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El jefe de la seguridad palestina amenaza al Gobierno de Israel con nuevos enfrentamientos

La revuelta palestina contra Israel se dio ayer un día de respiro, pero los mandos policiales del presidente Yasir Arafat han advertido ya al Gobierno israelí sobre los peligros de una nueva oleada de violencia si se mantiene el cierre de los territorios, decretado el domingo, como represalia por las heridas producidas por un cóctel molótov a una niña judía de dos años. "La continuación del cierre de las ciudades palestinas de Gaza y Cisjordania, y la imposición del estado de sitio a Jericó, llevarán a la reanudación de los enfrentamientos", advirtió ayer el coronel Yibril Rajub, jefe de la Seguridad Preventiva palestina.

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Rajub lanzó esta amenaza al Gobierno del laborista Ehud Barak a través de la radio estatal israelí. Esta emisora informó de que la Autoridad Palestina, que preside Arafat, ha adoptado medidas para impedir que se reanuden los enfrentamientos que comenzaron el pasado día 14 y se apaciguaron en cierta medida anteayer, domingo.El cierre decretado por las autoridades israelíes afecta únicamente a los ciudadanos israelíes y a los turistas que tratan de acceder a los territorios autónomos en general, pero perjudica de manera extraordinaria y especial al casino de Jericó, que cada día recibe a unos 3.000 jugadores judíos y que es el único centro de juego en la zona.

Esta clausura de los territorios y la decisión del primer ministro de Israel, Ehud Barak, de retirar a los negociadores de Estocolmo, cuando supuestamente se estaba a punto de llegar a un pacto sobre el acuerdo marco, ha llevado en las últimas horas a Arafat a reflexionar, tras lo cual ordenó cerrar una estación de televisión palestina independiente de Ramala, Watan, por hacerse eco de la revuelta y de los comunicados del Club de Prisioneros Políticos Palestinos, al tiempo que se extendía una orden de arresto contra su director, Omar Nazzal.

En medio de este compás de espera se celebró ayer, en la localidad cisjordana de Daharia, el entierro de la última víctima de la nueva Intifada: Saad al Havarin, una adolescente de 15 años que fue herida de bala al inicio de la revuelta hace una semana en Ramala, elevando a seis el total de víctimas mortales en los pasados enfrentamientos. Horas antes del entierro de Saad, el jeque Ahmed Yassin efectuaba desde su domicilio de Gaza un llamamiento a todos los palestinos para que participen el próximo jueves en una jornada de lucha y ayuno a favor de los 1.600 activistas políticos detenidos en las cárceles de Israel.

Por otra parte, el Ayuntamiento de Jerusalén, que dirige el líder derechista Ehud Olmert, aprobó ayer un proyecto permitiendo la construcción de un asentamiento judío en el barrio árabe de Abu Dis, cuyo traspaso al Gobierno de Arafat quedó aplazado el domingo como represalia por la revuelta palestina. El Gobierno de Arafat contempla desde hace años la posibilidad de convertir este suburbio de Jerusalén en el futuro Estado de Palestina, trasladando incluso allí el Parlamento.

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