Boric y Kast hacen una inusual defensa conjunta de la transición democrática a seis días de las elecciones de Chile
En el último debate presidencial, ambos trataron de buscar el voto de los indecisos. El izquierdista puso en duda la capacidad de acuerdos de su rival y el líder de la extrema derecha acusó a Boric de pedir disculpas “solo cuando lo pillan”
Los dos candidatos a la presidencia de Chile se han cruzado por última vez en un debate cara a cara, cuando solo faltan seis días para la segunda vuelta. El izquierdista Gabriel Boric y el derechista extremo José Antonio Kast intercambiaron acusaciones, defendieron los esfuerzos por moderar las aristas más radicales de sus respectivos programas y sorprendieron con una defensa conjunta de los años de la transición democrática, a la que hasta ahora habían criticado con dureza.
El domingo 19 de diciembre, Boric y Kast llevarán a las urnas dos visiones opuestas de Chile. El primero, al frente de una coalición que tiene entre sus miembros al Partido Comunista, propone fortalecer el Estado para garantizar derechos básico universales como la educación y la salud gratuita. Su discurso enarbola además las banderas de los derechos de la minorías, la libertad sexual y la igualdad de género. El segundo, se presenta como el líder de la restauración del orden perdido tras las masivas protestas de 2019. Ferviente católico, se opone al aborto, considera una “ideología de género” los reclamos de las minorías y promueve un Estado mínimo que intervenga lo menos posible en el desarrollo económico. Ambos, sin embargo, llevan desde la primera vuelta del 21 de noviembre moderando sus posiciones, necesitados como están de sumar el voto del centro.
El debate fue la exhibición pública de estos giros, en muchos casos radicales. Boric se los recordó a Kast y Kast a Boric, mientras ambos intentaban vincularlos al pragmatismo y la capacidad de autocrítica que, a su entender, debe tener todo buen candidato. Sorprendió, sobre todo, la defensa que hicieron de los años de la Concertación, la coalición de democristianos y socialistas que gobernó Chile desde el fin de la dictadura, en 1990, hasta 2010, cuando cedieron La Moneda a la derecha.
“Tengo buena opinión del segundo Gobierno de [Michelle] Bachelet”, dijo Boric, luego de que su candidatura creciese con duras críticas a lo hecho durante los 30 años de la transición. El candidato dijo, incluso, que en días pasados se había reunido con Bachelet y con el expresidente socialista Ricardo Lagos. “Mi deber es escuchar a quienes tienen experiencia y han sido generosos”, agregó. Kast, a su turno, prefirió reivindicar a Patricio Aylwin, el primer presidente de la democracia, porque “fue el que tuvo la situación más compleja”. “Tuvo que llevar un Gobierno autoritario a una democracia plena, y ahí se jugo buena parte de estos 30 años. Fuimos un modelo para el mundo y hay que recuperar eso”, dijo.
El debate se desarrolló en tres bloques, con los dos primeros dedicados a temas estructurales como al gobernabilidad, los impuestos, la cultura y el costo de vida. Cada uno se mantuvo dentro de lo esperable, salvo cuando decidían salirse de programa y cruzar acusaciones, para exasperación de los cuatro periodistas encargados de moderar. “Está mintiendo una vez más”, repitió varias veces Boric cada vez que Kast, de imperturbable media sonrisa, lo acusaba de haber cambiado de opinión en temas claves como la subida de los impuestos o el fin del sistema de la jubilación privada. “Está bien que te pongas nervioso”, le respondía Kast con tono monacal. “Pronto este será un debate de Kast contra Kast”, le decía con ironía el derechista.
Polémicas son también las propuestas del candidato de la extrema derecha, sobre todo en temas relacionados con derechos de las minorías. ”La intolerancia de Kast es un peligro para la diversidad en Chile”, disparó Boric. “A mi casa vienen las amigas de mis hijas con sus parejas del mismo sexo”, le respondió Kast. Los periodistas recordaron a Kast que, años atrás, habló de “dictadura gay” para criticar que La Moneda se había iluminado con los colores LGTBI. “¿Que es eso de la dictadura gay?”, contraatacó Boric. Kast no pudo responder y salió por una tangente. “Si tenemos un presidente que habla de dictadura gay, imagínense cómo sería su Gobierno”, aprovechó Boric.
El bloque dedicado a la lucha contra el narcotráfico tuvo también escenas fuera del rígido esquema del debate televisivo. Kast recordó a Boric que llevaba meses pidiendo que ambos se sometiesen a un test que “acredite que ninguno de los dos consume drogas”. Boric venía preparado. “Acá esta el test de drogas, que me hice el 2 de noviembre de 2021. No soy un consumidor de drogas”, le respondió Boric. “Pero plantear la sospecha es el discurso de la ultraderecha. Los partidarios de Kast hasta me inventaron una ficha clínica falsa. La campaña sucia no es el camino que requieren los chilenos”, dijo. “Me alegro que cada vez se parezca más a mi”, le respondió Kast, siempre irónico.
Lo más picante del debate, con todo, estuvo al final, en el bloque de preguntas cruzadas entre los candidatos. Boric le achacó a su rival que, según su lectura, no es un político propenso a los acuerdos. “¿Cómo un intolerante va a dirigir un país que requiere grandes acuerdos?”, se preguntó Boric. Kast sacó entonces dos cartas que tenía guardadas desde el principio. Si hablamos de intolerancia, dijo “no se entiende cómo el Partido Comunista es uno de sus principales aliados”. Ellos “te han guiado”, le disparó a Boric. La segunda carta fue agitar una vez más la denuncia de acoso que enfrenta el candidato de la izquierda. El asunto ocupó buena parte de las discusiones de la última semana, hasta que finalmente la víctima publicó en redes un repudio al uso que la derecha estaba haciendo del caso.
“Yo jamás he cometido ni abuso ni acoso. Y lo que conversé con la persona es que si tuve actitudes machistas le pedía disculpas. Hay muchas cosas que se dicen de ti y de tu familia y no las voy a usar. Y a diferencia tuya, reconozco el error; yo no escondo cosas”, le dijo Boric, en referencia a las investigaciones periodísticas que vinculan a la familia de Kast con la dictadura de Pinochet y muchos de sus delitos, como detenciones ilegales y torturas. “Yo no he mentido”, le contestó Kast. “Una persona que solo pide perdón cuando se le pilla puede esconder otras muchas cosas”, agregó el derechista, y dejó flotando en el aire una sospecha indeterminada.
El de este lunes ha sido el segundo y último cara a cara de los candidatos antes de la batalla final, el domingo. Obligados ambos a alejarse de los extremos para seducir el voto del centro, no hubo grandes definiciones programáticas, pero sí muchos golpes bajos. Los últimos sondeos dan una pequeña ventaja a Boric sobre Kast para el desempate, aunque dejan en manos de una gran masa de indecisos la definición del resultado.
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