Testimonios, análisis forense, imágenes por satélite: así se buscan pruebas de crímenes de guerra en Ucrania
El Tribunal Penal Internacional y otras instituciones suman esfuerzos para reunir evidencias de las atrocidades en medio del conflicto
Entrevistar a los supervivientes de un conflicto armado requiere experiencia y delicadeza ante un trauma que ha podido dejar también graves heridas físicas. Una amplia labor forense es necesaria para documentar posibles crímenes de guerra, lo que incluye no solo escuchar a las víctimas, sino también revisar todos los datos posibles, como el material gráfico aportado por la prensa que cubre los hechos.
Desde el 2 de marzo, un equipo de la Fiscalía del Tribunal Penal Internacional (TPI) recoge en Ucrania pruebas de los posibles crímenes de guerra o contra la humanidad durante la invasión rusa del país. La fiscalía del TPI ha pedido la colaboración de la comunidad internacional, fondos y expertos. Las autoridades ucranias han recurrido a la población para recabar datos. Y el Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas ha establecido una comisión de investigación. Son iniciativas de un esfuerzo conjunto para abrir un proceso contra los máximos responsables de atrocidades como el bombardeo de la estación de tren de la ciudad ucrania de Kramatorsk, que el viernes mató al menos a 52 personas, o la matanza de la localidad de Bucha, en las afueras de Kiev. El martes, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, calificó de genocidio las acciones instigadas por el presidente ruso, Vladímir Putin, en Ucrania.
Dado que las hostilidades no cesan y el flujo de refugiados supera ya los 4,6 millones, según cálculos de Naciones Unidas, ganar tiempo y una buena coordinación son esenciales para la investigación forense. “Una empresa de estas características no difiere, en principio, de las pesquisas de un crimen ordinario. Lo difícil es actuar sobre el terreno con una guerra en marcha. También hay que hablar con cientos de testigos y supervivientes, y discernir si alguien puede tener intereses políticos. Esto último, para no entorpecer la búsqueda de la verdad. No consiste en ir, recoger pruebas y volver para su análisis”, dice Tore Soldal, jefe de policía adjunto en Oslo.
Soldal, que trabajó entre 1997 y 2009 como investigador en el Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia (TPIY), explica por teléfono que llegaron a los Balcanes cuando ya se podía trabajar con seguridad. “Aunque la guerra duró varios años [entre 1991 y 2001], nos protegían las fuerzas de la ONU y contamos con la ayuda de la policía local. Hubo que exhumar miles de cuerpos enterrados en fosas comunes. Ojalá que no ocurra ahora a esa escala. En territorio ucranio, en estos momentos, todo parece más difícil”.
La ciencia forense va más allá de la medicina legal, que determina el origen de una lesión o la causa de una muerte. Junto a las muestras físicas conservadas en buen estado, se estudian desde imágenes tomadas por satélites a discursos o grabaciones. Se escrutan las actas levantadas por las fuerzas locales en el lugar del crimen, y también se recurre a la inteligencia artificial para intentar reconocer a los sospechosos. Todo lo que sirva para demostrar el delito y la intención de sus supuestos autores. Y, entre otras actuaciones, hay que reclutar a traductores para recoger el testimonio de los que han huido a otros países. Como apoyo externo, la fiscalía del TPI ha abierto un portal digital al que pueden dirigirse las personas que dispongan de información sobre lo que sucede en Ucrania. Sobre la labor del equipo, que investigará a ambas partes de este conflicto, la Corte guarda silencio por motivos de seguridad.
La responsabilidad de los líderes políticos
Soldal asegura que es posible dar con autores directos de un crimen de guerra. Saber quiénes son, dónde estaban, qué hicieron. “Si investigas a soldados y oficiales, las pruebas son similares. Por otro lado, como el alto mando dirige a las tropas, no hace falta probar que un oficial comete por su cuenta el delito. Basta con demostrar que estuvo en disposición de controlar a los soldados que lo hicieron”. El problema, continúa el experto, es vincular con los crímenes a los líderes políticos. “[Slobodan] Milosevic pasó de presidente de la República Federal de Yugoslavia a presidente de Serbia, y actuó bajo ambas constituciones. Hubo que certificar que dio las órdenes, o bien que mandaba a quienes las dieron. Fue complicado”. ¿Podría llegarse ahora hasta Putin? “Es posible, pero en tal caso las pruebas estarán en Rusia y no en Ucrania. Y ahí depende del tipo del mando que le confiera la Constitución [es el comandante supremo del Ejército], los apoyos que tenga, si manda a los soldados…”.
La labor de este experto en los Balcanes duró más de una década, y recuerda que estuvo yendo y viniendo “al menos 150 días al año durante 13 años”. Una vez en la ciudad holandesa de La Haya, sede del TPIY, se ordenaba todo lo recogido en una sala especial donde trabajaban analistas penales, militares, o expertos en lo que denomina “fuentes abiertas”. Ahí encajan las imágenes de los medios, que pueden ayudar a demostrar los crímenes. Karim Khan, fiscal jefe del TPI, ha declarado que busca incluso la colaboración de las autoridades rusas en la crisis actual.
El expresidente Milosevic solo fue entregado por Serbia en 2001, cuando ya no estaba en el poder, y Soldal recuerda que Belgrado no cooperó en los años previos. Acusado de genocidio y crímenes de guerra, el expresidente falleció en 2006 en su celda de La Haya sin que se hubiera dictado sentencia. Ello, unido a la lentitud de otros procesos vistos por el TPIY, lleva al jurista británico Geoffrey Nice a reclamar mayor diligencia en el caso de Ucrania en nombre de las víctimas. Asegura que, en el futuro, “el tiempo empleado en los juicios de los Balcanes será visto como un bochorno y una vergüenza; en la época victoriana, Dickens ya se burlaba de la lentitud de la justicia”.
Nice actuó como fiscal jefe en el proceso contra el expresidente serbio, y tiene una opinión clara de la guerra en Ucrania: “Este es un caso de un crimen de agresión cometido por Rusia, que es la culpable, contra Ucrania, que es inocente. Los crímenes de guerra se han visto desde el principio, y casi con seguridad también los crímenes contra la humanidad. Lo importante es que Ucrania siga adelante con el juicio del mundo a su favor. Que no tenga que esperar a unos procesos que tal vez no lleguen a celebrarse. Puede que Putin nunca sea entregado a la justicia internacional; habrá que aceptarlo”. En la misma línea, añade que tras los procesos de Núremberg, “vencedores y vencidos de la II Guerra Mundial avanzaron a partir de 1946: entre otras razones, porque estaba claro quién estuvo del lado correcto y quién erró”.
El fiscal jefe del Tribunal Penal Internacional: "Ucrania es una escena del crimen"
Ucrania es una “escena del crimen”, aseguró el miércoles el fiscal jefe del Tribunal Penal Internacional (TPI), el británico Karim Khan, en una visita a la ciudad de Bucha, cerca de Kiev. “Estamos aquí porque tenemos buenas razones para creer que se están cometiendo delitos de la competencia del Tribunal. Tenemos que atravesar la niebla de la guerra para llegar a la verdad”, declaró Khan a los periodistas en Bucha, donde tras la ocupación rusa se encontraron cientos de civiles muertos, en parte con las manos atadas a la espalda. El fiscal jefe también indicó que un equipo forense de la TPI trabaja ya en la investigación para asegurarse “de separar la verdad de la ficción”. “Tenemos que mantener una mente abierta y tenemos que seguir la evidencia”, añadió.
Rusia niega la responsabilidad de las muertes y su presidente, Vladímir Putin, afirma que los informes sobre soldados rusos que disparan contra civiles son “falsos”.
Por el contrario, la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) ha asegurado que en Ucrania existen "patrones claros de violaciones del derecho internacional humanitario (DIH) por parte de las fuerzas rusas en su conducción de las hostilidades". Así lo ha hecho constar en un informe elaborado por expertos independientes. Estos consideran que si Rusia hubiera respetado el DIH "en términos de distinción, proporcionalidad y precauciones" al invadir a Ucrania, "el número de civiles muertos o heridos habría sido mucho menor". Los tres autores del informe sobre violaciones de derechos humanos y posibles crímenes de guerra en Ucrania, Wolfgang Benedek, Veronika Bilková y Marco Sassóli, han encontrado "pruebas creíbles que sugieren que se han cometido violaciones incluso de los derechos humanos más fundamentales".
El documento señala que "asesinatos selectivos, desapariciones forzadas y secuestros de civiles, incluidos periodistas" son "patrones" de violaciones de derechos humanos que se han documentado de forma recurrente. Si se demuestra que estos ataques contra la población civil han sido cometidos de forma premeditada y sistemática, cualquier acto violento de este tipo "constituiría entonces un crimen contra la humanidad".
De momento, se trata de los resultados de una investigación preliminar ordenada el pasado 3 de marzo por 45 de los 57 Estados miembros de la OSCE, con el apoyo de Kiev. La investigación cubre los hechos del 24 de febrero al 1 de abril, por lo que no incluye las atrocidades descubiertas en Bucha, y otras localidades cerca de Kiev, que se han atribuido a las tropas rusas. Rusia fue invitada a cooperar con la misión de expertos, pero se negó a aportar cualquier información o ayuda.
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