Ucrania denuncia una masacre en Izium: más de 400 tumbas y sospechas de tortura en la ciudad liberada
Zelenski asegura que varios cadáveres corresponden a niños, y que se han hallado víctimas de disparos o fuego de artillería
Una zona boscosa de Izium, localidad al noreste de Ucrania recientemente recuperada de manos rusas por las tropas locales, se ha convertido ya en otro de los grandes símbolos de la masacre de las tropas de Rusia en Ucrania. Más de 200 cruces de madera, algunas numeradas, señalaban en el bosque la existencia de un enterramiento masivo de víctimas de la guerra. Hasta ahora se han encontrado más de 440 cuerpos. Entre las primeras exhumaciones se han encontrado niños, familias enteras, según el presidente ucranio, Volodímir Zelenski. También personas con signos de tortura, las manos atadas a la espalda, e indicios que indican muerte por disparos, fuego de artillería o explosiones de minas. “El mundo entero debería ver esto”, ha alertado este viernes el dirigente. Ya hay abierta una investigación, con participación internacional, para obtener los detalles de esas muertes que recuerdan a escenas ocurridas en otras ciudades como Mariupol, en el sur de Ucrania, o Bucha, en los alrededores de Kiev, y que Zelenski considera sin ambages crímenes de guerra.
“Puedo decir que aquí está una de las fosas más grandes de una ciudad liberada, con más de 440 tumbas”, ha señalado Oleh Kotenko, responsable del departamento de investigación de la policía de la región de Járkov, en declaraciones a la cadena Sky News. Gracias a la investigación en curso, añade, ya tienen datos sobre algunas de las víctimas, la mayoría civiles. Muchos de los cuerpos están todavía pendientes de desenterrar y, por tanto, se desconocen las circunstancias en las que perdieron la vida. La mayoría están en tumbas individuales, pero también se han encontrado fosas como una con 17 soldados ucranios.
Zelenski lleva días dando la máxima visibilidad internacional a la contraofensiva que han protagonizado las tropas ucranias y que les ha permitido avances significativos en la región de Járkov, fronteriza con Rusia. En su mensaje de este viernes, Zelenski ha acusado a Rusia de dejar solo “muerte y sufrimiento” a su paso. Según ha detallado el presidente en su canal de Telegram, entre los cientos de cuerpos hallados hay personas con signos de tortura, niños, personas muertas a consecuencia de ataques con misiles o soldados de las Fuerzas Armadas ucranias. “Asesinos. torturadores”, califica Zelenski a los soldados rusos, a los que promete un castigo “justamente terrible por cada ucranio, por cada alma torturada”.
En una entrevista con Reuters, el mandatario ha detallado que además de las más de 440 tumbas, “hay otros enterramientos separados con muchas personas”. Zelenski ha asegurado que hay pruebas de crímenes de guerra. “Todo está ahí”, ha insistido, y ha explicado que hay en marcha una comisión de investigación con socios internacionales. El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos planea visitar Izium “para tratar de establecer qué ha pasado”, según un portavoz, aunque todavía no ha concretado una fecha.
Cuerpos bajo los escombros
Sobre una señal de la carretera se leía todavía a la entrada de Izium: “Honor a los soldados rusos”, acompañado de la letra Z. Es el símbolo que acompaña la invasión de Ucrania y que puede verse asimismo pintado en casas o paradas de autobús. El rastro de destrucción en Izium es enorme, como comprobó el enviado especial de EL PAÍS el jueves.
Para acceder a esta localidad de la región de Járkov, es necesario atravesar un puente provisional instalado por los militares sobre el río. A un centenar de metros aparece el original, bombardeado e inservible. El movimiento de tropas ucranias con todo tipo de vehículos y armamento es importante en los alrededores. Ya dentro, hay bloques de apartamentos literalmente partidos por la mitad. Según el comisionado para Derechos Humanos en el Parlamento ucranio, Dimitro Lubinets, las fuerzas rusas “han destruido más del 70% de los edificios” en Izium.
Más allá de las posibles fosas, los pocos vecinos que quedan aseguran que decenas de personas murieron durante los ataques llevados a cabo por la aviación sobre esos edificios al principio de la invasión que comenzó el 24 de febrero. Se han localizado ya 47 cadáveres entre los escombros de un edificio de tres pisos, y el portavoz del Ministerio del Interior ucranio Anton Gerashchenko estima que la cifra definitiva de fallecidos, una vez termine el desescombro de los edificios bombardeados, podría acercarse al millar, lo que supondría el doble que en Bucha.
Entre las pintadas dejadas por los rusos como recuerdo de su presencia aparecen ahora otras nuevas advirtiendo de las minas que estos han dejado sembradas en su huida. Desde el 6 de septiembre, el ejército local ha puesto en marcha una gran ofensiva que ha liberado de ocupantes casi toda la región de Járkov.
Algunos chavales pasean por las calles en medio de los cascotes mientras los adultos acuden a algún punto de reparto de ayuda humanitaria. En la ciudad, siguen funcionando las cocinas de leña improvisadas en la calle donde los vecinos preparan su comida. Llueve y han colocado barreños en los que recogen agua de lluvia. Todos siguen pendientes del restablecimiento de la luz y el agua. Liuvob, una mujer que este viernes ha cumplido 72 años, prepara una sopa y cuece unos huevos mientras su marido, Mijail, que el sábado alcanza los 73, se afana en cortar con un hacha pequeños trozos de leña con los que alimentar el fuego.
La recuperación del territorio antes dominado por los rusos no apaga del todo la inquietud de los vecinos. “Ahora mismo esto está en calma y en paz y eso nos gusta. Lo que más nos aterra son los bombardeos. Por favor, se lo suplico, hagan algo para que recuperemos la electricidad porque estamos cansados de cocinar en la calle en el fuego”, reclama Natasha, de 72 años. Está cansada de no poder usar su cocina eléctrica y su nevera y de que los alimentos se le estropeen pronto, añade, mientras varios baldes de plástico se van llenando junto a ella bajo la tormenta.
La gran batalla de Izium no ha tenido lugar estos días durante la retirada rusa, confirma Valeri, un militar ucranio de 32 años originario de la región de Jersón. “No ha habido combates verdaderamente en Izium. Huían y solo algunos grupos se quedaron. Unos se rindieron, otros no y algunos se han escapado por estos bosques. La gran lucha fue al principio, ahora básicamente han escapado”, comenta desde lo alto del carro de combate en el que se mueve por la zona junto a varios compañeros.
Los muertos acaban siendo una enorme fuente de información. Así está siendo en casos como los de Bucha, localidad cercana a Kiev donde decenas de cadáveres fueron hallados cuando las tropas invasoras se retiraron, y otras localidades del cinturón que rodea la capital. Ese fue el primer objetivo de la invasión ordenada por el presidente ruso, Vladímir Putin, el 24 de febrero. La batalla de la región de Kiev duró poco más de un mes. El área de más de 8.000 kilómetros cuadrados liberados ahora en la región de Járkov, fronteriza con Rusia, ha estado bajo el yugo invasor durante más de seis meses, por lo que las autoridades locales creen que hay mucho que averiguar e investigar, según reconoce el gobernador, Oleh Syehubov.
Hallazgos como este de Izium abren una nueva ventana a las pesquisas que las autoridades de Kiev van poniendo en marcha en torno a posibles crímenes de guerra en las zonas que van liberando. EL PAÍS ha comprobado cómo en estas localidades recuperadas ya se han desplegado fuerzas policiales, del Ministerio del Interior y de la Fiscalía General para tratar de recopilar toda la información necesaria para que se depuren responsabilidades. En diferentes puntos, con ayuda del testimonio de los vecinos, se están desenterrando cadáveres a los que se dio sepultura en tumbas improvisadas durante la ocupación.
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