Anne Applebaum: “Tenemos que sacar fuera de nuestros sistemas políticos el dinero y la influencia rusa”
La historiadora y ensayista expone cuatro claves para entender el ataque de Rusia y la deriva que el conflicto puede tener
La historiadora y periodista estadounidense Anne Applebaum ha escrito, entre otros libros, un monumental estudio sobre la política de Stalin que causó más de tres millones de muertos por inanición en Ucrania entre 1931 y 1933 La hambruna roja (Debate) y el ensayo sobre las autocracias de nuevo cuño El ocaso de la democracia (Debate). Residente en Polonia y analista en la revista The Atlantic, por correo electrónico Applebaum ofrece cinco claves para situar el ataque de Putin a Ucrania.
1. ¿Por qué ha atacado Rusia a Ucrania?
Putin ha invadido Ucrania porque la determinación de ese país de convertirse en una democracia es un envite claro al proyecto nostálgico de política imperial que él propone, es decir, a la creación de una cleptocracia autocrática, en la que ejerce plenos poderes, en algo parecido al viejo imperio soviético. Ucrania socava este proyecto con su mera existencia como Estado independiente, y al luchar por algo mejor, por la libertad y la prosperidad. La “revolución por la dignidad” de Ucrania en 2014 —cuando un presidente corrupto y ajeno a las leyes escapó del país— es exactamente el tipo de revolución que Putin teme. Sabe que si Ucrania tuviera éxito en su impulso democrático y en su integración en la UE, los rusos podrían preguntarse ¿y por qué no nosotros también?
2. ¿Por qué ha fallado la diplomacia?
Imaginamos que Putin es un líder político como nuestros líderes, que él busca lo mejor para sus conciudadanos. Pero no lo es. El objetivo de Putin no es una Rusia próspera, floreciente y en paz, sino una Rusia en la que él siga al cargo. No le importa si los rusos son pobres, solo le importa que sean dóciles. Tampoco le importan las sanciones, porque no amenazan su posición, su poder ni su fortuna personal. Más importante aún es que su experiencia previa con las sanciones de Occidente le ha vuelto escéptico.
3. ¿Las sanciones son inútiles?
A pesar de todo lo que decimos, nadie ha tratado seriamente de terminar, sino más bien de limitar, el lavado de dinero ruso en Occidente, o la influencia política y financiera de Rusia en nuestros territorios. Nadie se ha tomado en serio la idea de que los alemanes deben independizarse del gas ruso, o que Francia debe prohibir los partidos políticos que aceptan dinero ruso, o que Reino Unido y Estados Unidos deben impedir que los oligarcas rusos compren propiedades en Londres o Miami. Nadie ha sugerido que la respuesta adecuada a la guerra informativa de Putin contra nuestro sistema político debiera ser una guerra informativa contra el suyo.
4. ¿Cuán lejos puede llegar este asalto que ha emprendido?
Esto no es solo un ataque a Ucrania, sino al orden mundial posterior a la Segunda Guerra Mundial, al acuerdo de que en Europa al menos las fronteras no cambian por la fuerza. Putin ya hizo esto en 2014, pero equivocadamente pensamos que sus ambiciones eran limitadas. Ahora vemos que son ilimitadas. Pueden extenderse a Polonia, los países bálticos o incluso hasta Alemania. Hace unos años, el ministro de exteriores ruso, Sergei Lavrov, dijo en la Conferencia de Seguridad de Munich que la reunificación alemana fue “ilegal”. Todo el mundo se rio. No creo que estuviera bromeando. Putin recuerda cuando la Unión Soviética tenía una presencia enorme en Alemania del Este, él fue parte de aquello. Puede que tenga nostalgia de esa época, como siente nostalgia del resto del imperio soviético.
5. ¿Qué debería hacer Occidente?
Este es el momento en que Europa y Estados Unidos deben repensar totalmente nuestra estrategia hacia Rusia. Tenemos que sacar el dinero y la influencia rusa fuera de nuestros sistemas políticos, sancionar a todos los oligarcas que rodean a Putin, confiscar su propiedad en Occidente e impedir que hagan negocios en nuestros países nunca más. Alemania y el resto deben terminar con su dependencia del gas ruso. No puede haber una vuelta a la “normalidad” comercial con Rusia mientras la ocupación de Ucrania perdure.
Necesitamos repensar la localización de las tropas de la OTAN, y tomar mucho más en serio la defensa de los países del Este y de Alemania y preparar a la opinión pública para un aumento del gasto militar y para la posibilidad de un ataque ruso. Necesitamos una estrategia nueva y distinta. ¿Cómo podemos llegar a la población rusa de a pie? ¿Cómo podemos apoyar a la oposición y a los medios? ¿En qué otros lugares dentro y fuera de Rusia podemos presionar a Putin y a sus compinches? ¿Cómo podemos hacer para que él reaccione ante nosotros y no sea a la inversa?
Finalmente, Europa necesita una política exterior común. El alto representante de la UE para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad ha fracasado en sus conversaciones con Rusia, y eso también representa un fracaso de las capitales europeas a la hora de apoyarle. A menos que Europa logre hablar con una sola voz, estará dividida y aún más debilitada por esta crisis.
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