Chile arranca un nuevo ciclo y comienza a redactar la Constitución que reemplazará a la de Pinochet
Este domingo por la mañana se instala el órgano de 155 miembros que redactará la nueva carta fundamental
En la convulsionada política chilena, cuyo mapa no ha dejado de moverse desde las revueltas sociales de octubre de 2019, el país sudamericano celebra este domingo un hito fundamental. A las diez de la mañana en Chile, en los patios de la sede del Congreso en el centro de Santiago, se instala el órgano constituyente que redactará la nueva Constitución. El texto reemplazará a la nacida en 1980, en la dictadura de Augusto Pinochet, modificada una cincuentena de veces en los últimos 40 años. La convención estará compuesta por 155 miembros, elegidos a mediados de mayo pasado. Como nunca antes a nivel mundial, las mujeres y hombres estarán representados paritariamente (77 y 78, respectivamente). Tendrá una segunda peculiaridad: los 17 escaños reservados para las diez naciones originarias, el mayor número que se haya establecido a nivel internacional para los pueblos indígenas en una asamblea de este tipo. Con una derecha arrinconada, la centroizquierda disminuida y la irrupción fuerte de los independientes de izquierda (la Lista del Pueblo), los convencionales tendrán un año como máximo para acordar un nuevo texto que permita a Chile encauzar su crisis política, institucional y social que amenaza su camino al desarrollo.
Es un día histórico para Chile, que nunca antes tuvo una Constitución nacida en democracia. Los convencionales que representan a los distritos alejados de la capital muestran sus fotografías en las redes sociales en sus viajes a la primera reunión de este domingo 4 de julio. “Son días de mucha emoción, estamos felices y voy con el cariño de cada persona que nos ha apoyado en este lindo camino”, escribe desde la sala de embarque la abogada Amaya Alvez, constituyente de Concepción, a unos 500 kilómetros al sur de Santiago. Algunos convencionales se trasladan por tierra, como el abogado Christian Viera, representante de Curicó, en la zona central de Chile: “Emocionadxs y esperanzadxs con la posibilidad de un proyecto transformador”, redacta para acompañar una fotografía donde aparece con otros dos convencionales. Uno de sus alumnos de la universidad le contesta: “Mucho éxito en la tarea, profesor. Lleva en su mochila la esperanza de un pueblo”.
Benito Barada, psicólogo elegido por un distrito de Santiago, resume la antesala de esta jornada fundamental para el destino de Chile: “Lo que veremos mañana es lo heterogéneo de este país ingresando al salón”. Desde el norte, en la ciudad de Antofagasta, a unos 1.300 kilómetros de la capital, la científica Cristina Dorador se muestra agradecida: “Gracias a todas/os quienes hicieron posible que estemos ad portas de escribir una nueva Constitución transformadora para Chile”, escribe antes de subirse al avión este sábado. Mientras, los convencionales de derecha intentan marcar sus posiciones y establecer los límites: “El mandato a la convención no es un cheque en blanco”, señaló la abogada Marcela Cubillos, la figura de mayor simbolismo de los conservadores, a horas de jurar como convencional.
Dada la compleja situación sanitaria, con la llegada de la variante delta y unos 3.800 nuevos casos diarios de la covid-19, la ceremonia se llevará a cabo en el patio de la sede del Congreso en Santiago, con todas las medidas sanitarias pertinentes. Los 155 convencionales, que este sábado han comenzado a retirar sus credenciales, aceptarán formalmente sus cargos ante la secretaria relatora del Tribunal Calificador de Elecciones, Carmen Gloria Valladares, la elegida para presidir el acto de manera provisoria. Finalmente, por la resistencia de parte de los convencionales, no estarán presentes los representantes de ninguno de los tres poderes del Estado. Valladares liderará la primera cita de los constituyentes hasta que los 155 elijan en la misma jornada y por mayoría absoluta a su presidente, que encabezará la elección del vicepresidente. Aunque la elección está totalmente abierta, parece haber cierto consenso en que el cargo debería ocuparlo una mujer. “Sería una linda señal del pueblo de Chile que la convención esté presidida por una indígena mapuche”, señaló la convencional Elisa Loncón, una de las candidatas, en entrevista con EL PAIS.
Cuando al presidente Sebastián Piñera le correspondió convocar a la primera sesión el 20 de junio pasado, sostuvo: “Esta convención constitucional representa, sin duda, una gran oportunidad para lograr esos acuerdos amplios y sólidos, que permitan dar origen a una nueva Constitución que sea reconocida y respetada por todos los chilenos y constituya un gran marco de unidad, de estabilidad y de proyección hacia el futuro, para nuestra democracia y nuestra sociedad”. Michelle Bachelet, la anterior mandataria y actual Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, a través de un comunicado hizo este sábado un llamamiento a la ciudadanía: “Vivamos este gran momento republicano con responsabilidad y con merecido orgullo”.
Desde que a mediados de mayo los ciudadanos eligieron a los 155 convencionales, con apenas el 43,41% de la participación ciudadana, el ambiente político ha estado marcado por la tensión. A comienzos de junio, 34 constituyentes plantearon seis “garantías democráticas” para el funcionamiento de la convención, donde expresan que el órgano no debe subordinarse a las normas acordadas por la clase política el 15 de noviembre de 2019, que posibilitaron el proceso constituyente. “Llamamos a hacer efectiva la soberanía popular de la constituyente, expresada tanto en el reglamento como en las normativas que debe darse, sin subordinarnos a un Acuerdo por la Paz que nunca suscribieron los pueblos”, manifestó este grupo de convencionales independientes, de los pueblos originarios y de la Lista del Pueblo, un movimiento anti capitalista que alcanzó 25 escaños. Es uno de los asuntos que comenzarán a resolverse desde este domingo en Chile: si la mayoría de la convención está por respetar determinados acuerdos, como el quórum de dos tercios para aprobar determinadas normas constitucionales.
La relación con el Ejecutivo de Piñera ha sido igualmente compleja, porque desde la izquierda se han criticado desde las licitaciones de seguridad hasta las de transmisión televisiva, que permitirá ver en línea lo que suceda en la constituyente. La instalación ha provocado roces entre el Gobierno y los representantes de los pueblos originarios, que realizaron peticiones especiales para la ceremonia de inauguración, dadas sus tradiciones culturales. Resulta una incógnita, a su vez, las dimensiones que tendrá la manifestación convocada por la Lista del Pueblo para la mañana del domingo. La organización ha llamado a una marcha constituyente con inicio en la plaza Italia, el epicentro de las protestas sociales en Santiago, que terminará en la sede del Congreso, donde estarán reunidos los convencionales. El Gobierno, debilitado políticamente, apenas ha tenido la fuerza para pedir que la marcha se realice en forma pacífica, pero no de impedirla, pese a la compleja situación sanitaria que se vive en pleno invierno. Parece con las manos atadas para desplegar a Carabineros, porque la Lista del Pueblo y otros convencionales aseguran que la sesión se paralizará si actúa la policía en los alrededores de la convención.
Chile comenzará a redefinirse en asuntos fundamentales. La convención discutirá su régimen político y sistema de Gobierno, porque existe algún consenso en que el presidencialismo a la chilena –exacerbado, incluso en el contexto latinoamericano– mostró deficiencias con las revueltas de octubre de 2019. Se debatirá sobre la descentralización y regionalización, en un Estado unitario y fuertemente centralizado en la capital, como el chileno. Los 155 constituyentes deberán acordar diferentes asuntos relativos a los pueblos originarios, como su reconocimiento expreso en la Constitución o la plurinacionalidad, que implicaría autodeterminación. Es un tema central, dado los históricos problemas de relación entre el pueblo mapuche y el Estado chileno, que tienen a la zona de la Araucanía en un conflicto centenario. El órgano constituyente discutirá el modelo de desarrollo económico, el destino de instituciones como el Tribunal Constitucional, el modelo del Estado –los derechos económicos y sociales son debates calientes– y asuntos especialmente sensibles para los mercados, como la autonomía del Banco Central.
Las discusiones de todo orden que llevará adelante la convención desde este domingo se cruzan con una serie de cambios a nivel político, como las elecciones parlamentarias y presidenciales de noviembre. Este 18 de julio, tanto la derecha como la izquierda realizarán sus primarias presidenciales, mientras que la centroizquierda no llegó a acuerdos para medir a sus candidatos ante la ciudadanía. De acuerdo a la reciente encuesta de Criteria, el comunista Daniel Jadue está instalado en el primer lugar de las preferencias presidenciales, con el 18%, seguido por Joaquín Lavín, del partido de derecha UDI, que obtiene un 13%.
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