Netanyahu agita acusaciones de fraude electoral ante la formación de un Gobierno alternativo
“Israel no es una monarquía”, advierte Bennett, que dirigirá la nueva coalición
El líder que aspira a ser elegido en los próximos días primer ministro de Israel, el ultranacionalista Naftali Bennett, apeló el domingo a Benjamín Netanyahu a facilitar la transición y desbloquear el relevo en el poder. El todavía jefe de Gobierno en funciones tras 12 años en el cargo había afirmado horas antes que el pacto de ocho partidos para privarle del control del Ejecutivo era el resultado “del mayor fraude electoral en la historia del país”, por incorporar votos de partidos de la derecha a una coalición de centroizquierda con apoyo político árabe.
“Estamos siendo testigos de la mayor decepción electoral en la historia del Estado”, tronó Netanyahu en la Kneset (Parlamento) en una reunión de los diputados del Likud, su partido. “Mucha gente cree, y con razón, que ha sido engañada”, argumentó el primer ministro en funciones para condenar el trasvase de votos desde el bloque de la derecha que él lidera, “a un peligroso Gobierno izquierdista, respaldado por quienes apoyan el terrorismo [en alusión a los diputados árabes]”. Bennett, cabeza de lista del partido Yamina (nacionalista), se comprometió a no pactar con el centroizquierda en la campaña para los comicios del 23 de marzo.
Después de cuatro elecciones legislativas en apenas dos años, la alianza de Netanyahu con los ultraortodoxos judíos y la extrema derecha religiosa no había conseguido, empero, forjar la mayoría exigida de 61 votos en una Kneset de 120 escaños y a comienzos de mayo fracasó en el intento de conformar un Ejecutivo.
Su rival en las urnas y líder del segundo partido más votado, el centrista Yair Lapid, logró el pasado miércoles que otras siete fuerzas políticas —de centro, derecha, e izquierda, y una pequeña formación de la minoría árabe— suscribieran un acuerdo de legislatura. Para ello tuvo que ceder a Bennett la preferencia a la hora de ejercer el cargo de primer ministro, puesto en el que ambos se turnarán dentro de dos años.
“Israel no es una monarquía y nadie tiene el monopolio del poder; déjalo seguir y permite que Israel avance”, fue el mensaje dirigido por Bennett a Netanyahu tras la primera reunión que mantuvo con los líderes de los partidos de la coalición tras la firma del pacto de gobierno. “Nadie tiene el monopolio del poder”, advirtió.
A falta de que el Parlamento fije este lunes la fecha definitiva, los analistas políticos ven factible que la sesión de investidura se pueda celebrar mañana, aunque el presidente de la Kneset, Yariv Lavin, miembro del Likud, tiene la potestad legal de aplazar la votación una semana, hasta el día 14. De esta manera, los partidarios de Netanyahu esperan disponer de tiempo para convencer a algunos de sus antiguos aliados de que regresen a la disciplina del bloque conservador.
Al menos un parlamentario de Yamina ya ha expresado dudas sobre su apoyo a un pacto con fuerzas de izquierda y de la minoría árabe. Con una mayoría raspada de 61 escaños, la fuga de uno o varios tránsfugas pondría en peligro la operación para apear a Netanyahu, y abriría la vía a la convocatoria de las quintas elecciones desde 2019.
Ante un escenario de violencia en la Kneset
“Nadie puede imponer el silencio a la respuesta que quieran dar [los votantes de la derecha] a su decepción”, advirtió Netanyahu en la reunión de su grupo parlamentario. “Y si se llega a formar ese Gobierno de capitulación y fraude, lo derribaremos rápidamente”, anunció.
Los servicios de seguridad de Israel se están planteando cómo contrarrestar un eventual escenario de violencia política en caso de que grupos radicales traten de revivir en la sede de la Kneset en Jerusalén hechos como los que se produjeron el pasado 6 de enero en Washington, según desvelan informes manejados por corresponsales de seguridad y defensa de la prensa hebrea. El asalto al Capitolio consumado en esa fecha por partidarios del republicano Donald Trump intentó impedir por la fuerza que el Congreso de Estados Unidos ratificara la elección como presidente del demócrata Joe Biden.
Netanyahu no ha recurrido hasta el momento a incendiarias proclamas como las de quien fue su estrecho aliado en la Casa Blanca —”¡caminaremos hasta el Capitolio!”, arengó Trump—, pero ha lanzado mensajes que arrojan sombras sobre la legitimidad del nuevo Gobierno de amplia coalición.
En un clima de tensión, prominentes rabinos vinculados a la extrema derecha han lanzado un manifiesto dirigido a sus adeptos para “impedir por todos los medios” la formación de un Gobierno alternativo.
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