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El permiso de maternidad irrumpe en la batalla política de Estados Unidos

Legisladores progresistas y activistas presionan a Biden para que mantenga en su agenda de reformas sociales una propuesta que peligra por su alto coste

Antonia Laborde
La presidenta de la Cámara de Representantes, la demócrata Nancy Pelosi, en los alrededores del Capitolio en una intervención sobre la agenda social de Joe Biden.
La presidenta de la Cámara de Representantes, la demócrata Nancy Pelosi, en los alrededores del Capitolio en una intervención sobre la agenda social de Joe Biden.ALEX WONG (AFP)

Estados Unidos es el único país desarrollado del mundo donde no existe una ley nacional que garantice la baja por maternidad (o paternidad) remunerada. Millones de mujeres votaron a los demócratas en las últimas elecciones impulsadas por la promesa de que Joe Biden mejoraría las oscuras perspectivas a las que se enfrentan cuando deciden ser madres o padres, un problema que lastra especialmente a las mujeres afroamericanas. Sin embargo, una de las propuestas estrella de Biden está ahora en peligro por su alto coste, de cerca de 500.000 millones de dólares (unos 430.000 millones de euros). La incertidumbre ha indignado a un grupo liderado por activistas que cree que justo ahora, cuando en la Casa Blanca reside un demócrata y cuenta con mayoría en las dos cámaras del Congreso, es la opción más viable que habrá en una generación de sacar adelante un proyecto así.

La baja remunerada es parte del ambicioso plan de la Casa Blanca para reformar la infraestructura social del país, un proyecto que lleva semanas atascado en el Congreso, y que se espera que finalmente se vote esta semana. Los demócratas están recortando varios apartados del paquete de 3,5 billones de dólares para reducir el montante a casi la mitad, y así convencer a los moderados de su partido de que lo aprueben. La propuesta de Biden busca ofrecer hasta 12 semanas de permiso pagado para los nuevos padres, cuidadores de familiares gravemente enfermos y personas que padecen una afección médica grave. Está previsto que el coste se financie con los nuevos impuestos a las rentas más altas y a las grandes empresas. Actualmente, casi una de cada cuatro madres regresa al trabajo dentro de las dos semanas posteriores al parto y una de cada cinco abandona el mercado laboral antes de lo planeado para cuidar a un familiar enfermo.

“Tener tres hijos me metió en un hoyo financiero”, explicaba el viernes en un acto fuera del Capitolio Daniella Knight, una mujer que vive en pareja y que se vio obligada a renunciar a sus dos empleos para cuidar a sus hijos, ya que no podía costear los centros de cuidado infantil de calidad. “Para familias como la mía, no se trata de política”, agregó, sino “de si nuestros líderes nos defienden y construyen algo que hemos necesitado durante mucho tiempo”. En Estados Unidos, la primera potencia mundial, la pobreza afecta a uno de cada siete niños. Este problema afecta con tasas desproporcionadas a afroamericanos y latinos. Muchos de estos hogares cayeron en la pobreza por una espiral de gastos asociados a la crianza, pérdida de trabajo y recortes salariales.

Reducción significativa

La Casa Blanca ha negociado en los últimos días con los legisladores demócratas una importantísima reducción de la propuesta, de 500.000 a 100.000 millones de dólares; se rebajaría así la baja por maternidad y enfermedad de 12 a cuatro semanas a partir de 2024, según fuentes anónimas citadas por The Washington Post. “Para alguien que no tiene un día de baja pagada, cuatro semanas aún podrían ser significativas”, aseguró Dawn Huckelbridge, directora de Paid Leave for All, una organización que lucha por la baja remunerada.

Los beneficios federales que están en juego pretenden reemplazar el sistema actual, en el que la protección varía según el empleador y el Estado. California y Nueva York son dos de los 10 territorios que han aprobado leyes de bajas por maternidad pagadas. Solo el 23% de los trabajadores estadounidenses tiene acceso a un permiso familiar remunerado. “La mayoría de trabajadores con acceso a una baja no remunerada no pueden permitirse tomarla”, escribieron la semana pasada más de 100 congresistas demócratas en una carta a Biden en la que lo presionaban para mantener la propuesta. El 95% de los trabajadores con salarios más bajos, en su mayoría mujeres de minorías etnicas, no tienen acceso a una baja remunerada.

“No puede haber recuperación a largo plazo sin cuidados. La baja pagada es una inversión necesaria que contribuiría a agregar más de 1,6 billones de dólares a nuestra economía a través de una mayor participación de las mujeres en la fuerza laboral”, aseguraba la carta. Diversos estudios concluyen que un programa federal de bajas pagadas impulsaría el mercado laboral, acrecentando la probabilidad de que las madres regresen al trabajo después de tener hijos. Cerca de dos millones de mujeres salieron del mercado laboral durante la pandemia por la mayor necesidad de cuidados en los hogares.

Melanie Campbell, presidenta de la Coalición Nacional de Participación Cívica Negra, criticaba en un acto en los alrededores del Capitolio, las condiciones de la mayoría de las mujeres que se dedican al cuidado de los hijos de otros: ganar el sueldo mínimo y jubilarse en la pobreza. Acompañada de varios legisladores demócratas, incluida la presidenta del Congreso, Nancy Pelosi, aseguraba que la falta de estos permisos es uno de los motivos que lleva a mucha gente de la comunidad afroamericana a no votar. “Nosotros ya hicimos nuestro trabajo yendo a las urnas. Ahora le toca a los políticos hacer el suyo”, agregó otra activista negra, que advirtió que en las próximas elecciones, las legislativas de medio mandato de 2021, muchas recordarán cómo votaron los partidos sobre este asunto que lleva décadas silenciado.

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Sobre la firma

Antonia Laborde
Periodista en Chile desde 2022, antes estuvo cuatro años como corresponsal en la oficina de Washington. Ha trabajado en Telemundo (España), en el periódico económico Pulso (Chile) y en el medio online El Definido (Chile). Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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