El Gobierno de Johnson restringe más que la UE la entrada al país de refugiados de Ucrania
Los familiares de residentes en el Reino Unido, hasta 200.000, podrán entrar en el país sin papeleo. Dowining Street esgrime razones de seguridad y exige que el resto pida asilo
El Gobierno de Boris Johnson ha ampliado los criterios de acogida a los ciudadanos ucranios que huyen de la guerra en su país, pero su oferta sigue estando muy por detrás de la realizada por la UE, que ha permitido a todos los refugiados una estancia de hasta tres años sin necesidad de solicitar visado. La ministra británica del Interior, Priti Patel, ha anunciado este martes planes de reunificación familiar que, en teoría, podrían suponer la recepción de hasta 200.000 ucranios. Frente al esquema anunciado el pasado domingo, que solo contemplaba a los “familiares directos” (esposos o esposas, parejas de hecho con al menos dos años de convivencia, hijos menores de dieciocho años, o adultos que necesiten cuidados especiales), el Gobierno de Johnson ha acabado cediendo a parte de las críticas y ampliado el criterio, para incluir a padres, abuelos, hijos mayores de edad y hasta hermanos de los ciudadanos ucranios residentes en el Reino Unido.
Aun así, Patel se ha resistido a la petición de muchas organizaciones de ayuda al refugiado y hasta de diputados de su propio partido de eliminar completamente los trámites de visado y de solicitud de asilo. La ministra ha señalado el temor del Gobierno británico a que los “extremistas sobre el terreno” que hay en Ucrania acaben infiltrándose entre los refugiados, después del historial de violencia de algunos agentes rusos en territorio británico. “Sabemos muy bien todo lo que la Rusia de [Vladímir] Putin es capaz de hacer, incluso en nuestro propio terreno, como vimos con los atentados de Salisbury”, ha dicho Patel. En 2018, dos miembros de las fuerzas especiales rusas intentaron asesinar, con el agente nervioso Novichok, a Serguéi Skripal y a su hija Yulia. El exmilitar ruso y agente doble residía entonces en territorio británico. “No podemos suspender los controles de seguridad o biométricos de todos aquellos a los que damos la bienvenida a nuestro país”, ha advertido la ministra.
Downing Street permitirá a los ucranios que lleguen al Reino Unido por la vía de reagrupamiento familiar una estancia de hasta un año, en la que podrán acceder al mercado laboral y disfrutar de beneficios públicos y sociales. Además, el Gobierno agilizará una ruta de patrocinio para que organizaciones caritativas o empresas pueden solicitar visados para ciudadanos procedentes de Ucrania.
“Estamos viendo a la gente huir de su país, y debemos hacer lo que históricamente hemos hecho siempre, que no es otra cosa que darles todo el apoyo que necesiten. Lo que están pidiendo es una simple ruta hacia un santuario de refugio, y no creo que el Ministerio del Interior haya ido todo lo lejos que podía ir en este asunto”, ha protestado el líder del Partido Laborista, Keir Starmer. La oposición, sin embargo, no ha ido tan lejos como pedir una política de puertas completamente abiertas, consciente de las sensibilidades que ha desatado en el país durante los últimos años la cuestión de los refugiados.
Muy diferente de la actitud mostrada por cuatro decenas de diputados conservadores, que escribieron a finales de la semana pasada una carta al primer ministro en la que le pedían que siguiese el ejemplo de Bruselas: “No es simplemente una crisis migratoria. Es una crisis bélica. No deberíamos conformarnos con la respuesta habitual, necesitamos un apoyo urgente y sincero al pueblo de Ucrania. El Reino Unido no puede flaquear, y su mensaje debe ser muy claro: las víctimas de la guerra que buscan refugio son bienvenidas”, decía la carta. De hecho, según una encuesta exprés realizada por YouGov, dos terceras partes de los británicos respaldan sin ambages la puesta en marcha de un plan de acogida de refugiados ucranios.
“Como medida temporal, pedimos al Gobierno que permita viajar hasta aquí a los ciudadanos ucranios sin necesidad de solicitar un visado”, ha reclamado el director de Cruz Roja del Reino Unido, Mike Adamson. “No hay problema en seguir haciendo controles de seguridad a la gente que llega al país, pero la medida estaría mucho más en consonancia con la estrategia adoptada por la UE”. De hecho, el Gobierno francés ha reclamado a Londres que relaje sus normas de entrada para los ucranios que huyen de la guerra. Según el diario Le Parisien, que cita a un asesor presidencial de Emmanuel Macron, la resistencia británica está reteniendo a muchos refugiados en el norte de Francia. “Hemos señalado a las autoridades británicas las dificultades que están provocando tanto la falta de información como la naturaleza excesivamente restrictiva de su sistema [de visados]”, ha dicho el asesor.
El conflicto ha causado ya cerca de un millón de desplazados internos, según ha estimado este martes la agencia de la ONU para los refugiados (ACNUR), y al menos otras 660.000 han abandonado en pocos días el país. El Gobierno de Johnson ha anunciado, además de sus planes de acogida de refugiados, que destinará más de 260 millones de euros a ayuda humanitaria y de emergencia para Ucrania.
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