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La UE abre por primera vez uno de sus proyectos militares a la participación de países terceros

EE UU, Canadá y Noruega colaborarán en la adaptación de infraestructuras para facilitar la movilidad

El jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell, tras el Consejo de ministros de Defensa este jueves, en Bruselas.
El jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell, tras el Consejo de ministros de Defensa este jueves, en Bruselas.JOHN THYS / POOL (EFE)

El Consejo de ministros de Defensa de la UE ha aprobado este jueves la participación de EE UU, Canadá y Noruega en uno de los 46 proyectos comunitarios puestos en marcha desde 2018 para desarrollar la cooperación y coordinación entre los ejércitos europeos. Se trata de la primera vez que la UE permite la entrada de países extracomunitarios en esa colaboración militar. Y aunque el proyecto atañe a un área como la movilidad, más relacionado con las infraestructuras que con el desarrollo de armamento, Bruselas considera la luz verde como una prueba de que la UE está dispuesta a colaborar con países terceros y, en particular, con miembros de la OTAN como son los tres países aceptados.

La OTAN ha insistido desde hace años en la necesidad de adaptar las infraestructuras de transporte para facilitar el desplazamiento de material militar a través de Europa. Desde los años noventa, coincidiendo con el fin de la Guerra Fría, las grandes redes transeuropeas de carretera o ferrocarril se han construido con una finalidad puramente civil, sin apenas tomar en cuenta las posibles necesidades de una movilización militar para afrontar una crisis en algún lugar del continente. Algunas de las infraestructuras construidas en las últimas décadas ni siquiera parecen adecuadas para resistir el paso de un material rodado tan pesado como suele ser el militar.

La posible entrada de países terceros en los proyectos militares de la llamada Cooperación Estructurada Permanente (o Pesco, por sus siglas en inglés) fue objeto de polémica durante más de dos años. Los 25 países de la UE (entre ellos, España) que participan en la Pesco discrepaban sobre la conveniencia o no de cooperar con EE UU, cuando uno de los objetivos de los proyectos es reducir la dependencia transatlántica, o con el Reino Unido, que ha abandonado el club europeo.

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El conflicto se resolvió en noviembre de 2020, con un acuerdo que fijó las condiciones para aceptar la cooperación con países extracomunitarios. Entre esas condiciones figura que los potenciales socios puedan aportar valor añadido, que se comprometan a no restringir el uso de las capacidades desarrolladas o que compartan los valores de la UE y no contravengan los intereses de seguridad del club.

El Consejo de ministros de Defensa ha concluido que EE UU, Canadá y Noruega cumplen esas condiciones en el caso de la movilidad militar. “Buena noticia”, ha señalado al término de la reunión el Alto Representante de la Política Exterior de la UE, Josep Borrell, que ha presidido la reunión del Consejo de ministros de Defensa. Borrell cree que la experiencia y conocimiento de EE UU, Canadá y Noruega “contribuirá al proyecto y, por tanto, a mejorar la movilidad militar dentro y fuera de la UE”.

La apertura de un proyecto a EE UU, Canadá y Noruega podría, en teoría, facilitar la incorporación de esos países a otros proyectos de la Pesco. Pero la participación extracomunitaria se antoja mucho más polémica y complicada en el caso de desarrollo de capacidades armamentísticas, tanto por su carácter sensible para la seguridad como por la posible financiación europea.

La UE acaba de crear un fondo europeo de defensa dotado con 8.000 millones de euros para financiar proyectos militares desarrollados por al menos tres socios comunitarios. Esa financiación puede contribuir a las iniciativas de Pesco. Y aunque el reglamento del fondo no descarta la participación de empresas de países terceros, sí que fija unas condiciones muy estrictas para restringir al máximo esa posibilidad.

En el caso de la movilidad militar, en cambio, Borrell ha recordado que la necesidad de mejorarla en el Viejo Continente “es un área de prioridad y de interés común en nuestras relaciones transatlánticas”. Aparte de la adaptación de las infraestructuras, la UE también impulsa desde hace dos años una armonización de los procedimientos administrativos o aduaneros que deben cumplimentarse para el traslado transfronterizo de material militar. La UE y la OTAN coinciden en que tanto las carencias en infraestructuras como las barreras administrativas complican en estos momentos la celebración de maniobras militares en el territorio comunitario.

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