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La muerte de un disidente bajo detención desata la protesta popular contra el presidente palestino

Solo un 14% de los ciudadanos apoya a Abbas tras suspender las elecciones, según un sondeo

Juan Carlos Sanz
La policía cierra el paso a una palestina que protesta con una foto de NIzar Banat, el jueves en Ramala.
La policía cierra el paso a una palestina que protesta con una foto de NIzar Banat, el jueves en Ramala.Nasser Nasser (AP)

El apoyo popular al Gobierno palestino del presidente Mahmud Abbas se tambalea en los últimos meses tras la suspensión de las primeras elecciones en 15 años, la ola de protestas en Jerusalén y la escalada bélica en Gaza. Las voces críticas contra el veterano mandatario —de 85 años, los últimos 16 en el cargo sin haberse vuelto a someter a las urnas— se han expandido por la sociedad civil. Una de las más activas, la del disidente Nizar Banat, se apagó el jueves para siempre tras ser detenido de madrugada, presuntamente acusado de airear su disidencia en las redes sociales.

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Banat, de 43 años y afiliado al partido nacionalista Fatah, del presidente Abbas, se había presentado en una lista independiente de la oficialista en las elecciones legislativas previstas en mayo, antes de que fueran aplazadas sin fecha cierta. Sus mensajes críticos contra el funcionamiento autocrático del Gobierno, la corrupción de la Administración y, en particular, el fallido acuerdo de la semana pasada entre la Autoridad Palestina e Israel para intercambiar un millón de vacunas de Pfizer, calaron hondo entre sus más de 100.000 seguidores en Facebook. En sus mensajes y vídeos tachó de “mercenarios” a los altos cargos que aceptaron la cesión de dosis a punto de caducar, operación que acabó en un fiasco. Sus invectivas disgustaban a las autoridades, y no era la primera vez que se ordenaba su detención.

Más de 20 agentes del Cuerpo de Seguridad Preventiva, la mujabarat o inteligencia palestina, irrumpieron en su domicilio de Hebrón (Cisjordania) a primera hora de la madrugada. Sus familiares aseguraron a Reuters que los agentes le golpearon durante varios minutos con las mismas barras de hierro que habían utilizado para fracturar puertas y ventanas de la vivienda.

Cuando estaba siendo trasladado a un centro de detención “su estado de salud se deterioró”, según declaró a la prensa palestina el gobernador de Hebrón, Yibrin al Bakri. “Fue inmediatamente conducido al hospital público de Hebrón, donde tras ser examinado por los médicos se certificó su muerte”, agregó el gobernador, sin precisar las acusaciones que pesaban sobre Banat, presentadas por el fiscal general palestino.

La representación de la Unión Europea en Palestina expresó de inmediato su “conmoción” por la muerte del disidente y exigió “una investigación independiente” sobre los hechos. Hace un mes, la delegación europea ya había expresado su preocupación tras un registro policial en su casa y apelado a “garantizar la libertad de expresión”. La UE sostiene financieramente a la Autoridad Palestina, para la que el martes aprobó un crédito urgente de cerca de 360 millones de euros, como única entidad palestina internacionalmente reconocida.

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En Ramala, sede administrativa del Gobierno, el primer ministro Mohamed Stayyeh se apresuró a anunciar la constitución de una comisión de investigación para aclarar la muerte de Banat después de ser detenido. La Comisión Independiente Palestina para los Derechos Humanos calificó de “muy graves” los hechos. “Es un día negro para la historia del pueblo palestino”, dijo Farid al Atrach, representante de la Comisión, citado por France Presse. “La autopsia preliminar ha constatado la presencia de lesiones en muchas partes del cuerpo, incluida la cabeza, con varias costillas fracturadas”, informó por la noche la Comisión Independiente, a la espera de que las pruebas de laboratorio confirmen las causas de una “muerte no natural”.

En una inusual manifestación popular espontánea, cientos de palestinos se concentraron a primera hora de la tarde en torno a la Muqata, el complejo de edificios gubernamentales de Ramala, con carteles con la imagen del disidente fallecido y coreando gritos como: “¡Abbas, lárgate!”, “¡Todos somos Banat!” y “¡El pueblo no tiene miedo!”. Un gran despliegue de fuerzas antidisturbios, que lanzaron gases lacrimógenos y dispararon granadas aturdidoras, impidió que se aproximaran a la sede de la Presidencia palestina.

Clima de corrupción

Una encuesta publicada la semana pasada por el Centro Palestino de Investigaciones Políticas y Sondeos reflejó que un 85% de los ciudadanos cree que la Autoridad Palestina está instalada en un clima de corrupción. Solo un 14% de los consultados respalda al Gobierno de Fatah, que controla parcialmente Cisjordania, mientras un 56% se muestra partidario de que sean los islamistas de Hamás, que gobiernan de facto en Gaza desde 2007, quienes le releven.

Banat no ha sido la única voz crítica acosada por las autoridades palestinas. El activista Issa Amro, de 40 años, fue detenido el lunes en Hebrón tras haber sido convocado a una comisaría para que diera explicaciones sobre recientes publicaciones en Facebook en las que criticaba la corrupción del Gobierno de Abbas. El martes fue puesto en libertad con una citación para comparecer ante un tribunal.

Amro, que dirige un movimiento contra la ocupación y defiende la no violencia, ha sufrido la persecución de las fuerzas de seguridad palestinas y las israelíes. Un tribunal militar le condenó en enero por “manifestarse sin permiso” contra los colonos en Hebrón, su ciudad natal.

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Sobre la firma

Juan Carlos Sanz
Es el corresponsal para el Magreb. Antes lo fue en Jerusalén durante siete años y, previamente, ejerció como jefe de Internacional. En 20 años como enviado de EL PAÍS ha cubierto conflictos en los Balcanes, Irak y Turquía, entre otros destinos. Es licenciado en Derecho por la Universidad de Zaragoza y máster en Periodismo por la Autónoma de Madrid.

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