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La derecha busca un relato para el nuevo Chile

El sector que respaldó a José Antonio Kast no supo captar el voto de los más jóvenes y las mujeres, base del triunfo del izquierdista Gabriel Boric en las presidenciales del domingo

Seguidores de José Antonio Kast durante su cierre de campaña el 17 de diciembre de 2021.
Seguidores de José Antonio Kast durante su cierre de campaña el 17 de diciembre de 2021.DPA vía Europa Press (Europa Press)
Federico Rivas Molina

La derecha chilena sufrió una dura derrota en las elecciones presidenciales del domingo. Su candidato, José Antonio Kast, quedó once puntos por debajo del izquierdista Gabriel Boric, a casi un millón de votos de distancia. El resultado obliga a los partidos que el 11 de marzo serán oposición a reescribir un relato que lo vincule con un electorado refractario al discurso conservador de Kast y ansioso de reformas estructurales. La derecha sufrió su más dura derrota entre los menores de 50 años y las mujeres, evidencia del desafío que tiene por delante si pretende empatizar con el nuevo Chile.

Chile Vamos es la coalición que agrupa a la derecha y la centro derecha chilena. Está en el poder, con Sebastián Piñera. Pero este año no la tuvo fácil con su candidato. En la primera vuelta se alineó detrás de Sebastián Sichel, un político moderado que no era militante de ese sector. Sichel venía de la Democracia Cristiana y ganó la interna de Chile Vamos como independiente. El 21 de noviembre, los candidatos de Chile Vamos al Congreso obtuvieron un relativo empate con la izquierda en el Congreso. Pero Sichel quedó en cuarto lugar para la presidencia, detrás de Kast, Boric y Franco Parisi. Sin candidato, Chile Vamos se alineó a Kast, un ultraconservador que se presentó por fuera de la coalición. Se vio obligada así a defender discursos incómodos, críticos de las mujeres y las minorías y muchas veces lindantes con la defensa de la dictadura de Augusto Pinochet. El domingo, Kast perdió la elección, y sumió a Chile Vamos en una arduo trabajo de autocrítica. “La derecha tiene que pensar que el gran electorado del país es sub 40, un grupo que quiere una forma de hacer política distinta”, dice Pauline Kanto, exministra de Deportes de Piñera.

El 53% de los menores de 50 años votaron el domingo pasado por Boric, según un análisis de los resultados que hizo Decide Chile. El porcentaje crece hasta casi 70% cuando se hace el corte en lo menores de 30 años. Kast, en cambio, solo ganó entre los mayores de 70 años. “Chile abandonó en la segunda vuelta el eje estabilidad - incertidumbre que había definido la primera vuelta a favor de Kast y recordó que había también un eje cultural”, dice Cristóbal Bellolio, de la Escuela de Gobierno de la Universidad Adolfo Ibáñez. “Kast era un retroceso moral en cuestiones como igualdad de género, por ejemplo”, y por eso no caló entre los más jóvenes.

El diputado de Chile Vamos Francisco Undurraga considera que es tiempo de buscar una nueva relación con ese electorado que pide cambios en cuestiones puntuales, como salud, educación y pensiones. Esas fueron las banderas de las revueltas de octubre de 2019, y las que supo enarbolar con éxito Boric, hijo político de esas protestas. “Tenemos que reflexionar y volver a sintonizar con la ciudadanía. Debemos pasar de ser una centro derecha que defiende el modelo a provocar los cambios del mismo, profundizarlo con los cambios que la gente requiere. Eso no es traicionar nuestra esencia”, dice. Pauline Kanto coincide: “Chile Vamos tiene que hacer una autocrítica muy grande, un análisis en términos de dónde nos estamos quedando afuera”. “Cuando se pasa a segunda vuelta ganando se crea la sensación de que con ese discurso se ganaba la segunda. Pero teníamos que ir a captar un sector de centro con muy pocas ganas de votar. La derecha, sobre todo en el comando de Kast, no fue capaz o no quiso hacer un giro. Puede ser que un grupo tan conservador haya dicho que no estaba dispuesto a traicionarse”, explica.

La derecha perdió las elecciones a presidente, pero no por ello perderá peso en la política chilena. Será un contrapeso formidable a Boric en el Congreso, gracias al buen resultado de sus candidatos a legisladores en la primera vuelta. De hecho, dice Gonzalo Müller, director del Centro de Políticas Públicas de la Universidad del Desarrollo, “hay un sentimiento de recuperación en la derecha, independientemente de la derrota de Kast. Venía de sacar 26% para la Convención Constituyente en mayo y luego sacó 40% para el Congreso”, dice. Pero luego llegó Kast, un candidato incómodo, por el que Chile Vamos nunca apostó del todo. La coalición, según Müller, necesita ahora generar una plataforma atractiva, que seduzca al electorado perdido, y encontrar nuevos liderazgos.

La exministra Pauline Kanto es de Evópoli, la agrupación más liberal de Chile Vamos. Y ve la salida del atolladero en una nueva forma de relacionamiento al interior de la coalición, que permita renovar las ideas. “Algunos piensan que la derecha se tiene que mantener como un monolito que va los Republicanos [de Kast] a Evópoli. Otro, en el que me incluyo, dice que esa no es forma de hacer política. Tienes que ser capaz de empatizar y generar un vínculo emocional, y esos megabloques no representan a nadie, están en tierra de nadie”, advierte. Cuando Piñera inició su segundo mandato en marzo 2018, la derecha trabajó para entregar el poder en 2022 a un heredero del mismo grupo. Ese ha sido, en el fondo, el gran fracaso del proyecto. Por eso ahora se abre una etapa post Kast, que será de la un nuevo relato.

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Sobre la firma

Federico Rivas Molina
Es corresponsal de EL PAÍS en Argentina desde 2016. Fue editor de la edición América. Es licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad de Buenos Aires y máster en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona.

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