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Baile de sillones en las negociaciones del tripartito alemán

El liberal Lindner se perfila como ministro de Finanzas y los líderes verdes, de Clima y Exteriores, en la segunda y decisiva fase de las reuniones para formar coalición

Desde la izquierda, Robert Habeck y Annalena Baerbock, colíderes de los verdes; el vicencanciller en funciones, Olaf Scholz, y el líder del FDP, Christian Lindner, durante una rueda de prensa el 15 de octubre.
Desde la izquierda, Robert Habeck y Annalena Baerbock, colíderes de los verdes; el vicencanciller en funciones, Olaf Scholz, y el líder del FDP, Christian Lindner, durante una rueda de prensa el 15 de octubre.CHRISTOF STACHE (AFP)
Elena G. Sevillano

Los partidos que negocian la formación de próximo Gobierno alemán, un tripartito inédito desde los años cincuenta, se propusieron mantener la confidencialidad. Nada debía filtrarse sobre lo que acuerdan ni sobre lo que les separa, y menos aún sobre el reparto de sillones. Todos –socialdemócratas, verdes y liberales- querían cerrar primero el contenido de su acuerdo de gobierno, y solo después hablar de ministerios. O eso decían en público. Pero el puesto más codiciado, el de ministro de Finanzas, parece que ya tiene dueño. El líder de los liberales, Christian Lindner, ha conseguido hacerse con la cartera que maneja los ingresos y gastos de la primera economía de la UE, según ha publicado el Frankfurter Allgemeine citando fuentes de la negociación.

Los Verdes, asegura la publicación, han dejado de luchar para quedarse con Finanzas, lo que abre la puerta a que Lindner (FDP) vea cumplido su sueño. Hasta ahora los ecologistas insistían en que para gestionar los 50.000 millones de euros anuales en inversiones para la protección del clima que necesita el país, el ministerio más poderoso debía estar controlado por ellos. Su colíder, Robert Habeck, se postulaba para el puesto. Pero Los Verdes han cambiado de estrategia y quieren un superministerio de Medio Ambiente o de Clima que centralice competencias hasta ahora repartidas en distintos departamentos. Lo ocuparía Habeck, mientras que la otra líder del partido y candidata a la cancillería en las elecciones de septiembre, Annalena Baerbock, se convertirá en ministra de Exteriores, según se da ya por sentado. Ceder Finanzas les podría dar incluso más poder en el nuevo Ejecutivo.

Las negociaciones han entrado este jueves en una segunda etapa, de carácter más político y más resolutivo, después de que durante tres semanas 300 personas se hayan reunido en 22 grupos de trabajo temáticos para ir cerrando acuerdos. A donde no hayan llegado los perfiles más técnicos tendrán que hacerlo los políticos. Toma el relevo un equipo más reducido, ya con los líderes de los partidos. El objetivo es que a finales de mes esté cerrado el acuerdo de coalición y el socialdemócrata Olaf Scholz pueda ser nombrado canciller la semana del 6 de diciembre. La semana pasada, Los Verdes alertaron de que no se estaba avanzando en cuestiones para ellos clave, como el transporte, pero este jueves Scholz les ha dado una buena noticia.

El todavía ministro de Finanzas en funciones del Gobierno de Angela Merkel presentó en Berlín las estimaciones de ingresos fiscales para los próximos años, sustancialmente superiores a lo previsto. Scholz aseguró que él siempre ha confiado en que las negociaciones llegarán a buen puerto, pero que con este impulso será aún más fácil superar las diferencias políticas. Alemania tiene que hacer ingentes inversiones en digitalización, infraestructuras y, sobre todo, en transición energética para la protección del clima. “Los ingresos fiscales están creciendo de nuevo, más rápido de lo esperado”, señaló Scholz. A pesar de la pandemia y las tensiones presupuestarias, las finanzas alemanas gozan de buena salud.

El imparable aumento de casos de coronavirus en Alemania, que poco a poco va llenando las unidades de cuidados intensivos de enfermos no vacunados, está sometiendo a una tensión extra a las formaciones que negocian el tripartito. En los últimos días han arreciado las críticas por la aparente desidia de las autoridades ante la escalada de contagios. Ni el Gobierno saliente ni el entrante parecían estar haciendo mucho para evitar la sobrecarga de los hospitales. Este jueves, Scholz presentó en el Bundestag un proyecto de ley pactado con Los Verdes y los liberales con nuevas medidas que vendrían a sustituir el final del estado de emergencia federal, el próximo 24 de noviembre.

La nueva ley dará más competencias a los Estados federados, para que actúen en función de su situación. Algo que en realidad ya ocurre. Varios länder han aprobado estos días nuevas restricciones por su cuenta. En Berlín, por ejemplo, a partir del lunes solo los vacunados y los recuperados (que certifiquen haber pasado la enfermedad en los seis meses anteriores) podrán entrar a restaurantes, museos y cines. Hasta ahora los no vacunados también podían hacer vida social en interiores si presentaban un test negativo. La medida pretende forzar la vacunación de los más de 15 millones de alemanes mayores de 18 años que aún no lo han hecho. Una de las propuestas de la nueva ley del tripartito prevé que en los centros de trabajo haya que estar vacunado o bien presentar un test negativo diario para poder acceder.

Scholz, que hablaba por primera vez de la crisis sanitaria desde su triunfo en las elecciones de septiembre, anunció una reunión entre el Gobierno federal y los länder la semana que viene para pactar medidas comunes. La vacunación en el país está estancada en el 67% de la población. “Muchas personas no están convencidas”, dijo el vicecanciller en funciones, que adelantó una “gran campaña” para persuadirles. El contenido de la nueva legislación se presentará el lunes, pero es probable que incluya también los test gratuitos, una medida que se retiró en octubre y que ahora los expertos ven necesaria de nuevo. Scholz dijo estar de acuerdo y también la canciller en funciones lo aprueba, según dijo su portavoz el lunes.

Candidatos a liderar el partido de Merkel

Después de obtener el peor resultado electoral de su historia, los democristianos se disponen a renovar su cúpula y a buscar un liderazgo fuerte que pueda emular el que ejerció Angela Merkel hasta 2018, cuando anunció su retirada de la política en 2021. Por ahora ningún interesado ha dado un paso adelante, pero varios medios aseguran que Helge Braun, el ministro de la Cancillería y figura muy próxima a Merkel, está dispuesto a formalizar su candidatura. La CDU abrió el periodo para presentarlas el sábado pasado. Los candidatos se someterán por primera vez a la votación de todos los afiliados del partido, más de 400.000 personas, y su decisión se ratificará en un congreso. La semana pasada se hablaba de cinco posibles aspirantes, pero, según algunas informaciones uno de ellos, el ministro de Sanidad, Jens Spahn, no va a presentarse. Quien sí lo hará, y ha convocado a los periodistas el viernes por la mañana, es Norbert Röttgen, experto en política exterior de la formación conservadora y que ya lo ha intentado en otras ocasiones. El plazo para formalizar candidaturas acaba el 17 de noviembre.


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Sobre la firma

Elena G. Sevillano
Es corresponsal de EL PAÍS en Alemania. Antes se ocupó de la información judicial y económica y formó parte del equipo de Investigación. Como especialista en sanidad, siguió la crisis del coronavirus y coescribió el libro Estado de Alarma (Península, 2020). Es licenciada en Traducción y en Periodismo por la UPF y máster de Periodismo UAM/El País.

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