Las autoridades rusas han reconocido por primera vez las bajas de personas movilizadas hace apenas tres semanas. “Desafortunadamente, la oficina de alistamiento y registro militar ha confirmado la muerte de cinco habitantes del sur de los Urales a los que llamó el comisariado militar de Korkino. Proporcionaremos toda la asistencia necesaria a las familias y amigos de nuestros soldados caídos”, anunció a través de las redes sociales la gobernación de Chelyabinsk.
Estos son los primeros casos oficiales conocidos, aunque varios medios locales han revelado estos días los fallecimientos de más personas que no han tenido tiempo para ser entrenados. Por ejemplo, a principios de esta semana se conoció la muerte de otros tres residentes de Sverdlovsk.
Este viernes, en el encuentro celebrado por los líderes de la Comunidad de Estados Independientes (CEI) en Astaná (Kazajistán), Lukashenko ha reiterado que la antigua URSS vive un enfrentamiento abierto con Occidente. “Lo que hemos hablado durante años se ha hecho realidad. Se ha desatado una verdadera guerra híbrida contra nosotros, y Ucrania es solo un pretexto”, subrayó a sus colegas durante la cumbre.
Bielorrusia ha sido clave en la ofensiva del Kremlin sobre Ucrania. Su frontera es el camino más corto a Kiev y pasa por la central nuclear de Chernóbil, cuya amenaza sirve de herramienta de presión para cualquier negociación. Con la excusa de celebrar unos ejercicios conjuntos en febrero, las fuerzas armadas rusas desplegaron allí miles de soldados y escuadrillas aéreas durante varios meses. Pese a las promesas de que volverían a sus bases, Minsk confirmó el 20 de febrero que seguirían allí indefinidamente. Cuatro días después, atacaron.
Asimismo, Bielorrusia ha cedido a Rusia su espacio aéreo para disparar misiles contra Ucrania. Según Nasha Niva, tras tomarse una pausa en septiembre, los cohetes del Kremlin volvieron a cruzar el cielo bielorruso el 6 de octubre.
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