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Los exsecuestrados de las FARC que buscan llegar al Congreso de Colombia

Van por distintos partidos, pero tienen un objetivo común: enfrentar a los congresistas de esa guerrilla que fueron sus captores y ahora están en el Legislativo

Catalina Oquendo
John Frank Pinchao, en Madrid en 2019.
John Frank Pinchao, en Madrid en 2019.GORKA LEJARCEGI

Colombia es un país circular. Si el próximo 13 de marzo el policía Jhon Frank Pinchao, el general Luis Herlindo Mendieta y el coronel William Donato logran escaños en el Congreso de Colombia se enfrentarían a sus antiguos captores de las FARC, hoy convertidos en partido político y con presencia en ese escenario político. Estos tres hombres que perdieron décadas de sus vidas secuestrados por esa guerrilla han decidido lanzarse a la carrera política e intentan llegar al Senado y a la Cámara de Representantes del país.

“Es que es el momento de las víctimas”, dice Pinchao durante el lanzamiento de la candidatura de Ingrid Betancourt, también exrehén de las FARC y quien le impulsó a buscar una curul en el Senado. Este policía protagonizó una de las fugas más impactantes en la historia del conflicto colombiano. Después de nueve años cautivo en la selva, logró huir de la guerrilla caminando 17 días por la selva.

A ella lo une la búsqueda de un país sin corrupción, dice en conversación con este diario, pero también los recuerdos de un cautiverio y los múltiples intentos de fuga que tuvieron a través de los años. “Cuando nos subdividen en grupos me toca con ella y empieza a contarme que se había fugado cuatro veces. Juntos intentamos una quinta fuga. Ella y Luis Eladio Pérez lo lograron, pero yo no. Sin embargo, ellos fueron secuestrados de nuevo y, como castigo, los empezaron a tratar mal, a encadenarlos. Ahí desistimos”, ha contado también en su libro Mi fuga hacia la libertad. Las ansias de recuperarla se mantuvieron y una noche oscura y lluviosa, con las condiciones necesarias, finalmente logró escapar. “El compromiso es que si uno salía debía luchar por la libertad de los demás”.

BOG400. BOGOTÁ (COLOMBIA), 18/01/2022.- La política colombiana Íngrid Betancourt (2i) posa junto a Jhon Frank Pinchao (2d) y compañeras de la Coalición de la Esperanza en Bogotá.
BOG400. BOGOTÁ (COLOMBIA), 18/01/2022.- La política colombiana Íngrid Betancourt (2i) posa junto a Jhon Frank Pinchao (2d) y compañeras de la Coalición de la Esperanza en Bogotá. Carlos Ortega (EFE)

Ahora, y después de años de dedicarse a dar charlas, se presenta a las legislativas por el partido Verde Oxígeno, de centro. Quiere trabajar por los policías y los militares del país, cuenta. “Pero en general por las víctimas. Presentaré proyectos para conseguir la reparación para las víctimas, no por parte del estado sino de los victimarios, que los bienes incautados a ellos sean entregados directamente, sin tramitología”.

El acuerdo de paz garantiza al partido creado por las extintas FARC una bancada de diez escaños por dos periodos legislativos –cinco en Senado y cinco en la Cámara de Representantes–. Otra de las obligaciones es que los exguerrilleros deben entregar bienes y dinero para ser destinado a las víctimas. Sin embargo, esa entrega ha sufrido demoras y sigue siendo una de las mayores críticas al proceso de paz.

Pero no es la única. El general Luis Mendieta, que también estuvo secuestrado once años y muchas veces encadenado por las FARC, dice que quiere ganar las elecciones legislativas para trabajar porque las llamadas curules para la paz no sean destinadas a la guerrilla sino a las víctimas.

Uno de los liberados, el general Luis Mendieta, es recibido por su familia en la base militar de Bogotá.
Uno de los liberados, el general Luis Mendieta, es recibido por su familia en la base militar de Bogotá.AP

Mendieta fue rescatado en 2010 en la Operación Camaleón y ya se había enfrentado antes a sus captores. Durante el proceso de paz, fue uno de los que viajó a La Habana para un encuentro de las víctimas y luego se convirtió en un acérrimo crítico del acuerdo firmado. Tras recuperar la libertad, el general ahora en retiro viajó a Madrid (España) como agregado policial de la Embajada de Colombia y se especializó en derechos humanos. Y al volver a Colombia regresó a su natal Boyacá, a 150 kilómetros de Bogotá, a labores del campo.

Pero las discusiones sobre el acuerdo de paz que dividieron al país lo hicieron tomar un papel activo y buscar un camino en la política electoral. “Las FARC están Congreso y no quieren contribuir con la verdad, no han dado la información de todos los secuestrados ni creen que hicieron tanto mal”, ha dicho Mendienta.

El antiguo secuestrado se adhirió al Centro Democrático, el partido creado por el expresidente Álvaro Uribe y quiere llegar al Senado para buscar una reforma a la justicia y trabajar por los integrantes de la reserva del Ejército y los huérfanos de los militares caídos en el conflicto armado. “Voy a dar la discusión de que las curules de la paz no sean para la guerrilla”, dice Mendieta, que fue uno de los secuestrados que las FARC mostraron tras alambrados. “Replicaron los campos de concentración nazis”, agrega.

William Donato, cuando fue rescatado por el Ejército de Colombia en 2010.
William Donato, cuando fue rescatado por el Ejército de Colombia en 2010.Revista de la Policía Nacional

Algo similar pretende el coronel William Donato, quien estuvo en cautiverio durante doce años. El expolicía, hoy en retiro, quiere llegar a la Cámara de Representantes por el Centro Democrático. Su vuelta a la libertad también fue cinematográfica: durante la Operación Camaleón del Ejército, él salió del lugar donde estaba con los demás secuestrados, pero recibió disparos de un guerrillero y tuvo que lanzarse a un caño y luego pasar una noche escondido en un hueco. Solo un día después logró ser rescatado por los militares. Para él, uno de los impulsos es haber visto que “los victimarios sí tienen espacio en el Congreso”. “Consideramos que si las FARC podían estar en el Congreso, nosotros debíamos tener este derecho”, concluye Mendieta, excompañero de secuestro y ahora de fórmula para llegar al legislativo.

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Sobre la firma

Catalina Oquendo
Corresponsal de EL PAÍS en Colombia. Periodista y librohólica hasta los tuétanos. Comunicadora de la Universidad Pontificia Bolivariana y Magister en Relaciones Internacionales de Flacso. Ha recibido el Premio Gabo 2018, con el trabajo colectivo Venezuela a la fuga, y otros reconocimientos. Coautora del Periodismo para cambiar el Chip de la guerra.

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