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Socialdemócratas, verdes y liberales cierran un acuerdo de Gobierno que encumbra a Scholz como canciller

La coalición tripartita que pone fin a la era Merkel tomará posesión la segunda semana de diciembre

Elena G. Sevillano
Alemania elecciones olaf scholz
La canciller alemana en funciones, Angela Merkel, recibe un ramo de flores de su previsto sucesor, Olaf Scholz, esta mañana antes del que probablemente sea su último Consejo de Ministros.POOL (Reuters)

Alemania tendrá nuevo Gobierno antes de Navidad, probablemente la semana del 6 de diciembre, con el socialdemócrata Olaf Scholz como canciller. Socialdemócratas, Verdes y liberales han presentado esta tarde en Berlín el acuerdo de coalición que dará paso a un tripartito inédito desde los años cincuenta y que pondrá fin a los 16 años de Angela Merkel en el poder. Los líderes de las formaciones han dado a conocer las grandes líneas del contrato que les unirá los próximos cuatro años y que se basan en la descarbonización de la economía, la digitalización y modernización del país y la protección social. Los detalles del acuerdo han quedado plasmados en un documento de 177 páginas.

El objetivo de la neutralidad energética destaca en el acuerdo de coalición tanto por el número de medidas que contempla como por la contundencia con la que se refiere a una crisis climática que “pone en peligro nuestros medios de vida y amenaza la libertad, la prosperidad y la seguridad”. El tripartito ha acordado favorecer un desarrollo más rápido de las energías renovables (el 80% de la demanda eléctrica en 2030 deberá cubrirse con renovables), asegurar un precio mínimo (60 euros la tonelada) de las emisiones de CO2 para incentivar la salida de los combustibles fósibles lo antes posible y el aumento de la inversión para proyectos relacionados con el hidrógeno verde.

Pese al incremento de las inversiones en tecnología verde y digitalización, no habrá subida de impuestos, algo que prometió en campaña el líder de los liberales, Christian Lindner. Su partido se ha asegurado de que el país vuelva a cumplir con el freno de deuda, suspendido a raíz del revés que supuso la pandemia para la economía, en 2023. Frente a las críticas que empiezan a asomar entre la oposición, el tripartito aseguró que tiene calculado cómo va sufragarlo. Además de la inversión pública, se fomentará la privada, recoge el documento. “Hemos resuelto que esta será una década de inversiones”, resumió Scholz.

La presentación del acuerdo, que tuvo lugar en un centro de convenciones al que solo se podía entrar con certificado covid y test negativo reciente, se vio eclipsada por la crisis sanitaria que ha provocado la cuarta ola de la pandemia en Alemania. Todos los protagonistas se refirieron al coronavirus en sus breves discursos y dejaron claro que su primera tarea como Gobierno será tratar de contener la avalancha de contagios. “Apelamos a todo el mundo para que se vacune”, empezó Lindner, para quien la pandemia es “el mayor desafío” actual. El líder de los liberales mencionó las “muchas diferencias” entre los tres partidos. “Pero tenemos una cosa en común”, añadió: “Dejar atrás el status quo”. Recordó que los jóvenes, que han votado masivamente por los Verdes y los liberales, “exigen modernizar el país”.

“Nos une nuestra fe en el progreso y la voluntad de mejorar el país”, dijo Scholz, que fue el primero en intervenir en el acto, bajo el lema ―que es también el título del acuerdo― “Atreverse a un mayor progreso”. “El semáforo está encendido”, añadió en referencia al nombre que se le ha dado al tripartito, semáforo, por el color con el que se relaciona a las tres formaciones (rojo del SPD, verde de los ecologistas y amarillo de los liberales). El colíder de los Verdes, Robert Habeck, admitió que “las negociaciones han sido agotadoras”. La coalición, añadió, toma el timón en un momento de crisis, de “preocupación, miedo e incertidumbre” por la gravedad de una cuarta ola para la que el país no estaba preparado.

La salida del carbón está prevista para 2030, ocho antes de lo que había acordado el Gobierno de gran coalición de Merkel, pero en el documento sigue apareciendo la palabra “idealmente”, lo que indica que los Verdes no han conseguido el compromiso de los liberales para fijar la fecha por contrato.

Subir el salario mínimo a 12 euros la hora (actualmente está en 9,6) y construir 400.000 nuevas viviendas al año (100.000 de las cuales de protección oficial) son otros de los acuerdos que se plasman en el documento, ya conocidos porque fueron pactados al inicio de las negociaciones. La coalición ha incluido entre las medidas la legalización del cannabis, la naturalización más rápida de los inmigrantes y rebajar a 16 años la edad para votar. La autodeterminación de género también se contempla en el acuerdo, así como un cambio de la ley del aborto, que ahora prohíbe a los médicos dar información sobre el procedimiento. El tripartito asegura que está abierto a estudiar la legalización de la donación de óvulos y la “subrogación altruista”. Para ello creará una comisión de medicina reproductiva.

Relación con Europa

El acuerdo de coalición deja la política exterior para el final, a partir de la página 131. Con respecto a la Unión Europea, el tripartito subraya el respeto al Estado de derecho y afirma que Alemania “aplicará y desarrollará” de forma “más consecuente” los instrumentos de los que dispone la UE para garantizar el Estado de derecho, incluido el mecanismo de condicionalidad, un instrumento diseñado para que los socios que incumplan las reglas comunitarias no reciban un euro de los fondos europeos. Lo hace de forma muy clara, pero sin mencionar a los países cuestionados por amenazar la independencia de los jueces (Hungría y Polonia).

Los Verdes se reservan el derecho a nombrar al próximo comisario europeo, pero solo en caso de que el presidente de la Comisión no sea alemán. Es decir, solo si Ursula von der Leyen no repite un segundo mandato en ese puesto.

Los tres socios de Gobierno se muestran abiertos a considerar la reforma del Pacto de Estabilidad y Crecimiento, aunque la formulación de sus intenciones es lo suficientemente ambigua como para permitir margen de maniobra en las futuras negociaciones. El pacto “ha demostrado su flexibilidad”, asegura el acuerdo. “Sobre esta base, queremos asegurar el crecimiento, mantener la sostenibilidad de la deuda y garantizar inversiones sostenibles y respetuosas con el clima”, añade. “El mayor desarrollo de las reglas de política fiscal debe basarse en estos objetivos para fortalecer su efectividad frente a los desafíos del momento”. Este instrumento, asegura el tripartito, debe ser “más simple y transparente, también para fortalecer su aplicación”.

Reparto de carteras

El acuerdo de Gobierno incluye el reparto de los ministerios, que serán 16 en el próximo Gobierno. Siete de ellos los gestionarán los socialdemócratas. Se trata de Interior, Trabajo, Defensa, Sanidad, Vivienda y Cooperación y Desarrollo. Un séptimo puesto para el SPD es el de jefe de la Cancillería, que tiene rango de ministro. Los Verdes tendrán cinco departamentos gubernamentales: Exteriores, Economía y Protección del Clima, Familia, Medio Ambiente y Alimentación y Agricultura. Los liberales del FDP llevarán Finanzas, Justicia, Transporte y Educación.

Los partidos de la llamada coalición semáforo (así conocida por los colores asociados a los partidos: rojo de los socialdemócratas, verde de los ecologistas y amarillo de los liberales) se han reunido en los últimos días también en horario nocturno para acelerar el cierre de los acuerdos sobre puntos relevantes como las políticas financieras y climáticas y los puestos ministeriales. La prensa alemana ha publicado que uno de los últimos escollos ha sido la cartera de Sanidad, porque al parecer ningún partido tenía interés en ocuparla. Alemania sufre cifras récord de contagios en su cuarta ola después de haber relajado las restricciones en verano y tiene una de las peores tasas de vacunación de Europa occidental, del 68%. Las competencias sanitarias están en manos de los estados federados, lo que da muy poco margen de maniobra al ministerio del ramo en Berlín.

La indiferencia por la cartera de Sanidad contrasta con la batalla que se ha librado durante las negociaciones para hacerse con el puesto de ministro de Finanzas. El segundo cargo más poderoso del Gobierno tras el de canciller ha caído del lado de los liberales del FDP y se da por seguro que lo ocupará su líder, Christian Lindner. Los Verdes también lo ambicionaban al considerarlo un cometido clave para poner en marcha las millonarias inversiones climáticas que necesitará el país en los próximos cuatro años.

A cambio de ceder la cartera a Lindner, los ecologistas obtendrán un superministerio de Clima que abarcará competencias hasta ahora repartidas por otros departamentos gubernamentales, como Economía y Energía. El puesto lo ocuparía el colíder de los ecologistas, Robert Habeck. La otra líder del partido y candidata en las elecciones, Annalena Baerbock, será ministra de Exteriores, según dan por hecho los medios alemanes.

Schoz ha evitado dar el nombre de la persona que ocupará el ministerio de Sanidad, cuestión por la que le han preguntado directamente durante la rueda de prensa. En lugar de eso ha anunciado que formará un equipo de crisis formado por especialistas en epidemiología, virología y sociología para afrontar la cuarta ola de la pandemia.

Hasta 21 miembros de los tres partidos se han reunido esta mañana para perfilar el acuerdo que se habían comprometido a presentar por la tarde. Las tres formaciones votarán internamente el contrato. En el caso del SPD y el FDP, se someterá a la opinión de su congreso, mientras que los Verdes van a preguntar a todos sus afiliados si apoyan lo acordado por sus líderes.

Si finalmente se cumple el calendario previsto y el candidato socialdemócrata y todavía vicecanciller Olaf Scholz es elegido por el Bundestag la segunda semana de diciembre, eso significará que la canciller saliente, Angela Merkel, no superará el récord de permanencia al frente del Gobierno alemán. Tendría que mantenerse al menos hasta el día 17 para igualar los días en el cargo de Helmut Kohl. Esta mañana, antes del que probablemente ha sido su último Consejo de Ministros, Merkel ha recibido un gran ramo de flores de manos de Scholz como despedida y agradecimiento por su trabajo al frente del país durante los últimos 16 años.

Las negociaciones formales de coalición empezaron el 21 de octubre, lo que significa que los tres partidos han necesitado poco más de un mes para ponerse de acuerdo. Desde las elecciones generales, que se celebraron el 26 de septiembre, habrán pasado poco más de 70 días hasta el nombramiento del nuevo Gobierno. La última vez, tras los comicios de 2017, fueron necesarios 171 días para formar la llamada gran coalición entre los democristianos de Angela Merkel (CDU) y los socialdemócratas (SPD). Entonces fracasó el intento de formar un tripartito entre CDU, liberales y verdes porque los liberales se levantaron de la mesa de negociación al no ver cumplidas sus demandas.

Tras unas elecciones que evidenciaron la gran fragmentación del panorama político enseguida quedó claro que los verdes y los liberales iban a tener la llave del nuevo Gobierno. Los dos partidos mayoritarios, la CDU y el SPD, obtuvieron cada uno alrededor de un cuarto de los votos, mientras que los Verdes consiguieron su mejor resultado histórico con un 14,8% y los liberales quedaron en tercer lugar con el 11,5% de los sufragios. Ni democristianos ni socialdemócratas querían repetir una gran coalición por lo que un tripartito era la opción más viable. La CDU intentó liderar una coalición pese a perder las elecciones con su peor resultado histórico, un 24,1%, pero verdes y liberales decidieron intentar un acuerdo con el SPD, que obtuvo el 25,7%.

Pese a sus enormes diferencias iniciales en cuestiones como las finanzas y las políticas del clima, verdes y liberales han conseguido acercar posturas y hacer concesiones para sacar adelante el acuerdo. A mediados de octubre los tres partidos acordaron un documento de mínimos que fue la base de las negociaciones. Entre otras cosas, pactaron aumentar el salario mínimo interprofesional a 12 euros la hora -promesa electoral de Scholz- y no subir impuestos -la principal demanda de los liberales-, además de dejar casi cerrada una salida adelantada del carbón, como querían los verdes.

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Sobre la firma

Elena G. Sevillano
Es corresponsal de EL PAÍS en Alemania. Antes se ocupó de la información judicial y económica y formó parte del equipo de Investigación. Como especialista en sanidad, siguió la crisis del coronavirus y coescribió el libro Estado de Alarma (Península, 2020). Es licenciada en Traducción y en Periodismo por la UPF y máster de Periodismo UAM/El País.

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