Los socialistas se quedan fuera de la cúpula europea pese a sus últimos éxitos electorales
Populares, que acaban de hacerse con el Parlamento Europeo, y liberales se reparten los máximos puestos de las instituciones de la UE
La socialdemocracia avanza en Europa. Después de 16 años, un socialdemócrata alemán volvió a la Cancillería en el pasado diciembre. Poco antes de la Navidad, los socialistas europeos celebraban que, con Alemania, gobiernan en España, Suecia, Finlandia o Portugal y, además, forman parte del Ejecutivo de coalición en Italia. Los populares, en cambio, detentan el poder en países que solo suman el 11,3% de la población europea, entre ellos Rumania, Grecia o Austria. Pero apenas un mes después, ese progreso no se ha traducido en ningún tipo de avance en la cúpula europea. Al contrario, la elección de la popular Roberta Metsola como sucesora del socialista David Sassoli, fallecido el pasado 11 de enero, borrará a partir de ahora a los socialdemócratas de las fotos de familia de la cúpula europea: la Comisión la preside la también conservadora Úrsula von der Leyen y el Consejo, el liberal Charles Michel.
No es la primera vez que esto sucede. De hecho, en la legislatura pasada, cuando se produjo el habitual relevo en la presidencia de la Eurocámara, también los socialistas se quedaron sin cargos en la cúpula y los populares coparon todos los cargos. Sin embargo, entonces el Eurogrupo, el órgano que agrupa a los ministros de finanzas del Euro lo presidieron los socialdemócratas Jeroen Dijsselbloem, holandés, y Mário Centeno, portugués. Entre los cargos de más relevancia y relumbrón solo el español Josep Borrell, Alto Representante de la Unión Europea para la Política Exterior, forma parte de esta familia política.
Hoy ni el Consejo, ni la Comisión y ni el Parlamento Europe están en manos del Partido Socialista Europeo.En algún momento las cartas no se jugaron bien.
— Javier Solana (@javiersolana) January 18, 2022
La circunstancia no ha pasado desapercibida para alguien que durante mucho tiempo fue uno de los máximos representantes de la familia progresista en Bruselas, el español Javier Solana. Este mismo martes ha destacado en Twitter que “el Consejo, la Comisión y el Parlamento” no están en manos del Partido Socialista Europeo. “En algún momento las cartas no se jugaron bien”, ha añadido. Le ha respondido la presidenta del grupo socialista en el Parlamento Europeo, la también española Iratxe García: “Me gustaría haber votado a un compañero, pero los números son los que son. La izquierda no suma”.
No le falta razón a García si se toman aisladamente los números del Parlamento Europeo y el resultado de las elecciones de 2019. El grupo más numeroso de la Eurocámara es el PPE y los tres grupos de izquierda (socialistas, verdes y La Izquierda) no tienen suficientes escaños como para imponer su voluntad. Una prueba de esto se vio este martes. Tras la elección de Metsola, Los Verdes y La Izquierda peleaban por lograr una vicepresidencia cada uno (hasta el momento los ecologistas tenían una), mientras que los ultraconservadores de ECR han logrado una de ellas -hay 14- por primera vez.
La renovación de cargos en el Parlamento a mitad de legislatura es habitual, no la ha provocado el fallecimiento de Sassoli, y también estaba acordado que esta segunda mitad le correspondía el puesto a un popular. Pero el plan inicial estuvo en el aire por la renuncia del cabeza de filas del PPE en el Parlamento, Manfred Weber, a asumir el cargo. Algunos socialistas, entre ellos el propio Sassoli (pese a su delicada salud, su muerte fue inesperada), acariciaron la idea de mantener esta posición. Finalmente renunciaron a esto y abrieron una negociación con las otras dos fuerzas que firmaron el pacto de 2019: PPE y los liberales de Renew. En estas conversaciones, el PSE tampoco ha logrado su máximo objetivo, la secretaría general de la Eurocámara, que seguirá en manos del popular alemán Klaus Welle.
Pero el dardo lanzado por Solana no se dirige tanto a García como a los negociadores de la familia socialista en 2019, el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, y el portugués, António Costa. Fueron ellos quienes cerraron ese acuerdo que se ha renovado ahora con la entonces canciller Angela Merkel y el presidente francés Emmanuel Macron.
A pesar de que en las instituciones las caras son más conservadoras en esta segunda mitad de legislatura europea, el profesor de Leyes y Política de la Unión Europea en la escuela de negocios de París HEC, Alberto Alemanno, cree que esto no se trasladará a las políticas. Conocedor de las instituciones europeas, señala que el poder y las competencias que tienen Metsola, como presidenta del Parlamento, y Michel, su homólogo en el Consejo Europeo, no son grandes. Él apunta a que la composición del Consejo, con la mayor presencia de Gobiernos socialistas, y el acuerdo alcanzado ahora para la agenda legislativa, dan pie a pensar en un impulso de políticas más progresistas. “Es un acuerdo más verde y más social”, defiende.
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