Un grupo de manifestantes intenta derribar la estatua de Colón en el centro de La Paz
La policía detuvo a cinco jóvenes que participaban en la protesta, que dejó el rostro de Colón pintado de negro y sin nariz
Un grupo de manifestantes pintó, mutiló e intentó derribar la estatua de Cristóbal Colón este lunes en el centro de La Paz, la capital administrativa de Bolivia. No lograron echarla abajo por la intervención de la policía, que detuvo a cinco jóvenes con vestimenta indígena tradicional. El rostro de Colón fue cubierto de pintura negra y perdió la nariz. El ataque se realizó mientras unos músicos, que acompañaban la protesta, tocaban instrumentos de viento nativos.
El hecho ocurrió en el Día de la Revolución Agraria, como se llama ahora al antiguo “Día del Indio” que se celebra cada 2 de agosto desde 1937. En esta misma fecha, en 1953, se promulgó la ley de reforma agraria que liberó a los indígenas de la servidumbre en las haciendas.
Para alcanzar la estatua, los manifestantes superaron una barrera de chapas de zinc que la alcaldía había elevado en torno a ella, en previsión de que algo así podía ocurrir. El monumento ha sido muchas veces blanco de grupos anticolonialistas que se oponen a que La Paz rinda honores al explorador genovés, al que consideran un genocida. El último incidente ocurrió el pasado 9 de marzo, cuando activistas feministas pintaron en el pedestal mensajes de denuncia contra la elevada tasa de feminicidios que se registran en el país.
El oficialista Movimiento al Socialismo (MAS) simpatiza con los grupos que se han empeñado en retirar monumentos considerados ofensivos para la memoria de los pueblos indígenas y otras víctimas del racismo, en el contexto del Black Lives Matter y de las protestas populares en Colombia, donde se derribaron estatuas de conquistadores españoles. En 2018, Evo Morales, que en ese momento era el presidente del país, celebró la retirada de una estatua de Colón del centro de la ciudad estadounidense de Los Ángeles, según informó la agencia Efe.
Sin embargo, el MAS tiene poca fuerza en la administración de las principales urbes bolivianas, por lo que su simpatía ideológica no ha podido traducirse en el retiro y traslado de las estatuas, como ha ocurrido en Bogotá. En cambio, los gobiernos de este partido han tomado medidas para revalorizar las expresiones culturales y religiosas de las culturas indígenas. Al mismo tiempo, los sectores sociales que se le oponen han convertido la defensa de los símbolos coloniales y republicanos en una marca de identidad.
Luego de la acción de las feministas en marzo, un grupo de mujeres antiabortistas borró los grafitis que se habían hecho en la base de la estatua, que consideraban “insultantes”. La intervención artística de otro grupo feminista, que vistió la estatua de Isabel la Católica con ropajes de una india del altiplano boliviano, generó la protesta de una organización denominada Juventudes Hispánicas. Los activistas que se encaramaron este lunes sobre la figura de Colón fueron abucheados por algunos de los transeúntes que pasaban por el lugar.
La oposición también critica el contenido del friso que adorna la sala de la Cámara de Diputados en el nuevo edificio de la Asamblea Legislativa, construido por el oficialismo. Es un retrato del dios andino Wiracocha, tal como era representado por Tiwanaku, la más importante de las culturas precolombinas que floreció en el altiplano boliviano.
“Vamos a ser implacables frente a estas acciones vandálicas”, declaró el coronel Hernán Romero, jefe regional de la Policía. Explicó que su obligación es defender el patrimonio nacional. Las autoridades municipales anticiparon que consultarán con los ciudadanos si trasladar o no el monumento a otro sitio donde sea más fácil protegerlo.
La estatua de Colón es considerada una de las más emblemáticas de La Paz. Fue un obsequio de la colonia italiana en Bolivia y se erigió en 1926 en el Prado, que entonces era el paseo más elegante de la ciudad. Es obra del escultor Giuseppe Graciosa y lleva la inscripción “Navigare necesse, vivere non est necesse” (Navegar es necesario, vivir no es necesario), de Plutarco, que alude a la valentía del antiguamente llamado “descubridor” de América.
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