Los periodistas de ‘La Prensa’ dejan Nicaragua por el acoso del régimen de Daniel Ortega
El periódico confirmó que gran parte de sus trabajadores se vieron obligados a salir del país por después de la detención de dos conductores y el asedio en las viviendas de reporteros y fotógrafos
El régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo ha recrudecido la persecución contra el diario La Prensa, la publicación decana del periodismo de Nicaragua. El periódico informó este jueves de que su personal —entre ellos editores, reporteros y fotógrafos— se ha exiliado en las últimas dos semanas, luego de que la policía desató una cacería contra ellos, que ha incluido allanamientos y hostigamiento de viviendas.
“Periodistas, fotógrafos y editores se vieron obligados a salir de Nicaragua de forma irregular para resguardar su seguridad y libertad”, detalló La Prensa en un artículo publicado en su sitio web, ya que no cuenta con edición impresa desde agosto de 2021. En esa ocasión, las históricas instalaciones del periódico fueron confiscadas de facto por la policía del régimen y, a su vez, abrieron una investigación judicial por supuesta “defraudación aduanera y lavado de dinero, bienes y activos en perjuicio del Estado y la sociedad nicaragüense”, que derivó en el apresamiento del gerente general del medio de comunicación, Juan Lorenzo Holman.
“Este nuevo ataque contra el diario, cuyas instalaciones el régimen mantiene tomadas desde agosto de 2021, inició la noche del pasado 6 de julio, cuando la Policía secuestró a dos trabajadores del medio”, informó el periódico este jueves. Los dos trabajadores mencionados son dos conductores que fueron capturados después de la cobertura que un equipo periodístico realizó de la expulsión que el régimen Ortega-Murillo ordenó de las monjas de la congregación Misioneras de la Caridad, fundada por la Madre Teresa de Calcuta.
El rotativo añadió que los colaboradores se encuentran detenidos después que el Juez Séptimo Penal de Audiencia de Managua, Abelardo Ramos, decretó 90 días de detención para “investigar” a los dos conductores de La Prensa. El periódico informó que el juez obró a pedido del fiscal Manuel Rugama, un expolicía y leal de la pareja presidencial, quien fue uno de los verdugos que fabricó el caso de supuesto “lavado de dinero” contra la Fundación Violeta Barrios de Chamorro, una oenegé cancelada como la de las monjas, y cuyo juicio acabó con la condena de sus trabajadores y su presidenta, la precandidata presidencial Cristiana Chamorro a ocho años de prisión.
“A los arrestos les siguieron allanamientos a las casas de varios periodistas, fotógrafos y otro personal del medio. Esta situación obligó a La Prensa a poner en resguardo a su personal y posteriormente sacarlo del país. Pese a que el personal no está en sus viviendas, policías y civiles siguen llegando a sus casas para hostigar a sus familias”, relata el artículo del diario.
EL PAÍS ha conocido varios casos de periodistas de medios de comunicación independientes, que no laboran en La Prensa, hostigados por los oficiales en las mismas semanas. Fuentes judiciales relataron a este diario que la Fiscalía podría “estar fabricando otro proceso para criminalizar al periodismo independiente”. La Prensa ha explicado que la ampliación del plazo de la detención injustificada contra sus trabajadores “es para poder armar un caso contra los detenidos”, como ha sucedido con los procesos de los presos políticos condenados.
Reorganizarse desde el exterior
Como lo han hecho otras redacciones confiscadas y periodistas exiliados, principalmente en Costa Rica, La Prensa dijo que, ante esta nueva escalada represiva del régimen de Ortega-Murillo, su equipo iniciará un proceso de reorganización desde el exterior “para poder seguir informando a los nicaragüenses, de la manera que lo han venido haciendo por más de 95 años”.
“Los avances tecnológicos y, paradójicamente, la pandemia que obligó trabajar a distancia, nos ha permitido realizar una cobertura completa en el último año, ya que la represión de la dictadura no permitía cobertura in situ desde agosto. La dictadura ha forzado a más de un centenar de periodistas al exilio y mantiene constante asedio a las casas de sus familias o de los comunicadores que aún permanecen en el país”, enfatizó el diario.
La Prensa no sólo es la publicación decana del periodismo en Nicaragua, sino que ha resistido a las dictaduras que han azotado este país centroamericano. Bajo el somocismo, el edificio que hoy mantienen confiscado los Ortega-Murillo fue bombardeado y destruido por la aviación de la Guardia Nacional en 1979. Un año antes, su director, el doctor Pedro Joaquín Chamorro, fue asesinado por la misma dinastía. Mientras que durante la revolución sandinista de los ochenta fue censurada y hostigada.
La actual espiral represiva contra este diario inició en octubre de 2018 cuando los Ortega-Murillo le impusieron un embargo aduanero que intentó asfixiar la publicación. Le retuvieron el papel, la tinta e insumos de impresión que obligó a reducir el tiraje y cantidad de páginas de la versión impresa. El que sí no resistió fue El Nuevo Diario, el segundo diario de tirada nacional. Aunque estuvo al borde del colapso bajo 500 días de embargo, La Prensa no claudicó y siguió saliendo hasta la confiscación de la redacción en agosto de 2021.
Con la rotativa confiscada de La Prensa, Nicaragua se convirtió en el único país del hemisferio occidental sin contar actualmente con un periódico impreso, denunció en su momento la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP). “Ante la nueva embestida contra La Prensa, reiteramos nuestro llamado urgente a restaurar las libertades en Nicaragua, donde el régimen actúa con total discrecionalidad, sin enfrentar consecuencias por sus acciones represivas”, dijo Carlos Jornet, presidente de la SIP.
La Prensa también informó de que, aunque todo su personal salió del país por puntos ciegos, algunos de ellos huyeron sin llevar sus pasaportes de viaje “o llevando únicamente los documentos vencidos”. El diario reveló además que, desde hace meses, el régimen se ha negado a renovar los documentos de viaje de periodistas de medios independientes, “como parte de la represión sistematizada y los ataques a la libertad de prensa”.
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