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Kamala Harris tiene un problema de popularidad

La falta de resultados en la gestión de la crisis fronteriza y el silencio durante la caótica evacuación de las tropas de Afganistán convierten a la vicepresidenta de EE UU en la peor valorada en décadas

Antonia Laborde
Kamala Harris
Kamala Harris, en una comparecencia en Hanoi, Vietnam, el 26 de agosto.EVELYN HOCKSTEIN (AFP)

La primera semana de junio comenzó la debacle. La vicepresidenta de Estados Unidos, Kamala Harris, se alistaba para su primer viaje al extranjero desde su histórica llegada a la Casa Blanca. Joe Biden le había encargado la titánica tarea de gestionar la crisis migratoria en la frontera con México, mostrando a las claras que su número dos estaba destinada a ser una pieza fundamental en su Administración y no alimentaría la fama de ocupar un cargo vacío de poder, como ha ocurrido en otras ocasiones. Antes de volar, en una entrevista a la NBC, Harris aseguró haber estado en la frontera, un hecho que la periodista desmintió. A la hora de rectificar, la demócrata respondió simplemente: “Tampoco he estado en Europa”. Fue una metedura de pata, pero no pasó de la anécdota. Ya en Guatemala, lanzó el mensaje que indignó a sus bases progresistas. Pidió a aquellos que estaban planteándose emigrar sin papeles a Estados Unidos que no lo hicieran. “No vengáis, no vengáis”, dijo. Desde entonces, su popularidad encadena tres meses de caída libre.

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Todas las encuestas muestran un descenso en la popularidad, pero la dimensión del desplome varía en función del estudio. En los sondeos conservadores, Harris aparece con la peor nota para un vicepresidente en los últimos 50 años. En los liberales, en cambio, reducen el varapalo: son los peores datos en 30 años, siempre haciendo la comparación con los primeros siete meses en el cargo.

La desaprobación a Harris roza el 50% y la aprobación llega al 43,5%, según la plataforma YouGov America, dando la vuelta a las cifras que registraba cuando se convirtió en la primera mujer vicepresidenta del país. También rompió un techo de cristal al ser la primera persona de origen indio y jamaicano en lograr el puesto. Las expectativas —y el escrutinio— arrancaron fuerte. La presión es aún mayor en su caso, ya que desde su llegada a la Casa Blanca se la ve como posible candidata demócrata a las elecciones de 2024 en el supuesto de que Joe Biden, que estará a punto de cumplir 82 años, no se presente.

La falta de resultados en la crisis fronteriza —el número de detenciones en julio fue el mayor en dos décadas— no es el único argumento que usan los republicanos para atacar a Harris. Desde que asumió el cargo, no ha realizado prácticamente ninguna conferencia de prensa en solitario, según The Hill, más allá de un encuentro durante su visita a Vietnam a finales de agosto, en el que respondió a las preguntas de los periodistas durante 20 minutos. El bajo perfil que ha asumido en las últimas semanas en los asuntos más candentes se ha hecho más evidente en la crisis de Afganistán por la retirada de las tropas estadounidenses.

Cuando estalló el caos en Kabul, Harris estaba de gira por el sudeste asiático. En una comparecencia el 24 de agosto defendió la decisión de Biden de poner fin a la guerra, destacó la forma en la que se estaba haciendo la operación de evacuación y agradeció la colaboración de los aliados. Y después zanjó el tema. Desde entonces, según los comunicados de la Casa Blanca, la vicepresidenta no se ha referido públicamente al asunto. Sí ha escrito algunos tuits para apoyar los mensajes de Biden. Las feministas aún esperan conocer su posición sobre la situación de las mujeres afganas que ahora viven bajo el control talibán y sus críticos le achacan falta de experiencia en política exterior.

Una encuesta de Los Angeles Times revela que el mayor rechazo a la gestión de Harris proviene de hombres (56%, frente al 44% en mujeres) y blancos, también 56%, mientras que la comunidad negra es la que más la apoya, con un 65%. Una investigación del diario destaca que Harris, al igual que otras mujeres políticas con cargos relevantes, se ha convertido cada vez más en blanco del acoso por internet. En redes sociales hay cientos de miles de mensajes con “ataques sexistas, violentos y misóginos contra ella”, informa el periódico de Los Ángeles. Otros medios han publicado artículos, que citan fuentes anónimas, sobre el creciente malestar que existe en su equipo de trabajo.

Es habitual que en Estados Unidos los vicepresidentes sean peor valorados que sus jefes, ya que sus tareas suelen despertar menor interés. Hasta hace unas semanas, este era el caso en la Administración Biden-Harris, pero el fiasco de la salida de Afganistán ha castigado también al presidente, que ahora carga con un porcentaje de suspenso superior al 49%. Pese al poco tiempo que ambos llevan en sus cargos ―entraron en la Casa Blanca el 20 de enero―, la caída en los apoyos puede perjudicar a los demócratas en las elecciones legislativas del próximo año, donde podrían perder el control de la Cámara de Representantes y del Senado.

Falta todavía mucho para las elecciones presidenciales de 2024. Pero la caída en la popularidad pesa ya tanto en Biden, que ha anunciado su intención de presentarse, como en Harris, la posible sustituta si esto no ocurriera. Ambos empiezan con mal pie para competir de nuevo contra Donald Trump, que ya coquetea abiertamente con intentar volver a la Casa Blanca dentro de tres años.

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Sobre la firma

Antonia Laborde
Periodista en Chile desde 2022, antes estuvo cuatro años como corresponsal en la oficina de Washington. Ha trabajado en Telemundo (España), en el periódico económico Pulso (Chile) y en el medio online El Definido (Chile). Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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