La UE recibe el 38% de las exportaciones de grano ucranio que circula por el corredor pactado entre Moscú y Kiev
El paso acordado en el mar Negro ha permitido desbloquear ya más de dos millones de toneladas de cereal, con España como uno de los principales destinos
Tras un mes de pruebas, el corredor del grano a través del mar Negro diseñado para sacar el cereal atrapado de Ucrania funciona ya a pleno rendimiento: una media de cinco buques al día parten de los puertos ucranios de Odesa, Chornomorsk y Yuzhni y otros tantos entran para cargar. Más de dos millones de toneladas de maíz, trigo, cebada y otros productos agrícolas han salido de Ucrania a través de esta vía. Los objetivos del acuerdo, firmado el pasado julio por Ucrania y Rusia con la mediación de Turquía y Naciones Unidas, eran permitir reanudar las exportaciones agrícolas ucranias bloqueadas por la invasión rusa a fin de liberar espacio en los silos para la presente cosecha y aliviar la crisis alimentaria, especialmente en los países más vulnerables. El primer objetivo se está cumpliendo; sobre el segundo, hay debate.
Desde el punto de vista técnico, el corredor —que es supervisado por representantes de los tres países implicados y la ONU desde un centro de coordinación en Estambul— no ha hallado obstáculos: todos los buques (unos 200) han superado las inspecciones conjuntas de entrada y de salida y ninguno ha sufrido percances de importancia pese a navegar, literalmente, a través de aguas minadas. Es más, a finales de agosto, se decidió abrir un tercer carril dentro del corredor para acelerar la navegación. Los primeros obstáculos verdaderos han aparecido esta semana cuando el presidente ruso, Vladímir Putin, cuestionó el funcionamiento del corredor por estar favoreciendo a la Unión Europea y pidió su revisión.
Del total de toneladas exportadas a través del corredor, un 38% (unas 900.000), han viajado hacia puertos de la Unión Europea, aunque con los datos disponibles no es posible rastrear si el bloque comunitario constituye el destino final de la mercancía. España es precisamente uno de los países más beneficiados: dos barcos han llegado ya a la dársena de Escombreras en Cartagena, y otros dos se esperan en el puerto murciano y en el de Tarragona. En total, descargarán más de 200.000 toneladas de maíz, cebada y semillas de girasol.
Las demás exportaciones de cereal han ido a parar en un 20% a Turquía —país que durante las negociaciones de mediación buscó garantizarse una parte importante del suministro—, a países de Asia como China, India o Corea del Sur (un 14%) y el resto, un 27,5 %, a países de Oriente Próximo y África donde el precio de los alimentos ha agudizado la situación de crisis en Egipto, Irán, Sudán, Kenia o Somalia. El Programa Mundial de Alimentos de la ONU, que anteriormente ya dependía mucho de los cereales ucranios para atender crisis alimentarias en diversas partes del mundo, ha fletado dos buques: uno que atracó la pasada semana en Yibuti con 23.300 toneladas de trigo destinadas a Etiopía y otro que ha transportado 37.500 a Turquía, donde serán molidas y, convertidas en harina, llevadas a Yemen.
El destino de las exportaciones de cereal se decide por criterios “exclusivamente comerciales”, explica una fuente diplomática ucrania. Antes de la guerra, en torno a un 35%-40% de las exportaciones de cereal ucranio iban a la UE, entre un 30% y un 35% a Oriente Próximo y el norte de África y otro tanto a Asia, según datos de la Asociación ucrania del cereal. De hecho, en el acuerdo que firmaron Ucrania y Rusia no hay ninguna disposición sobre cuál será el destino de la producción agrícola que sale a través del corredor del mar Negro (Moscú firmó otro acuerdo aparte con un organismo de la ONU para facilitar la exportación de alimentos y fertilizantes rusos, cuyos términos no se han hecho públicos todavía).
“Hay grandes empresas de flete, generalmente europeas, que se dedican al comercio de carga. De hecho, tienen agentes en Ucrania, donde compran el cereal, y a nosotros, las empresas armadoras, nos contratan para que lo transportemos a puertos donde lo van a vender a otras empresas”, explica una fuente de una naviera cuyos barcos han participado en el corredor y que pide el anonimato: “Cuando firmamos un acuerdo nos dicen si vamos a España, Italia u otro país. A veces incluyen la opción de que decidirán el puerto final durante el viaje”. Ya se ha dado el caso de que buques que iban a Turquía, han terminado desembarcando el cereal en Irán. O barcos que partieron de Ucrania con España como destino, que ahora se dirigen hacia Países Bajos y Portugal.
“El Centro de Coordinación Conjunto en Estambul autoriza el movimiento de los buques según las peticiones recibidas de las autoridades portuarias ucranias. El movimiento de los barcos se basa en la actividad y los procedimientos comerciales”, explica Ismini Palla, portavoz de la ONU para la Iniciativa del cereal del mar Negro: “Algunos alimentos exportados bajo esta iniciativa van a países que experimentan inseguridad alimentaria, y los fletados por el Programa Mundial de Alimentos van directamente a la población que más lo necesita. Pero las exportaciones a cualquier país pueden ayudar a calmar los mercados y limitar la inflación de los precios de los alimentos”. Otra de las críticas que se ha hecho es que parte de los cereales exportados son en parte para el alimento del ganado, no de los humanos, pero Palla defiende que eso también forma parte de la cadena global de abastecimiento alimentario, y, por tanto, tiene efectos en los precios de los alimentos.
La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) asegura que los precios mundiales de los alimentos encadenaron en agosto su quinto mes consecutivo de bajadas tras el máximo registrado en marzo, si bien siguen estando un 8% más caros que hace un año. El Índice FAO del precio de los cereales marcó su tercer mes en descenso y, en agosto, bajó un 1,4% “impulsado por una reducción del 5,1% en los precios internacionales del trigo debido a las mejores perspectivas de producción en América del Norte y Rusia, así como a la reanudación de las exportaciones desde los puertos ucranios del mar Negro”.
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