El socialdemócrata Marcel Ciolacu se perfila como ganador en las presidenciales de Rumania aunque tendrá que ir a segunda vuelta
La periodista Elena Lasconi se alza por encima del candidato de extrema derecha y disputará la jefatura del Estado el próximo 8 de diciembre
El candidato socialdemócrata y actual primer ministro de Rumania, Marcel Ciolacu, se perfila como ganador de la primera vuelta las elecciones presidenciales celebradas este domingo con el 25% de los votos, según los sondeos a pie de urna difundidos tras el cierre de los colegios electorales en el país europeo. Estas encuestas no recogen las opciones de la diáspora. Pese a su victoria, el jefe del Ejecutivo no supera el 50% necesario para evitar una segunda vuelta, por lo que se enfrentará a la periodista Elena Lasconi, en segundo lugar con el 18% de las papeletas, el próximo 8 de diciembre. Segundo en las encuestas durante la campaña, el líder del partido extremista Alianza para la Unión de los Rumanos (AUR), George Simion, cayó a la cuarta posición con el 15%. El jefe del Estado es una figura testimonial que solo se encarga de la política exterior y la seguridad nacional, además de nombrar a los jefes de los servicios de inteligencia y fiscales clave.
“En el próximo periodo tendré que hablar con cada candidato para recoger todo lo bueno de sus programas”, declaró Ciolacu al cierre del escrutinio antes de subrayar que llevó a cabo una campaña libre de odio y continuará haciéndolo de cara a su duelo frente a su posible rival. Lasconi, una antigua comunicadora de televisión de 52 años y alcaldesa de centroderecha de Campulung, una ciudad pequeña situada a 150 kilómetros de Bucarest señaló que “la esperanza está viva en Rumania” para evitar un gobierno formado por socialdemócratas y liberales, aunque avisó de que el resultado está muy igualado: “Gran atención en todos los colegios electorales, cada voto cuenta. Es esencial permanecer ahí y defender los votos de los rumanos”.
La aspirante a la presidencia podría poner en apuros a Ciolacu, que cree que sería mejor enfrentarse al político ultraderechista. Lasconi confía en repetir el éxito del presidente saliente, Klaus Iohannis, cuando arrebató en 2014 el cargo al candidato socialdemócrata de entonces, tras quedar en segundo lugar en la primera manga. “Hoy escribimos historia”, declaró este domingo la comunicadora tras depositar su papeleta.
Simion no tiró la toalla y afirmó que cree que los resultados de las encuestas a pie de urna están manipuladas. “Reivindicamos esta noche la entrada a la segunda vuelta de las elecciones presidenciales. Voy a pedirles (a los ciudadanos) que apaguen los televisores, especialmente los que muestran a una persona desconocida delante de nosotros”, manifestó el político ultraderechista visiblemente enfadado, antes de denunciar fraude: “Somos la mayor amenaza para este sistema. Vimos la mayor violación de la ley electoral”.
La movilización de la diáspora puede hacer virar aún el resultado. “Todavía no está todo decidido, hay más de 800.000 de votos desde el extranjero, un 8% del escrutinio y no sabemos cómo se van a repartir esos votos entre los aspirantes”, advierte Cristian Pantazi, periodista de g4media.ro.
La formación de Ciolacu, de 56 años, carece de una orientación socialdemócrata. Generalmente adopta posiciones populistas de derecha y nacionalistas mezcladas con una postura de izquierda en temas sociales y económicos. Sin embargo, su influencia en las regiones rurales y menos desarrolladas del país puede darle el triunfo que tanto anhela su facción política desde que perdió las presidenciales de 2004. “He votado por una Rumania económicamente fuerte, con una voz fuerte en el mundo, donde los rumanos puedan tener una vida digna y por el mayor número posible de victorias como la de hace unos días: la plena adhesión al espacio Schengen”, señaló el dirigente tras ejercer su derecho a voto en Bucarest.
Los votantes del sexto Estado más grande de la Unión Europea en términos de población —unos 19 millones de habitantes— han virado en los últimos años hacia formaciones nacionalistas como nunca antes había ocurrido desde la caída del comunismo hace casi 35 años. La elección de Simion para una segunda vuelta podría haber afectado el papel estratégico de Rumania, que cuenta en la actualidad con la mayor base de fuerzas armadas de la OTAN, con 5.000 soldados extranjeros, en el flanco sureste de Europa. Simion, que está en contra de enviar ayuda militar a Ucrania, aseguró en campaña que Bucarest permanecería en la Alianza Atlántica, pero de forma neutral si era elegido presidente.
Durante la campaña, el candidato, de 38 años, suavizó su retórica nacionalista antieuropea —tacha a Bruselas de “burbuja corrupta” y se opone a los derechos del colectivo LGTBI— y reconoció ser admirador del primer ministro húngaro, Viktor Orbán, y de Donald Trump, ganador de las presidenciales estadounidenses. Ese viento favorable que podía haber generado la victoria del magnate neoyorquino en las aspiraciones de Simion no ha sido suficiente para captar más electores ultraconservadores.
La campaña presidencial ha estado marcada por los ataques personales. El líder radical fue acusado de reunirse con espías rusos, afirmación que ha negado, mientras que el primer ministro, que gobierna en coalición con el Partido Nacional Liberal (PNL), está en el punto de mira por polémicos vuelos en jets privados financiados por empresarios. Pero, a pesar de su bajo índice de popularidad, Ciolacu ha intentado proyectar un mensaje de estabilidad mediante una imagen de hombre humilde y autodidacta.
En tercer lugar, si se confirman los sondeos, estaría Calin Georgescu, con un 16% de los apoyos. El aspirante del Partido Nacional Liberal (PNL) y antiguo veterano de las guerras de Irak y Afganistán, Nicolae Ciuca, habría acabado en quinta posición, con 14%.
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